Cada tanto, alguien suma uno más uno: en un mercado donde hay muchos fans de los superhéroes y grandes autores locales, ¿cómo no va a funcionar un comic con superhéroes de ese país? Como ya dije más de una vez, los superhéroes son un género 100% yanki, que demostró sobradamente ser intransplantable a otros países. Casi siempre esa suma de 1+1 da -10, y a veces, muy de vez en cuando, se araña un decoroso empate. Este es uno de esos casos.
A principios de los ´90, al maestro Carlos Pacheco y a su amigo, el especialista Rafael Marín, se les ocurrió crear un grupo de superhéroes españoles al estilo Avengers. Lamentablemente, cuando consiguieron quien quisiera publicar ese material, Pacheco ya estaba triunfando en EEUU y no lo pudo dibujar. Sin embargo, trabajó junto a Marín para condensar todas las ideas que habían elucubrado en los seis números de Iberia Inc. que recopila este libro, y los tres de Tríada Vértice, el spin-off que tuvo esta colección.
Y el gran problema que tiene Iberia Inc. es ese: apretujadas en 150 páginas hay ideas para llenar -fácil- 400 páginas. Pacheco y Marín despliegan un universo entero de héroes, villanos, otros héroes que no son miembros del equipo protagónico, y –por si faltara algo- sutiles menciones a todo un legado de justicieros enmascarados españoles que arranca –lógicamente- a fines de los años ´30. Toda esta parte está desarrollada en textos complementarios, que le deben no poco a los que calzaba Alan Moore al final de cada episodio de Watchmen para explicarnos quiénes eran los Minutemen y demás data del mundo en el que vivían sus personajes. Rápidamente te invade la sensación de que acá están pasando demasiadas cosas, de que en cada episodio se acumulan una cantidad de sucesos, y se nos presentan una cantidad de personajes, que superan las posibilidades del formato elegido. Se supone que esta saga cuenta una historia... y en realidad cuenta varias, e incluso muestra puntitas de varias más, que nunca veremos.
Esta onda barroca, sobrecargada de elementos, se manifiesta también en los textos, que son muy abundantes. Marín, responsable de los diálogos y los bloques de texto, se enrola en un estilo Chris Claremont de principios de los ´80, donde se habla mucho, se piensa mucho, se explica todo (incluso más de una vez) y en cada flashback los personajes cuentan historias que bien podrían narrarse en una novela gráfica. Esta proliferación de textos refuerza esa sensación de haber leído 400 páginas, cuando en realidad leimos 150.
El dibujante que finalmente se hizo cargo de darle vida a Iberia Inc. fue Rafa Fonteriz, todavía no tan famoso a fines de los ´90 (hoy la rompe en Francia). Y de nuevo, el estilo elegido por Fonteriz también va para el lado de la sobreabundancia. Cada viñeta está llena de elementos: los voluminosos globos, los muchos personajes, los detalles que mete Fonteriz en ropas, decorados y peinados, cada tanto un coqueteo con las tramas mecánicas... El resultado final está bien, pero sobra información. El estilo de Fonteriz es muy realista, tiene una base muy clásica, aunque acá demuestra haber estudiado a los dibujantes que “mutaron” la estética clásica para adaptarla a los relatos superheroicos. Desde grossos como George Pérez y García López hasta dibujantes menores como Jim Lee o Mike Deodato aparecen por momentos en las composiciones y en los detalles de Fonteriz y le “deforman” ese realismo tan académico, tan prolijo, que vemos en sus otros trabajos.
Me hubiese encantado leer más acerca de estas versiones ibéricas del Capitán América, Thor, Iron Man y demás. Creo que, salvo Loup Garou (que es un calco descarado de Batroc the Leaper), el resto de los diseños y las personalidades de estos héroes y villanos están cuidados, con el equilibrio justo entre los rasgos identitarios propios y los guiños al comiquero que entiende que detrás de Iberia Inc. hay tres cebados homenajeando a Marvel, a DC y a personajes clásicos del comic español. Acá, presentados todos juntos en tan pocas páginas, muchos de estos conceptos apenas llegan a esbozarse y muy pocos tienen el desarrollo que se merecían. Pero es lo que hay. Nunca hubo y probablemente nunca haya secuelas a esta primera saga y su breve spin-off, a pesar de que –si mal no recuerdo- en su momento las ventas fueron más que aceptables.
lunes, 19 de mayo de 2014
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1 comentario:
Siempre me dió pena que este proyecto(lo lei en los 90s),cayera en la trampa de crear una mitología foránea y con formulas tan ajenas. Y más pena me dió,el hecho de que los autores dan sobradas muestras altas dosis de calidad.
Tuvieron mejor resolución otros proyectos de la Linea Laberinto.
Pero bueno nunca voy a cerrar la puerta a la idea de importar el genero supersticioso. Es como una ecuación interesante y a resolver. Y más cuando se que eso se esta gestando actualmente.
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