Esta es una breve historieta de los ´90, la primera de unas cuantas que gestaron Carlos Trillo y Horacio Domingues en las páginas de la revista Genios. Y esta recopilación fue recientemente galardonada con el Premio ALIJA a la mejor historieta para chicos publicada en 2014, lo cual pone de manifiesto lo acertada que fue la decisión de recuperar este material y volverlo a poner en circulación, ahora en un nuevo formato.
Si estás muy curtido en la lectura de las obras de Trillo, muy inmerso en esa mezcla de imaginación y realismo, de moraleja e incorrección política que tenían las grandes obras del maestro, seguramente La Reina del Río te va a parecer muy livianita. No hay muertes, no hay violaciones, no hay políticos ni canas corruptos, prácticamente no vuela una sóla piña… es una historieta tranqui, limpita, pensada para un lector mucho más ingenuo, más tierno que el que se cebaba con atrocidades como Sick Bird o El Síndrome Guastavino. Y sin embargo hay una bajadita de línea que se cuela por ahí, cuando Trillo narra esos flashbacks centrados en las desventuras de Mehitabel Molton, la malograda madre de la protagonista. Ahí aparecen (ni enfatizados ni suavizados) los temas del racismo en los EEUU de mediados del siglo XX, y de la explotación criminal a los trabajadores por parte de patrones inescrupulosos, a los que sólo les importa la ganancia. Supongo que un chico de ocho o nueve años que lea esto no lo va a percibir como un elemento importante en la trama, pero Trillo lo puso igual, porque nunca subestimó a sus lectores y porque nunca escondió sus convicciones a la hora de escribir, para el público que fuera.
Con todas las salvedades hechas, La Reina del Río tiene varios méritos, principalmente la capacidad de armar una trama bastante compleja y resolverla más que satisfactoriamente en sólo 44 páginas. El costo a pagar no es barato, de todos modos: hay muchas páginas MUY saturadas de texto, en las que los globos que dibuja Domingues le disputan el protagonismo a los personajes, objetos, paisajes, etc. Diálogos dinámicos (en los que los personajes usan términos como “che”, “pibe” y “dar bolilla” en una aventura que transcurre en New Orleans alrededor de 1935-40), relatos en off monopolizados por el personaje de Abernathy, textos muy bien pensados para que esta trama compleja sea fácil de seguir… pero en cantidades muy zarpadas. Quizás con más páginas, se podía desarrollar la misma historia con el texto mejor dosificado. Menos mal que, como dije, los textos están buenos y el argumento está bien planteado y bien resuelto. Si no, tanta verborragia concentrada podría haber mandado a pique a la historia.
Y claro, obviamente en más páginas se podría haber desarrollado un poco más a los personajes secundarios, especialmente a Mungo y a Duncan, que arrancan con todo, perfilados para protagonizar la historia y terminan relegados a roles muy chiquitos a medida que se van sucediendo las revelaciones en torno a Reina, la verdadera protagonista. Pero había este espacio, nomás, y dentro de esos confines, Trillo logró desarrollar muy bien a dos personajes, estructurar una trama con varios momentos fuertes y matizar con una cierta cuota de humor una aventura a la que no le falta peligro ni intensidad.
El dibujo de Domingues está muy bien, muy sobrio, basado en una línea clara, con algunos negros plenos pero sin grises, ni texturas, ni ningún efecto de iluminación. Todo eso lo aporta desde el color… y no, no es ese color sutil de la portada, ni el de la ilustración de la carátula. Es un color más… industrial, si se quiere. Laburado, con matices, con cuidado por los climas, pero sin esa impronta pictórica que tan bien maneja Domingues cuando lo dejan. En una obra con tanto texto, uno le presta mucha más atención a las secuencias mudas, y la verdad es que ahí Domingues (como su amigo y socio, el inolvidable Carlos Meglia) demuestra una solvencia impresionante. Y claro, con menos texto, todo el trabajo de Domingues se luciría mucho más…
El balance de la lectura me dio muy positivo y hasta ahora la repercusión a nivel ventas fue muy buena, con lo cual espero que pronto aparezcan en esta colección más trabajos de los que hicieron Trillo y Domingues para Genios. Si no conocías a La Reina del Río, o la leiste hace mil años cuando eras chico, dale una posibilidad. Y si la podés compartir con un chico o chica que se esté iniciando en esto de leer comics, mucho mejor.
viernes, 15 de mayo de 2015
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