el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 17 de diciembre de 2011

17/ 12: OCEAN


No se le puede negar a Warren Ellis que tuvo una buena idea para esta saga. Una raza humanoide flota dentro de sarcófagos en el inmenso océano cubierto de hielo que es Europa, la luna de Júpiter. Están ahí hace mil millones de años luego de haber convertido en un cinturón de asteroides al planeta que estaba entre Júpiter y Marte, haber hecho inhabitable al planeta rojo y haber sembrado las semillas de la vida en el planeta Tierra. Estos seres no están muertos, sino en una profunda animación suspendida y se están por despertar. No sólo ellos: también sus armas, que son las que hicieron añicos a un planeta y dejaron al otro rojo y yermo. Mal y tarde, los terrícolas, que ya dominaron técnicas avanzadas de exploración y viajes interplanetarios, se avivan de esto y tienen que decidir qué hacer. No todos, claro. Toda la tensión y la responsabilidad recae en un grupito de cinco personas, lideradas por Nathan Kane, un Inspector de Armas de las Naciones Unidas, muy parecido a la Brujita Verón. La respuesta al dilema que pela Ellis es totalmente impredecible y cierra por todos lados.
Hasta ahí, todo bien. El tema es que con eso no llenamos ni a palos 160 páginas. Ahí al guionista se le ocurre agregar un conflicto dentro del conflicto. Además de la base de exploración de Europa en la que trabajan “los buenos”, hay dando vueltas una base de una mega-corporación terrestre, con tecnología aún más avanzada, y con planes un poco menos altruistas que los de las Naciones Unidas. “La Corpo” se llama DOORS y es una especie de parodia de Microsoft, muy ácida y filosa. Y es un obstáculo, una molestia, una amenaza permanente para la labor del equipo que responde a Kane. Podría tranquilamente no estar, pero Ellis le saca buen provecho. Una raza de asesinos planetarios dormidos hace millones de años no siempre proveen el desafío suficiente como para que los buenos vivan situaciones al límite en seis episodios de una saga, y bueno, ahí queda copado que entren en juego unos “malos” tan activos como los buenos, pero con intereses encontrados.
La base de los buenos en la órbita de Europa se llama Cold Harbor y define mucho el tono de la obra. En Ocean, todo es muy frío. Hay acción, hay algunos chistes muy buenos, hay una mecánica que jode todo el tiempo con lo alzada que está, pero el ritmo del relato es pachorro, el protocolo tiene bastante peso y todo tiende a los climas fríos, al cálculo, la investigación científica, la contemplación, la decodificación de señales y lenguajes... todas cosas que dejan poco margen para la emoción, los sentimientos y ni hablar de las pasiones. Los malos son tan fríos que Ellis los plantea prácticamente como androides, semi-humanos controlados por una computadora central que piensa por ellos. La ciencia-ficción muchas veces adolesce de una cierta frialdad, con lo tecnológico siempre por encima de lo humano, y la verdad es que Ocean no es para nada la excepción. Esto está a años luz de Transmetropolitan, donde la ambientación futurista tiene mucho peso, pero la historia que quiere contar Ellis no renuncia ni una viñeta a lo visceral, a lo quintaescencialmente humano.
Buena parte de esta sensación gélida la transmite el dibujo de Chris Sprouse, una vez más demasiado prolijo para ser real. Sprouse es muy, muy bueno, pero tiene la sangre a temperaturas bajo cero. Su dibujo se excede en la profilaxis, en la ascepsia, en esa línea limpita, correcta, esos fondos en los que imperan el orden y la austeridad. Resuelve bien las escenas de acción, pero mezquina las líneas cinéticas, los efectos para crear impacto, como si estuviera mal meter escenas de acción, como si hubiera que disimular la machaca. Eso, sumado a la repetición de la grilla widescreen (la página dividida en tres, cuatro o cinco tiras horizontales de una sóla viñeta cada una), da por resultado un comic que se ve demasiado lindo, que gana el partido pero no transpira la camiseta, un comic pecho frío, bah. Me imagino este mismo guión dibujado por Howard Chaykin o por Paul Gulacy y me aparecen en la mente escenas con más onda, más fuertes a la hora de shockear al lector, más comprometidas, en un punto.
De todos modos, lo importante es que la historia está buena, funciona, no defrauda y no termina como creés que va a terminar. Si sos fan de la ciencia-ficción clásica, tecno, tipo la Star Trek de los ´60, esto va en esa línea pero es mejor. Se podría haber contado en menos páginas (como lo hizo Ellis en Ministry of Space, su otra gran saga de sci-fi) pero realmente está muy bien escrita, con lo cual la estirada no se se hace densa ni contraproducente. Ahora que viene el calor, se impone un comic helado. Y Ocean se parece más a Freddo que a esas heladerías crotas en las que el kilo vale diez pesitos.

6 comentarios:

Daken dijo...

Hay heladerias crotas q vale la pena el helado =P

Reznor dijo...

Un lindo homenaje del Sr. Ellis para el maestro Arthur C. Clarcke y su saga de 2001. Lastima que no tuvo una continuacion, porque uno se llega a encariñar con los personajes...

Iñaki dijo...

Coincido en todo, Andrés. Sólo que a mí me resultó taaaaan fría, que (a diferencia del vecino Reznor) me costó encariñarme con ella. Algún día la releeré, pero tengo otras cosas para releer que, seguramente, me darán más placer.

Otro tema: después de leer tu crítica de la novela "Kriptonita", de Oyola, ahí fui a buscármela. La disfruté bastante; gracias por la recomendación. Te digo esto porque recuerdo que habías dicho "No soy de criticar libros, pero...", y a mí, por lo menos, me sirvió tu consejo. Eso de explorar el mundo de los cómics a través de otra plataforma me resultó altamente satisfactorio.

Ahora, casi en el mismo plan de "No soy de... pero...", me gustaría saber qué pensás (si es que lo viste) del documental "Secret Origin. The Story of DC Comics".

Eso nomás. Abrazo grande, gracias por seguir posteando.

PD: ¿En serio le queda tan poco de vida a este blog?

WTF!

Andres Accorsi dijo...

Vi el documental de DC. Me gustó bastante. Me molesta que no se hagan cargo de ninguno de los puntos oscuros en la historia de la editorial. Y no entiendo cómo no le dieron más bola a cosas importantísimas como Dark Knight o Crisis. Tampoco me gustó esa fantochada de meter en todos lados a Milestone, para hacerse los amplios y los políticamente correctos, cuando todos sabemos que DC siemnpre se limpió el orto con Milestone. Pero bueno, para el que no sabe nada de DC está bueno, y para el que sabe, tiene cositas atractivas.
El blog va a seguir en 2012, tiene unos 380 días más de vida.

Iñaki dijo...

380 :) más, big new!

Desconozco a qué te referís con lo de Milestone, pero otra vez será.

Respecto a los puntos oscuros, ahora que lo mencionás, a mí me hizo ruido que no se hicieran cargo del fanatismo ciego que creó Superman, y como consecuencia, las historias de tantos pibes y sus "vuelos fallidos" que saltaban de un piso 18 para decorar con sus vísceras el adoquinado yanqui.

¿Cuánto habrá de cierto en ésto?

En fin... me voy volando.

Capitán Manu dijo...

Creo que puedo aportar un datito re nerd acá: lo que hace Ellis en Ocean es lo que los yanquis (que son tan fanáticos de inventar etiquetas cerradas y cuadradas como cualquier metalero que sepa diferenciar el Death Metal del Black Metal o el Jedi Metal y el Gadorcha Metal) llaman "brainy sci-fy", que es ésa clase de ciencia ficción en la que todo se resuelve por el diálogo o la diplomacia y los recursos de amparo.
Un gran ejemplo de éste sub-género es Star Trek, donde es tan fuerte la necesidad de que el televidente entienda qué "acá no va a haber piña" que no tienen ni media onda hasta en los diseños de vestuario. También entra Clarke, Asimov y creo que el tipo de Duna.

A mí también me duerme, eh? Nunca me saquen el sable de luz de la mano y la musiquita pochoclera mientras explota el cine...

¿No hay algo de LOvecraft también en ésa idea de los durmientes?