A pedido de los lectores, hice trampa y me bajé en Diciembre este libro que un amigo (e ídolo, pero no lo voy a nombrar para que no digan que canchereo) me regaló a fines de Septiembre.
Tenían razón los que decían que el final era inolvidable y también los que decían que el final era triste y a la vez conmovedor. Yo agrego que es muy impredecible, que como mucho, en rapto de genialidad preclara, podés llegar a deducir cómo explica Brian K. Vaughan el genericidio. Pero no el final posta, lo que sucede en los tres o cuatro últimos episodios cuando todos los personajes principales confluyen en París. Y ni hablar de ese epílogo ambientado 60 años en el futuro, que te deja helado, porque no lo ves venir ni en pedo.
Lo único que no me cerró es el rol de Alter, la jefa de la milicia israelí, a la que Vaughan hace jugar durante un largo trecho de villana principal de la serie. La mina es una máquina de hacer turradas, se encarga de boletear a dos personajes importantísimos en la trama, tortura a otros tantos... y finalmente, cuando pierde, pierde de un modo medio ridículo y desaparece, sin pedir revancha, sin patalear. Muy loco. En realidad, si vamos a fondo, esta serie tiene un planteo tan extremo, tan zarpado, que no necesitaba un villano grosso. A lo largo de los 60 episodios, nunca faltaron las peripecias ni los peligros para que Yorick, su monito y sus aliadas tuvieran que transpirar a full la camiseta, y por ahí alcanzaba con eso, no hacía falta UNA conchuda sacada y perversa, dispuesta a llegar a las últimas consecuencias... y menos si se iba a ir al mazo con sólo perder el primer mano a mano contra Yorick.
Lo bueno es que a nuestro héroe las victorias le salen caras y así es como al final gana la melancolía, en esas tres páginas finales (antes del epílogo en el futuro, claro) casi sin textos pero pletóricas de emoción. Y este último tramito, el que nos lleva a conocer a un Yorick ya octogenario, está lleno de momentos perfectos, secuencias en las que Vaughan cierra un montón de cosas que quedaron abiertas, plots importantes, puntitas menores, un poco de todo, y todo con mucha precisión, con el inmejorable equilibrio entre drama y comedia que vimos en toda la serie. El final-final, lo que pasa en las últimas cuatro páginas, también está muy jugado a lo emotivo, e incluso a un cierto vuelo poético que se contrapone (en una de esas, incluso se burla) del tono serio, casi científico, que prevalece en todo este tomo.
Esta vez, sobre 12 episodios, tenemos sólo dos dibujados por el maestro croata Goran Sudzuka, el suplente de lujo que tenía Y: The Last Man. Una verdadera pena, porque obviamente en esas páginas están los mejores dibujos del tomo. En todo el resto tenemos a la titular Pia Guerra, que ya no da tanta pena como en los primeros tomos y por momentos me logró conformar. Sus mejores viñetas son primeros planos, en los que logra reproducir algunas cositas de capos como David Lapham, o el recordado Eduardo Barreto, aunque la mayoría de las veces no hay magia que alcance para que nos olvidemos de que Guerra es de la B, y –creo- lo va a ser siempre. Me imagino TODA la serie dibujada por Sudzuka y me derrito (nah, en realidad me derrito porque hace como 35 grados).
Entre 2002 y 2008, Y: The Last Man conquistó muchos premios prestigiosos y una horda de fans (de ambos géneros) que aún hoy la reivindican como una serie fundamental, definitiva, sin nada que envidiarle a Sandman o The Invisibles. Y está muy bien. YTLM le aportó a Vertigo varias cosas que no tenía: ciencia-ficción blanda y distópica, un cierto clima de comedia costumbrista, elementos de la road movie, y además muchas cosas de las que sí eran habituales en los comics de este sello como la acción y la aventura para adultos, con niveles elevados de sexo y violencia, y sobre todo con un cuidado impresionante en los diálogos, un rubro en el que Vaughan saca mucha ventaja. Lo más probable es que Y: The Last Man se siga reeditando en uno y mil formatos hasta el fin de los tiempos, con lo cual sobrarán las oportunidades para engancharse y disfrutarla. Lo importante es que no la dejes pasar, porque de verdad es muy grossa.
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5 comentarios:
Genial como siempre!. La semana pasada oferte por mercadolibre y retire en un barrio re picante la comiqueando numero 32 (nueva,embolsada y hasta con las dos hojitas sueltas de un fanzine cordobes)La agotada numero 32!!!. Felices fiestas Andres, un abraso grande maestro.Juan F.
Che, me alegra esta reseña, qué feliz que me hizo Y The Last Man. Sin duda, tiene poco o nada que envidiarle a joyas como Sandman. Entretenida y profunda.
Feliz navidad, Andrés, gracias por el blog
Lucas
Despues de Y the last man leí preacher y la verdad que me pareció mejor Y, me conecté más emocionalmente con la historia, especialmente en el cierre... es alucinante. tengo pendiente sandman...
Tengo que confesar que la ultima escena con el monito me hizo caer una lagrima.
Una de mis series favoritas lejos... el final del número 58 me impactó como ningún otro cómic hasta ese momento, fue terrible e impredecible
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