Esta es la antología española que, en la segunda mitad de los ´90, intentó mantener a flote la historieta de autor, para la cual -de pronto- quedaban pocos espacios en las grandes editoriales de la península. Nosotros Somos los Muertos tuvo una impronta similar a la de El Lápiz Japonés, pero mucho más centrada en la historieta, sin delirar por el lado de la ilustración, el diseño y los artículos periodísticos. Fue vidriera para grandes autores extranjeros poco conocidos en España, fue refugio para grandes autores que ya no tenían cabida en El Víbora o en las revistas de Norma, y fue un espacio de reconocimiento, de prestigio, para autores jóvenes que estaban haciendo las cosas bien en su militancia underground. Veamos qué ofrecía este tomo doble, editado a mediados de 2000.
El maestro Martí impacta con una historia escabrosa, en la que la bajada de línea se afana el protagonismo y los dibujos acompañan a la perfección. Son seis paginitas, nomás, pero pegan fuerte. El alemán Max Andersson, en cambio, tiene 15 páginas (que parecen más, porque todas tienen más de 10 viñetas) para desarrollar la bizarra historia de Morti, con sacudones imprevisibles, humor negro y un manejo alucinante del claroscuro.
La de José Luis Ágreda está tan bien dibujada que poco importa la banalidad del argumento, un chiste largo apenas ingenioso. El dibujo, una verdadera maravilla de la línea clara. Con una estética radicalmente contraria a la línea clara, Aleksandar Zograf se juega a bajar línea con una historia triste que al final... resulta ser un sueño. Descalificado.
Alex Fito la rompe (como siempre) en una historieta sin textos, que por ahí se veía mejor a color, pero igual está muy bien. David B aporta una historia bastante extensa (30 páginas), muy bien dibujada. El guión no lo leí, porque tengo esa historia en un libro de historia cortas del ídolo, que voy a leer dentro de no muchas semanas.
Javier Olivares (lo vimos hace poco, con su adaptación de Jeckyll & Hyde) manda cuatro paginitas con unos dibujos gloriosos y un guión que no va a ningún lado. Las alemanas Katrin De Vries y Anke Feuchtenberger me aburrieron con una historieta pretenciosa, con un dibujo raro (no malo) y cero narrativa. Tamayo, otro impresentable, cuyas dos páginas no sirven ni para envolver las papas.
Por primera vez en la historia de esta antología, nos encontramos con una historieta a todo color, las 13 páginas de Spore, a cargo de otro alemán, el sorprendente y exquisito Hendrik Dorgathen (el de Space Dog). El dibujo es fastuoso y el guión al principio se pasa de críptico y con el correr de las viñetas cobra un sentido grosso e impactante. Lo del maestro Max, cortito e intrascendente, y siempre maravillosamente dibujado.
Laura (vimos una obra suya allá por el 10/04/10) copia fotos de una revista porno para contar una no-historia hot pero hueca. El gran Manel Fontdevila la rompe en un muy lindo unitario de seis páginas. Nuestro Sergio Langer aporta dibujos sueltos, sin chistes ni relatos. Lo mejor del tomo llega cuando Carlos Portela y Kohell nos cuentan la cautivante F-356, una historia perfecta, 12 páginas inolvidables. Y al toque vienen 6 páginas de un unitario de Pau, que también está muy bien.
Otro para tirar abajo de un bondi es El Persa (que adapta de modo frutihortícola un cuento de Borges). La de Pere Joan está bien, pero se podría haber contado lo mismo en mucho menos de 18 páginas. Y las 6 paginitas de David Mazzucchelli entran en el grupo de “excelentes dibujos con guiones chotos o intrascendentes”.
Entre las historietas largas, tenemos historietas de una sóla página en clave de humor firmadas por Darío Adanti y Miguel B. Núñez, dos grossos, cada uno en su estilo. Y después, textos, alguna ilustración y dibujitos perdidos, que no aportan demasiado.
El balance es positivo, sobre todo si pensamos qué otras cosas había en 2000 en las bateas de las comiquerías españolas. NSLM es un producto típico de ese período de transición, en el que el comic abandona los kioscos para refugiarse en las librerías e integrarse cada vez más al circuito de la literatura. Y hoy que está tan de moda la “novela gráfica” (la historieta larga, bah), no está mal encontrarse con grandes autores pelando historietas breves, sobre todo cuando hay cinco o seis realmente excelentes.
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3 comentarios:
Maravillosa publicacion. Ojala siguiera existiendo y ojala fuera mas facil encontrar los numeros publicados.
Saludos.
esa portada, ese sombreado de la cara, puta hay gente tan descarada para intentar copiar a Charles Burns... pero no te das cuenta, para tí son luminarias del noveno arte, autores quintaescenciales... andá cométela doblada Accorsi boludo... qué reseña se viene mañana, alguna pelotudez genérica de Marvel seguro que presentarás también como otra ''joya quintaescencial'', como ''genialidad indiscutible de lectura obligatoria''... jajajaja.
NO TIENES CRITERIO BOLUDO, mucho lees pero no te entra nada
Coincido con Rompe Ortos en que la portada no es muy original, si se intenta rotular el producto como "Cómic de autor". Y además, si están en Europa, podían poner a Vuillemin, que es como Lánger, pero de a de veras, ja ja.
Por otro lado, el nickname de "Rompe Ortos", ¿no es acaso descarado y pretencioso? A mí no me consta que las cosas sean así, porque "dime de qué presumes y te diré de qué careces". A mí una vez me cargaron y me decían "Garúa". (Jode, jode, pero no moja)
:(
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