Otra vez la ciudad de Rosario se convierte en cuna de un antología con autores nuevos, o sin mucha trayectoria en los medios de alcance nacional, y con historietas centradas en los géneros más clásicos. La principal diferencia entre Quimera y la ya consagrada Términus es que esta nueva publicación apuesta por historietas más extensas. En 64 páginas tenemos sólo cinco historietas y eso permite que cada una tenga más espacio para desarrollarse. Veamos cómo lo aprovecha cada uno de los autores que participan de la antología.
Abre el juego José Ballester, con una historia extraña, inquietante, que no sé si termina ahí o si es el primer episodio de una serie pensada a largo plazo. La trama da pie a varias secuencias de alto impacto, pero este se diluye un poco porque la faz gráfica no está demasiado cuidada. Ballester tiene un estilo basado en el trazo fiinito del plumín, y por momentos la historieta se ve desprolija, parece de un fanzine. Y te digo más, de un fanzine de los ´80, cuando estaba de moda copiar las rayitas y las tramitas de Moebius y Enki Bilal.
La segunda historieta, en cambio, nos muestra a Bruno Deambroggi en un trabajo increíble en términos de línea, de planificación de la página, de equilibrio entre blancos, negros y grises, con la espacialidad de las viñetas muy pensada y muy lograda, y con el desafío de contar una historia en 15 páginas sin textos. Ahí es donde derrapa: el guión no llega hacerse confuso, pero sí muy simple y –por ende- muy aburrido. Urgente un guionista para este muchacho, que no debe desperdiciar su amplio talento como dibujante en historias que no van a ningún lado.
Una Cena Celestial es la única historieta con guionista (César Libardi) y tiene sólo ocho páginas, dibujadas con bastantes altibajos por Nicolás Zuliani. Este dibujante trabaja bien el claroscuro, aplica bien los grises y arma bien la página. Su punto realmente alto son los primeros planos de los personajes, y cuando lo sacás de ahí, cuando tiene que narrar con planos largos, o con ángulos un poquito más complicados, muestra muchas limitaciones. La historieta es una comedia con visos sobrenaturales, muy efectiva, con los mejores diálogos de la revista y con personajes a los que espero volver a ver en el Vol.2.
La historieta más corta, con sólo siete páginas, es la que tiene los mejores dibujos, obra del Zorro Re, un autor con muchísimos años de militancia en el under y bastante trabajo publicado en el exterior. Acá hay un gran diseño de personajes, fondos trabajadísimos, la acción bien planificada y unas texturas logradas con grises realmente impactantes. Sospecho que es un trabajo realizado a color y luego pasado a blanco y negro y si es así: 1) quisiera verlo a color, aunque sea en un sitio web, porque debe ser aún más alucinante y b) no se sufre para nada el traspaso a grises. ¿El guión? Olvidate. Es cualquiera, una mera excusa para ver a estos guerreros antropomórficos en acción. Si traen un guionista para Deambroggi, tráiganle uno también al Zorro.
La última historia está a cargo de Mauro Bueno, que dibuja bastante bien hasta la última página donde –no sé por qué- se cae y comete errores muy básicos. Tampoco entiendo por qué le pareció interesante o gracioso que todos los textos (incluso los diálogos) estén en verso. La verdad, a mí me resultó incómodo y hasta torpe, porque la métrica de los versos suele estar mal.
Como complemento, una buena entrevista de Leandro Arteaga a Quique Alcatena, y that´s all, folks. Para ser un número uno de una propuesta nueva, no está mal, pero hay muchas cosas para mejorar. Lo primero y fundamental es romper la trampa del amiguismo: que publiquen los mejores artistas a los que tengan acceso, no los amigos, o los que ponen plata para pagarle a la imprenta. Esto se ve bien, el papel es excelente, está bien impreso, encuadernado con lomito… no desaprovechemos estos recursos publicando material mediocre sólo para satisfacer vanidades. Si subimos la apuesta en la presentación, subámosla también en la calidad del material que se publica. Y para eso son fundamentales los guionistas. Una historieta con guionista y cuatro escritas por los dibujantes es una proporción suicida, casi una garantía de que nos vamos a morfar un par de sapos por número. Hace poco salió el Vol.2 y la verdad es que no me fijé si sumaron guionistas, o autores más conocidos, o si retoman algunas de las historias de este Vol.1 que claramente daban para más. Ojalá con el correr de los números Quimera encuentre un rumbo que le permita combinar buena calidad en las historietas y buena repercusión en el público, que es algo indispensable para que un proyecto se sostenga y pueda crecer.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario