el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 27 de mayo de 2015

27/ 05: COMIX INTERNACIONAL/ ZONA 84: ESPECIAL CONCURSO

Otra vez me toca discutir con un jurado que distinguió a algunos trabajos entre muchos otros, con la diferencia de que esta vez es un jurado español, que deliberó y premió allá por 1986. Muy bizarro, pero bue…
En la sección de Comix Internacional, le dieron el primer premio a una historieta de José Girbent llamada El Empresario. Lo mejor que tiene es el mensaje, la bajada de línea. El dibujo es totalmente irregular, no se decide entre un estilo caricaturesco y uno de extremo realismo, si bien la técnica es buena en ambos casos. La narrativa es inexpugnable, con páginas atiborradas de decenas de viñetas microscópicas y el rotulado es un horror, que te saca las ganas de leer los textos.
El segundo puesto fue para una historia urbana de Gonzalo Goytisolo, con un guión un poquito predecible pero efectivo. Este chico manejaba muy bien varias técnicas, generaba muy buenos climas y fallaba apenas en la anatomía, un poco tosca. El rotulado, hiper-profesional, parece hecho por los típicos letristas de las revistas de Toutain.
Y después hay cinco menciones. Tres de las cinco historietas mencionadas son completamente olvidables. No se podrían haber publicado ni en la época más crota del Óxido de Fierro. Hay una que se llama Dies Irae, con un argumento y un dibujo exquisitos, obra de Santiago Ibáñez Lluch. ¿Por qué no mereció mejor suerte? Porque el autor se tiró a contar en cuatro páginas una historia que ameritaba por lo menos 45, y le quedó un adefesio repleto de bloques de texto. La otra historia es una comedia costumbrista burda, obvia, chabacana, dibujada de un modo sumamente precario por un chico que sabía hacer bien dos cosas: meter tramas mecánicas para agregar los grises y copiar las caras de los varones de las de Juan Giménez. Ese chico se llamaba Salvador Larroca y este fue su primer trabajo publicado.
Del lado de Zona 84, el ganador fue Enrique Jiménez Corominas, hoy consagrado en Francia y conocido simplemente como “Corominas”. Su guión es bastante ingenioso, su narrativa funciona muy bien y su técnica (tributaria de la de Bernie Wrightson y Andreas) está logradísima. Una historieta con nivel realmente profesional.
La que salió segunda, escrita y dibujada por Rafael Cordero, es un bodrio indescifrable, también con una técnica muy cuidada, pero con fallas groseras en la narrativa y un guión aburrido, denso al pedo. Las historietas que obtuvieron menciones son ocho, de las cuales cuatro no valen un mango: son clones flojos de Moebius o Richard Corben, tratando de imitar los rasgos superficiales de los maestros, pero sin captar la esencia de lo que hizo gigantes a esos capos. En las otras cuatro hay cosas para rescatar:
Cuentos de OVNIs, de Javier Erviti, está planteada en tono de joda y el dibujo funciona muy bien. Es una linda bizarreada. Chatarras, de Juan Antonio Balasch, es una historieta bien guarra, bien cutre, con un dibujo eficaz, un trazo original y un guión apenas jugado. Es un autor al que le podría haber ido bien en El Víbora. Otra historieta que sorprende por la técnica de dibujo es La Reliquia, de Néstor Rufino Sánchez, toda narrada sin palabras y con un raro pero efectivo enlace con el Guernica de Pablo Picasso. Y si no fuera por el rotulado tosco y precario, te diría que de las que no ganaron, la que más me gustó fue Soledad. Se trata de un guión redondito, fuerte, con un buen equilibrio entre machaca e introspección, muy bien dibujado… por Juanjo Guarnido. Sí, acá está el primer trabajo que le publicaron al hoy mega-consagrado dibujante de Blacksad.
Hay varias cosas muy locas para subrayar. Primero: sobre 17 artistas que daban sus primeros pasos en 1986, sólo tres son profesionales reconocidos 29 años después. Y se supone que estos eran los mejores, los que fueron seleccionados entre muchos más. Segundo: para 1986 ya era bastante obvio que el “boom del comic para adultos” que hacía posible que en España existieran revistas como Zona 84 y Comix Internacional, estaba llegando a su fin. Entonces, ¿para qué carajo organizar concursos de nuevos autores? En una industria que ya casi no podía sostener a los autores que se habían incorporado en los últimos 6-7-8 años… ¿servía para algo promocionar nuevos talentos a los que el mercado no iba a poder absorber?
En fin, este librito funciona como item arqueológico, para decir “tengo los primeros trabajos de Guarnido, Larroca y Corominas, de cuando eran re-amateurs y no los conocía ni su vieja”. Para leer buenas historietas, se me ocurren muchísimas opciones mejores.

2 comentarios:

Milo Garret dijo...

Che, y solo por curiosidad, ¿cómo llegaste a leer esto Andrés?

Andres Accorsi dijo...

Porque le pegué una mirada al índice y vi que había historietas de Guarnido, Larroca y Corominas. Eso me interesó como para ver qué onda el resto...