el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 2 de enero de 2015

02/ 01: MARADA THE SHE-WOLF

Vuelven las reseñas y arrancamos con un clásico ochentoso injustamente poco celebrado por las hordas de fans. Durante la primera mitad de los ´80, además de pasar a la historia por su trabajo con los X-Men, los New Mutants y demás pilares del por entonces muy compacto “universo mutante”, Chris Claremont escribió un montón de otras cosas, dentro y fuera del género superheroico. Y cuando se empezó a copar con aventuras de ambientación histórica con elementos fantásticos, encontró en John Bolton al socio ideal. Juntos realizaron la saga de Black Dragon (ambientada en el Medioevo) y la saga de Marada the She-Wolf, que tiene lugar en algún momento del Imperio Romano, entre el año 50 A.C. (ese que nos sabemos de memoria los fans de Astérix) y el año 50 D.C.. No quiero decir con esto que la saga de Marada abarque 100 años, sino que transcurre en años no muy precisos, dentro de ese margen. Esta es una historieta que primero se publicó “en fetas” en la revista Epic, y cuando se juntaron las páginas suficientes como para armar una “novela gráfica”, Marvel la republicó en ese formato, aunque lamentablemente quedaron afuera las aventuras en blanco y negro.
La verdad es que lo único que distingue a Marada de otras heroínas del género “espada y brujería” es la ambientación real, el hecho de que los personajes interactúen con un hecho de la Historia posta, que es el Imperio Romano. Todo lo demás, podría sucederle tranquilamente a Red Sonja, por ejemplo. Claremont mantiene esa “fachada” de la ambientación histórica, pero rápidamente se las ingenia para meter hechizos, demonios, criaturas bizarras, dimensiones místicas y demás elementos fantásticos que son los que en definitiva van a animar las tramas. A los tribunos, centuriones, legionarios y demás súbditos del César los vamos a ver poco y nada, en un rol más bien de decorado, sin mayor relevancia ni para los buenos ni para los malos.
Supongo que desde que nombré a Red Sonja te estás imaginando un comic re-cabeza, con el énfasis puesto en la machaca al estilo Conan y repleto de fan service, de tomas en las que una heroína con escasa vestimenta rebolea sus suculentas carnes de un lado al otro de la página. Bueno, nada que ver. Acá hay una cierta impronta de relato de Robert E. Howard y –para qué te lo voy a negar- hay alguna escenita medio zarpada que (en el contexto de principios de los ´80) alguna pija habrá parado. Pero nada de eso es lo principal. Claremont va en busca de una aventura fina, elegante, con bastante introspección y bastante énfasis en las relaciones, en los vínculos entre los personajes. Los hachazos, los flechazos y los espadazos no pueden faltar, pero no es por ahí por donde pasa la cosa.
La segunda aventura (desarrollada en las últimas 19 páginas del libro) agrega además un elemento interesante, que es la intriga palaciega. El argumento no es muy original, ni muy inspirado, pero los recursos del guionista para disfrazarlo de algo un poco más “gourmet” y menos pochoclero están muy bien. En la segunda aventura también se desenfatiza un poco el tema del misticismo, de los hechizos y conjuros que abundan en la primera parte, y todas las luchas son contra humanos normales, no contra criaturas demoníacas.
En los dos tramos del libro, se luce ampliamente el arte del maestro John Bolton. Incluso cuando Claremont lanza su clásico tsunami de bloques de texto, el británico se las rebusca para que sus imágenes no pierdan el protagonismo. Bolton se mata en las expresiones faciales (que no son precisamente su fuerte), en las escenas de acción, en la iluminación, en los fondos y sobre todo en darle plasticidad y dinamismo a los cuerpos, que no parezcan fotos ni estatuas, sino gente en movimiento. Y además de romperla en todo esto, demuestra que en los ´80 era uno de los verdaderos monstruos del color directo. Sin computadoras, con técnicas 100% clásicas, logra composiciones y climas que no tienen nada que envidiarle a los de los grandes maestros de la ilustración fantástica (obviamente con Frank Frazetta a la cabeza) y que además están puestos en función de la narrativa. Si te gusta Bolton (o el dibujo realista) esto te va a maravillar.
Esto es aventura clásica, bien old school, pero de gran nivel, de la mano de dos capos que estaban en un momento increíble. Y no, la novela gráfica de Marvel no trae TODO Marada, pero la nueva edición de Titan sí. Así que si eventualmente la veo a buen precio trataré de capturarla, para tener también las historias cortas en blanco y negro.

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