el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 30 de mayo de 2014

30/ 05: TODO CLEMENTE Vol.1-4

Esta es una colección de 17 tomitos que editó Clarín a principios de 2013, unos meses después de la muerte de Caloi. Yo conseguí 16 de los 17 tomitos (en una mesa de saldos de la calle Corrientes) y no me da para reseñarlos uno por uno, así que los voy a agrupar en cuatro tandas de cuatro.
Obviamente, la primera tanda gana por afano. En estos cuatro libritos hay unas 570 tiras elegidas entre la producción de 1973 y 1977. Es decir que está prácticamente cubierta TODA la Edad de Oro de Clemente. De todos los personajes importantes de la tira el único que no aparece es la Mulatona (que vendrá más adelante) y el resto, ya esta todo acá: Bartolo, Mimí, Jacinto, personajes ocasionales como Farsán y las hormiguitis, las aventuras a bordo del tranvía, el encuentro de hinchadas en el Clem´s Clú, la batalla de los papelitos... En menos de cinco años, Caloi armó de la nada una tira y la pobló con un mundo totalmente propio, repleto de criaturas e ideas fascinantes. Más adelante, la realidad argentina le ganaría terreno a esta realidad paralela, a este mundo ilógico, surrealista, muchas veces poético, que plasma Caloi. Y así será como la tira perderá su magia y se convertirá en una más, quizás más cerca de la gente, pero lejos de la gloria. Por ahora, en esta primera etapa, la realidad de Clemente intersecta con la nuestra en un par de puntos: la pasión futbolera y el amor por Buenos Aires. Ambos temas están muy presentes en la tira, especialmente en la primera etapa, la que tiene a Bartolo en un rol destacado. Y Caloi los aborda desde una óptica muy novedosa, muy delirante, no son los típicos chistes costumbristas que salían en los ´50 en la Rico Tipo.
La tira y el personaje cambian muy rápido. Sobre el final del Vol.4, estamos frente a algo que se parece poco a lo que vimos al principio del Vol.1. Clemente monopoliza el protagonismo, cambia su fisonomía, deja de lado la gran mayoría de las faltas de ortografía, tiene novia, tiene un hijo... Obviamente a Caloi no se le pasaba por la cabeza que la tira podría durar casi 40 años; si no, hubiese hecho estos cambios a un ritmo mucho más lento. Dentro de todo, los volantazos no se sienten tan bruscos, porque desde el primer día la consigna de esta tira fue muy libre: estaba claro que podía pasar cualquier cosa y que el autor se proponía ir y venir por distintos tipos de humor, desde el juego de palabras obvio hasta un cierto clima nostálgico y tanguero, empapado de un surrealismo muy efectivo, y un lirismo de barrio muy atractivo. Caloi jugaba mucho con el meta-chiste, con la idea de que los personajes se saben protagonistas de una historieta, e incluso se metía con el tema de la espacialidad, de las viñetas yuxtapuestas, es decir, con la gramática misma del comic. Todo le servía al autor para abrir puertas hacia el humor y hacia ese sano “vale todo”, que me parece el rasgo más saliente de esta etapa.
En materia de dibujo, en estas tiras le he visto hacer a Caloi miles de cosas que nunca antes había visto en una tira diaria. Casi ninguna la volví a ver después. Acá teníamos fondos laburadísimos, angulaciones imposibles, variaciones en el grosor de la línea, climas e iluminaciones recontra-laburados, distintos grados de realismo (en un momento aparece una mano gigante, dibujada en estilo académico, perfecto), tramados, cross-hatchings, experimentos de estilo con homenajes a varios pintores y dibujantes, y sí, también tiras MUY minimalistas, sin fondos, sin variación de enfoques, en las que simplemente tenemos a Clemente realizando alguna pantomima con mucha plasticidad, pero sin indicios de ese virtuosismo con el que tantas veces nos asombró Caloi. Con el correr de los años, ese virtuosismo se exiliaría definitivamente de la tira, para encontrar asilo en las planchas dominicales que el autor realizaba para Clarín. Acá, todavía se veía todos los días la magia de un dibujante realmente superdotado.
En algún momento, Clemente dejó de ser un personaje de historieta para convertirse en un ícono popular. Paradójicamente, me parece que eso coincide con el momento en que la tira deja de maravillar y pasa a enrolarse en el “más de lo mismo”. La lectura de los tomitos posteriores me va a ayudar a reafirmar o a refutar eso que hasta ahora es apenas una sensación.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

caloi jugaba mucho con lo estructural en las páginas domincales, hacia cosas muy grosas y muy creativas, en las tiras tambien pero no recuerdo tantas tengo q entrarle a los tomitos que desde el vamos reafirman que clarin miente y lo hizo una vez más: en Todo Clemente, no está TODO Clemente =P

rodrigo dijo...

Que diferencia existe entre esta edición y la de " el libro de clemente" que editó de la flor ?. A que precio se consiguen en baires los tomitos en las mesas de saldo?

Andres Accorsi dijo...

Las diferencias con El Libro de Clemente son muchísimas, Rodrigo.
Y en las mesas de saldo, cada librito de estos lo podés pagar como mucho $ 10.