Hacía bastante que no comentábamos historieta brazuca, no? Bueno, vamos con esta especie de novela gráfica, a cargo de autores jóvenes a los que no conocía, pero que me gustó como para comprarla.
La estructura está buena: un pibito y un veterano curtido, que tiene mucha calle y mucha parla, recorren el barrio más oscuro, más denso de la ciudad. Y el veterano le cuenta al nene tres historias de terror que todas tienen que ver con una casa antigua y medio venida a menos y con una anciana, que en realidad es una bruja re-heavy y re-jodida.
Las secuencias del pibe y el viejo tienen un equipo creativo y cada una de las tres historias le abre en el juego a otros dibujantes. Pero lo más interesante es que las tres historias están vinculadas entre sí al estilo Sin City, es decir que los personajes se cruzan, el que es protagonista de una es secundario en la siguiente, y todo da la sensación de estar sucediendo al mismo tiempo. Lo cual le suma tensión y extrañeza a tres relatos en los que el principal atractivo es el clima, sombrío, opresivo, ominoso al borde de la asfixia.
Las secuencias de enlace están co-escritas por Carlos Lemos y Pedro Felicio, y dibujadas por Olavio Costa, un muy buen dibujante con un gran manejo de las expresiones faciales y un laburo increíble con las tramas mecánicas, que parecen estar vivas. Sus fondos son fotos mínimamente retocadas, pero en estas historias es importante que el barrio se vea muy real, por eso es válido el recurso. La primera historia combina una onda extraña, de suspenso, de misterio a desentrañar, con un final tremendamente violento, a todo gore. La escribe Carlos Lemos y la dibuja Alcinar Frazao, otro autor de estilo muy realista, muy pendiente de la foto, que levanta el puntaje con un muy buen manejo del claroscuro. No es nada que no hayamos visto 1000 veces en cualquier historieta de estilo realista, pero está bien.
La segunda historia es un thriller psicológico, menos violento que la anterior, pero también muy inquietante. El guión y el dibujo corren por cuenta de Dalts, un dibujante quizás menos correcto que Frazao, también muy realista y con una técnica muy atractiva para sombrear, basada en puntitos muy chiquitos, algo que los maestros Howard Chaykin y Eduardo Risso intentaron allá por los ´80 y después lo dejaron porque era mucho kilombo. Para mi gusto, Dalts está demasiado apegado a la referencia fotográfica, y si no es un Juan Carlos Flicker del montón es por esto que señalaba recién de los puntitos. Como él mismo se escribe el guión, se exige pocos cuadros por página para que se luzca a pleno el dibujo, y lo logra sin que se resienta la narrativa, lo cual está muy bien.
La tercera historia es la que tiene el guión más predecible y la única que está estirada para que dure 32 páginas. Está co-escrita por Dalts y Pedro Felicio y dibujada por F3D, otro autor de línea muy realista, muy pegadito a la foto, pero con mucha más elegancia que sus colegas. F3D es casi un Takehiko Inoue occidental, una bestia que no se guarda nada. Y como además maneja un montón de recursos narrativos, logra que la historia resulte atrapante e intensa aunque resulte obvio que daba para muchas menos páginas.
En fin, un lindo producto, una historieta bien de género sin más ambiciones que hacerte pasar un buen rato a fuerza de sustos, pesadillas y mitos urbanos que –para desgracia de los personajes- resultan demasiado reales y demasiado sangrientos. Si querés leer historias de terror bastante originales, con giros impredecibles, ambientación urbana bien dark y color latinoamericano, fijate si alguien que viaja al Coloso de Sudamérica (por vacaciones o negocios) se copa y te trae este libro.
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