el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 30 de diciembre de 2013

30/ 12: SWEET TOOTH Vol.5

No podía dejar que se terminara el año sin retomar esta serie, a la que tenía abandonada desde un ya lejano 25/08/12. Injusticia asboluta, porque (como todos los lectores de Sweet Tooth, creo) venía muy cebado con las intrigas y los cliffhangers malignos que nos había dejado Jeff Lemire en el tomo anterior.
Ya muy cerca del final (el próximo TPB es el último), Lemire dedica tres de los siete episodios de este tomo a contarnos una historia ambientada en el extremo norte de Norteamérica en 1911. Es una historia tensa, violenta, muy jodida... y además nos muestra cómo y por qué nace en ese momento un bebito con osamenta de ciervo, destinado además a transmitir una plaga que puede acabar con la humanidad toda. En ningún momento Lemire nos aclara que esto mismo sucedió casi 100 años después, cuando nació Gus. Pero la data está, los antecedentes ya existen. El canadiense le pone toda el alma a esta historia, como para que uno se enganche con personajes que no son los de siempre, y en vez de dibujarla él, se la sirve en bandeja a su amigo Matt Kindt. Y Kindt la dibuja así nomás, a los santos pedos, con un cuidado milimétrico en la narrativa y un “me chupa un huevo” absoluto en el dibujo y el color. La verdad que yo no esperaba una performance desbordante de elegancia y virtuosismo, como tampoco esperaba este dibujo tan básico, tan crudo, tan al filo del mamarracho.
Tan personal, tan visceral y tan al límite es lo de Kindt, que cuando das vuelta la página y arranca el arco dibujado por Lemire, parece que estuvieras leyendo un comic de... Phil Jimenez, o Mike Kaluta. Digo, en el contraste. No es que Lemire haya empezado de golpe a dibujar careta, respetando la anatomía clásica y demás. El canadiense se mantiene firme en su estilo despojado, a veces rústico, sumamente expresivo, en ese registro en el que rápidamente el dibujo pasa a un segundo plano para darle todo el protagonismo a la narrativa, que es perfecta. Lemire es un maestro a la hora de manipularnos mediante el armado de las secuencias. Logra ponernos nerviosos, hacernos sufrir, relajarnos, maravillarnos, esperanzarnos, shockearnos... Nos lleva y nos trae como a unos muñecos de trapo, fáciles de zangolotear.
El guión tiene su infaltable cuota de giros impredecibles, de momentos tremendos, de revelaciones impactantes y sobre todo de una constante sensación de peligro, que rara vez decae. Esta vez se desactiva el juego de la road movie: todo sucede en un radio de pocos kilómetros, siempre en torno al bunker al que accedieron los protagonistas en el tomo anterior. Y aún así, casi sin moverse de esa base, Lemire se las ingenia para –una vez más- sumar personajes interesantes y descartar a otros, que garpan más muertos que vivos. Lo único que no me cierra mucho es que en muy poco tiempo (van apenas 32 episodios) Gus pasó de nene a muchacho. Al principio, Lemire lo dibujaba como a un nene de 9 ó 10 años y ahora parece tener 13 ó 14. Me gustaba más cuando era más borreguito (diría un cura pedófilo).
Y así como Jeff Lemire no quiso estirar más de la cuenta esta obra maestra y decidió terminarla en el n° 40, yo elijo no estirar al pedo esta reseña. Lo más importante ya está dicho: Sweet Tooth avanza hacia su último tomo a un ritmo trepidante, sin desviarse nunca de ese rumbo inicial, marcado por la aventura al palo, la violencia, la mala leche y la forma siempre sorprendente de hilvanar las historias de un elenco de personajes complejo, variado y de enorme profundidad. Dentro de unos meses, llegará la hora de comprobar si el final está al nivel de las glorias acumuladas hasta el momento por esta gran serie.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lemire es un grosso! A propósito de esa subjetividad... Leíste "The butler did it" en las nuevas Legend of the Dark Knight? Si no es así, no lo dejes pasar; es una obra maestra que cumple en todos los puntos, incluso en la brevedad que exigía Borges. Felicidades.
Wilgenhoff

Andres Accorsi dijo...

No, nunca me enganché con las nuevas Legends of the Dark Knight...

Andrés G. dijo...

Llegue tarde, increíble tomo como de costumbre con Lemire y lo de Kindt no es de dibujar a los pedos, es su estilo.

Le estoy leyendo Mind MGMT que la está sacando desde el 2012 en Dark Horse y es un estilo muy parecido, no me parece malo sino diferente.