el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 19 de junio de 2015

19/ 06: EL HOMBRE CUCARACHA

La historieta argentina actual sigue sorprendiendo con cosas que a uno le llaman la atención por lo raro. Este vez me encuentro con una obra de Nahuel Amaya (a quien ya vimos en varias antologías) que resulta ser una novela gráfica bien aventurera… narrada en 82 tiras cómicas. Parece un disparate, pero es así. La saga de El Hombre Cucaracha consiste de 82 tiras que proponen (o al menos ensayan) un remate humorístico. Es una saga de ciencia-ficción, terror, machaca y un toquecito de sexo, armada con tiras cómicas, algo muy difícil de hacer y que no es frecuente en el medio.
El dibujo de Amaya no encuentra espacio para el lucimiento porque claro, en cada tira tiene que hacer avanzar la trama y rematar con algo similar a un chiste. Entonces mete muchas viñetas por tira y el dibujo queda un poco relegado, sin lugar para descollar. Donde sí se aprecia un trabajo muy notable por parte del autor es en la planificación, en el armado de estas tiras, sobre todo en la construcción de un ritmo. Acá hay hallazgos grossos, porque en un espacio muy acotado, Amaya mete elementos de trama aventurera de “palo-y-palo” y lo ensambla muy bien con el timing de comedia fundamental para que funcionen los chistes. Las pausas están muy bien puestas y la acción no decae a pesar de que cada cuatro, cinco o seis viñetas se viene el remate humorístico.
El humor de El Hombre Cucaracha es bastante básico y se sostiene en una fórmula sumamente efectista: Amaya logra disfrazar de chistes a escenas muy truculentas, muy jugadas al gore, en las que vemos disparos a la cabeza, decapitaciones, piñas y gente que explota en mil pedazos. Y también juega con lo escatológico, con chistes de pedos y vómitos, de los que no son tan frecuentes en las sagas de robots, alienígenas, mutantes y villanos nazis homosexuales.
Lo mejor que tiene el guión es que (como en las buenas aventuras de Cazador) Amaya logra que uno empatice con un tarado mental, un ganso al que sólo le interesa comer, tomar cerveza, garchar y jugar a la Play, y que sólo conoce la violencia como método para solucionar problemas. Dentro de esos lineamientos de “humor cabeza” hay algunos condimentos más elaborados, como los chistes y las referencias geeks, la construcción del villano (cuyo origen y motivaciones están muy bien explorados) y esa secuencia en la que Amaya cambia su grafismo para parodiar los clásicos vitreaux de las iglesias y apuesta por una fina sátira religiosa. Al personaje de Susy le falta bastante desarrollo y peso en la trama, pero bueno, es lo que hay…
El librito es muy lindo, el color está muy bien, la decisión de que el título no aparezca en la portada es arriesgada pero garpa… Así que no está nada mal. Para pasar el rato y reirse un poco de bizarreadas y guarangadas, eh? No creas que es la obra maestra que te va a cambiar la vida. Y por otro lado, sirve para estudiar el tema de cómo construir un relato bien aventurero en base a tiras cómicas. Eso funciona asombrosamente bien en el librito y creo que funcionaría igual de bien si uno leyera estas tiras de a una por día a lo largo de 82 días. Como decía, no es algo fácil ni frecuente, y es lo que convierte a El Hombre Cucaracha en una sorpresa digna de ser leída con atención, más allá de las escasas pretensiones de su guión.

3 comentarios:

Iñaki Aragón dijo...

Andrés!

El libro es de Nahuel Amaya.

Te aviso antes de que vuelen palos! :P

Andres Accorsi dijo...

Ya lo corregí.
Perdón, estoy muy medicado, más boludo que de costumbre :P

El Ermitaño Amaya dijo...

Leí un "Hurón" metido por ahí, cómo pegan las pastillas jaj! Gracias Andrés por tomarte el tiempo de leer y reseñar. Gracias Iñaki siempre presente! Abrazos!