Ah, bueno, ahora sí. De un modo totalmente impredecible, el maestro Bill Willingham le pone fin a la saga de Mister Dark que amagaba con terminar en el n° 100 y se terminó por extender algunos episodios más. De pronto, lo que no se resolvió en cuatro TPBs se resuelve en… ocho páginas y uno se queda atónito, estupefacto, más idiota que de costumbre. Es una resolución lógica, válida, verosímil. Lo que no se entiende es cuál era la necesidad de demorarla tanto.
Pero vamos a lo primero: el TPB arranca con un unitario en el que Willingham retoma a Bufkin, uno de los pocos miembros del elenco que permanecía en las ruinas de Fabletown, y lo lanza hacia una nueva aventura, que supongo retomará en unitarios posteriores. Y sigamos con lo último: el TPB cierra con otro unitario, esta vez pensado para retomar una punta que había quedado abierta hace muchos, muchos tomos, que es la que tiene que ver con la Bella Durmiente y aquella vez en la que durmió a cerca de un millón de personas en la ciudad que alguna vez fuera capital del Imperio. La historia que Willingham quería contar con este personaje ya la vimos (en el primer TPB de Fairest, reseñado el 12/09/14) pero para hacerla viable había que retomar a la Bella Durmiente desde donde la había dejado la última vez. Los dos unitarios son, entonces, prólogos a otra cosa, mecanismos para reactivar tramas semi-desactivadas. Lujos, en una palabra, que te podés dar cuando tenés una serie ilimitada, con un elenco numerosísimo y una hinchada fiel, que no te putea si cada tanto te desvías de la trama central para explorar historias marginales.
En el medio entre los dos unitarios, tenemos los cuatro episodios de Super Team, el arco argumental en el que veremos la caída final de Mister Dark y el sacrificio de… alguien a quien no voy a nombrar para no spoilear. Eso –ya quedó claro- se resuelve en ocho páginas. El resto, el guionista las dedica a avanzar con las sub-tramas que giran en torno al elenco protagónico (ahora acovachado en Haven) y hay una que podría haber sido un chiste, una boludez anecdótica pero -al mejor estilo South Park- se va de control y termina por comerse el grueso de estas 80 páginas: Pinocchio, hardcore fan de los comics de superhéroes, decide armar un grupito tipo X-Men para combatir a Mister Dark. Convoca a los personajes más poderosos, les pone nombres de superhéroes, les consigue trajes estridentes, y cuando la cosa prende y nadie se quiere quedar afuera del grupo, termina por armar un casting tipo PopStars, a ver quiénes quedan como integrantes de estos F-Men.
Por supuesto, el combate entre los super-Fables y el villano no se produce nunca y todo queda en una gran farsa, una fantochada que Willingham aprovecha para reirse un poco de las convenciones, de los clichés que definen (y a veces lastran) al género superheroico. Se podría haber liquidado en 10, 12 páginas, y terminó por ser el principal artificio para rellenar todas las páginas que no se centran en el duelo final entre Mister Dark y… el personaje que muere para derrotarlo.
Como ya vimos en estos más de 100 episodios, Willingham no suele dejar cabos sueltos, con lo cual seguramente los próximos tomos indagarán minuciosamente en las consecuencias de estas muertes y retomarán a los personajes que quedaron en situaciones medio volátiles, como la enfermera Spratt. El truco de desactivar tramas y personajes sólo por un tiempito le sale muy bien al guionista y, cuando no escasean las ideas, cada cabo aparentemente suelto puede convertirse más adelante en un gran arco argumental.
No me quiero reiterar en los elogios para con el dibujo de Mark Buckingham, que una vez más demuestra lo clara que la tiene. En la rosca y en la machaca, en la sátira y en la tragedia, el inglés pela siempre y sube el listón saga a saga. Para la historia de Bufkin, contamos con la ilustre visita de Eric Shanower (el autor yanki que más y mejor exploró el mundo de Oz) y en el de la Bella Durmiente (que, pobrecita, es la protagonista, pero no dice una palabra) lo tenemos a Terry Moore, el autor de Strangers in Paradise, con un trabajo muy sobrio, muy correcto. Uno lo asocia de inmediato con el blanco y negro, pero acá se complementa muy bien con la paleta de Lee Loughridge.
¿Y ahora que ya sé cómo termina lo de Mister Dark, qué hago? ¿Sigo avanzando con los dos TPBs de Fables que me quedan sin leer, o cuelgo y sigo con otra cosa? Acepto sugerencias.
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2 comentarios:
No es historieta, pero les va a interesar: Planeta acaba de publicar MÁS ALLÁ DE GELO, una recopilación de cuentos de Oesterheld.
Por fin me logré enganchar con una de vertigo: y the last man. Recuerdo que vos criticabas bastante a la dibujante, pero la verdad que sin ser una maravilla me parece mucho mejor que el plomazo que juancarlosflickereaba ex machina o que el despelote narrativo que hacia con las viñetas darrick robertson. aparte el guion es muy atrapante, me bajé de un saque los primeros 5 capitulos
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