Hoy me toca comentar un comic uruguayo bien de género fantástico, sin ninguna conexión con la historia del país hermano. Aldo Pérez escribe y dibuja estas 42 páginas, complementadas por el color de Daniel Morales.
La historia es bastante original: nos invita a presenciar las instancias cruciales de un conflicto entre un escritor y sus dos personajes más importantes, en un contexto de fantasía onda The Unwritten, en el que uno de estos personajes busca la chance de “pasar de nivel” y convertirse en un ser humano real, tan real como su creador. El pequeño problema es que uno de los personajes es una vampira antropófaga y el otro, un asesino serial.
A partir de esta idea atractiva, sale una historieta bastante olvidable. Primero porque no daba para 42 páginas. Y segundo porque Pérez viene de una escuela noventosa de anti-narrativa. Esto ya está más allá de Jim Lee o Todd McFarlane, ya es un artbook con un par de globitos. Nada de lo que pone Pérez en sus dibujos (que no son malos) está puesto con una intención narrativa. No hay secuencias bien planificadas: hay imágenes puestas una al lado de la otra, muchas de ellas –imagino- tomadas de un block de dibujo en el que Pérez pergeñó todas esas imágenes no para contar esta historia, sino para joder, para divertirse. Por supuesto abundan las splash pages, simples y dobles, sin ningún sentido dramático, y en la misma (y desmesurada) proporción escasean los fondos. Cuando los personajes aparecen de cuerpo entero (poquísimas veces) se evidencian errores menores en la anatomía, como manos o cabezas muy grandes, brazos muy cortos, o una mano que se pliega para el lado contrario al que debería. Casi siempre los errores se aplican a la anatomía masculina. Hay que decir que a la hora de dibujar a Constanza, la vampira, Pérez se pone más las pilas, si bien todo tiene mucha pinta de pin-up y poca pinta de historieta de la que me gusta a mí.
El color está muy bien, pone estridencia cuando hay que ponerla, acompaña el único cambio de clima que tiene el guión, y detona un interesante arsenal de efectos, que se lucen mucho porque casi siempre terminan por reemplazar a los fondos que Pérez no dibuja ni por casualidad.
Para reivindicar tenemos algunos diálogos ingeniosos (aunque mal distribuidos en las páginas) y algunas ideas interesantes que tienen que ver con este juego metatextual entre autor, personajes y los distintos niveles de realidad en los que se mueven unos y otros.
Y la verdad que no mucho más. Sospecho que esta es la ópera prima de Aldo Pérez, por eso no lo quiero masacrar. Ojalá se tome unos años para estudiar a los maestros del arte secuencial y encuentre nociones, conceptos, ideas como para poder poner su dibujo al servicio de un relato. Acá tenemos un claro ejemplo de un dibujante bastante competente, que maneja bien varias técnicas, que trata de contar una historia con un cierto atractivo, pero que se choca contra sus serias falencias a la hora de contar esa historia con las imágenes. Esto mismo, con menos páginas y más criterio en el armado de las secuencias, en la creación de los climas y sobre todo en la planificación del ritmo del relato, por ahí zafaba decorosamente, incluso sin los fondos. Como diría Mirtha, “así, no”.
domingo, 18 de mayo de 2014
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1 comentario:
A las dos de la mañana, desvelado por la noticia de Twin Peaks y acomodando cosas en la otra habitación, encontré la adaptación al comic de la primer Batman de Burton. Y que capo que es Jerry Ordway por Dios! Solo vine a decir eso... No, en serio, estoy temblando, espero que Lynch se deje de joder y apruebe ese proyecto que había de hacer un comic de TP con guiones de el. Sino que los escriba Brubaker, que me copo pero mal con Fatale. Ya hace como diez años que están jodiendo con esos rumores y nunca sucede nada al final... Pero bueno, ahora si, agarro todas las series que están dando y me las paso por las repelotas porque voy a tener 90 minutos más de Twin Peaks! Y hasta aparece Bowie en el tráiler... Hasta el 29 de julio no voy a poder dormir tranquilo.
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