el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 13 de diciembre de 2013

13/ 12: PUERTAS DEL EDEN

En realidad esto es el Vol.2 de Edén, la extraña historieta de Kioskerman con la que me topé allá por los albores del blog, un lejanísimo 22/01/10. Recomiendo releer esa reseña.
¿Dije “extraña”? Mejor poné “alienígena”. Edén es una de las historietas más inexpugnables que encontré en mi hondo bucear por los océanos de viñetas. No hay aventuras, no hay conflictos, las tiras no se construyen en base a un build-up hacia un remate humorístico, no hay una continuidad, hay un elenco de personajes rotativos de los cuales no sabemos prácticamente nada... sin dudas, esta tira no se parece a ninguna otra.
Como ya dije la vez pasada, el tema central de Edén son los sentimientos: el amor, la soledad, la nostalgia, los afectos, los pequeños placeres, la fascinación, la introspección… En esta tanda de tiras, aparece un leiv motif que es el amor de pareja y su fruto: un hijo en camino. Sospecho que esto tendrá que ver con situaciones que Kioskerman experimentó en su vida real, pero la verdad, no podría afirmarlo. Casi todas las tiras se basan en un par de frases con bastante vuelo lírico, brevísimos poemas (a veces con rimas), o haikus, a los que los dibujos de Kioskerman acompañan con imágenes que no siempre remiten a lo que pasa por los bloques de texto. A veces los textos no tienen mayor sentido, son frases entre naïf y surrealistas, otras veces son reflexiones u observaciones agudas, precisas, otras veces son frases cursis que parecen sacadas de un tarjeta de felicitación (falta el “Feliz Día, Te Quiero Mucho”), y en algunas tiras (pocas) Kioskerman prescinde completamente de los textos y –ahí sí- cuenta pequeñas historias ambientadas en este mundo idílico y ensimismado.
Lo más raro de todo es que las intenciones de Kioskerman se parecen poquísimo a las de los otros autores de comics y sin embargo este marciano se esfuerza por dominar cada vez mejor los mecanismos narrativos típicos del comic tradicional. En Edén vemos los recursos que habitualmente se utilizan para contar historias humorísticas o dramáticas, pero aplicados a no-historias, que no son ni humorísticas ni dramáticas.
Al dibujo se lo ve mejor que en el tomo anterior, más limpito, ya alejado de aquellos escarceos con la estética de Joann Sfar y más apegado a los clásicos que reformularon unos cuantos códigos de la tira diaria allá por los ´50 ( Charles Schulz, Otto Slogow) y a varios autores del palo indie americano, en su vertiente bajonero-reflexiva (Sammy Harkman, Robert Sergel... esa onda). El color, una vez más tiene mucho protagonismo y está aplicado con criterio y precisión. Me encantaría ver cómo se desenvuelve Kioskerman en otro tipo de historietas, en lo posible escritas por alguien que no sea él.
Esta historieta rara (aunque nunca críptica) se publicó bastante en otros países (Brasil, España, Francia, Canadá), supongo que porque a los editores más vanguardistas, más audaces, les habrá llamado la atención el trabajo de este autor que inventó una fórmula definitivamente novedosa. Genial, no creo. Pero sí muy honesta, muy genuina y sobre todo muy original. Si cada tanto te gusta escuchar voces que dicen cosas distintas en un tono distinto, a años luz del “más de lo mismo”, o si buscás un comic que le pueda llegar a interesar a una minita que habitualmente huye del comic como si transmitiera enfermedades venéreas, no está mal darle una oportunidad a los libros de Kioskerman. “Fui a las puertas del Edén y encontré todo muy bien”, cantaban los Abuelos de la Nada. Por ahí habían leído este librito...

2 comentarios:

Waltz dijo...

Admiro profundamente el trabajo de este tipo. Es un adelantado al cual no hay que imitarlo pero si conocerlo a fondo para dejarse influenciar un poquito y comprender que los límites temáticos de las tiras se han expandido.

Anónimo dijo...

que raro que no lo hayas tildado de "artista quintaesencial"...no distribuis libros de Sudamericana no?