Como hace dos domingos, hoy me importa muy poco todo lo que no tenga que ver con el partido de Racing. Pero bueno, vamos a hacer de cuenta que esto no es así, y a reseñar con el mayor decoro posible el librito que empecé ayer y terminé hace un rato.
Como lo prometido es deuda, vuelvo a meterme con este clásico de la historieta chilena, a través del material recuperado por el sello Unlimited para esta serie de libritos coleccionables aparecidos hace unos años. Este Vol.8 me sorprendió un par de veces, así que vamos a explorarlo.
En primer lugar, aparece la que pareciera ser la más antigua de las tres historietas del libro: Requiem para el Doctor Mortis, escrita por Juan Marino (creador del personaje) y dibujada por Máximo Carvajal. Esta es una historia importante, canónica, porque nos cuenta cómo finalmente un grupo de científicos y el padre Libby logran sacarse de encima de manera definitiva al siniestro Doctor Mortis. Contra todos los pronósticos, acá el diabólico protagonista pierde la partida y se esfuma de la faz de la Tierra. De hecho, cuando vuelva en las secuelas que vimos el año pasado (In Absentia, Eterno Retorno e In Nomine) volverá de donde lo mandan en esta historia. Hay que decir que el guión de Marino tarda en arrancar: da muchas vueltas, pierde tiempo en protocolos y chamuyos innecesarios hasta que finalmente todo pasa en las últimas 5 páginas; y pasa de tal modo que vuelve totalmente irrelevante a lo que pasó en las 18 anteriores. Carvajal, por su parte, está considerado uno de los grandes maestros del comic chileno de aventuras, y sin embargo su estilo me resulta soso, derivativo, sin rasgos originales y por momentos incluso un poco torpe. Acá, además de esa falta de rasgos de estilo, sufrimos decisiones muy cuestionables en el armado de la página, en la organización espacial de las viñetas, los globos y los bloques de texto, que a veces nos confunden y no se entiende cuál es el orden en el que hay que leerlos.
La segunda es una historia corta, de 13 páginas, en las que la guionista Eva Martinic nos cuenta una típica historia de misterio y suspenso, con una bruja, una maldición gitana y una serie de tragedias que se ciernen sobre un avechucho que se quiso pasar de listo. No es un planteo muy original, pero es sólido y está bien contado. Lo más loco es que no tiene absolutamente nada que ver con el Dr. Mortis. Podría haber aparecido en esta revista como en la House of Mystery de DC, o en la Shock SuspenseStories de la E.C.. El dibujo está a cargo de Manuel Cárdenas, otro dibujante de estilo clásico sin rasgos distintivos, muy en la línea de lo que se veía a mediados de los ´70 en las revistas de Columba. Veo un par de dibujos copiados de viñetas de Ricardo Villagrán, y hasta un dibujo repetido, que por suerte es un primer plano bastante bien logrado de la protagonista femenina.
Y terminamos con La Calle de la Morgue, otro guión de Eva Martinic, esta vez desarrollado en 28 páginas que se hacen eternas. La historia (un refrito del famoso cuento de Edgar Allan Poe) está estiradísima, repleta de textos y hasta de personajes que no aportan nada. Pero también tiene una sorpresa: aparece un personaje que tenía todos los números para ser el Dr. Mortis encubierto, y sin embargo no sólo jamás llega la revelación de que este tipo en realidad es Mortis, sino que ni siquiera juega para el bando de los malos! ¿Cuál es el contacto entre esta historia y la saga del demoníaco doctor? Ninguno. Ah, y también hay un personaje llamado “Doctor Morgue”, igual que el de aquel breve clásico de 1959 de Oesterheld y Breccia. El dibujo es obra de Manuel Ahumada, sin dudas el más flojo de los tres dibujantes de este tomo, que no comete errores en la narrativa porque no arriesga nunca. En la biografía que nos ofrece el librito dice que Ahumada se dedicó a pintar cuadros al óleo de paisajes de Quillota, su cuidad natal. Y lo bien que hizo. Como historietista no era desastroso, pero no tenía mucho para aportar.
En fin, un tomo del Dr. Mortis con muy poco Dr. Mortis, supongo que porque se suponía que el Vol.8 iba a ser el último y después, a raíz del éxito de la colección, se decidió publicar algunos tomos más. En ese caso, era coherente cerrar con la crucial Requiem para el Doctor Mortis, y complementar con historias en las que no reapareciera el personaje. Me queda para leer un tomito más, quizás antes de fin de año.
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