Entrada número 1900 del blog, algo impensado cuando arrancamos allá por Enero de 2010… Y ya vamos rumbo al post 2000, que estará disponible la segunda quincena de Septiembre, no sé si antes o después del receso de Comicópolis.
Hoy tengo para leer una nueva antología con autores incipientes, esta vez más enfocada en series, o por lo menos en personajes. Son todas historietas en las que lo más importante son los personajes y el universo que habitan, por encima incluso de las tramas. Veamos con qué me encontré.
Las primeras 16 páginas están a cargo de Gustavo Lucero, también coordinador de la antología. Es una historia muy interesante, con un dibujo potente, mejor que en su trabajo anterior (Clan Felino, reseñado el 11/01/15), pero que tiene dos problemas notables: el primero es que no termina, es simplemente una presentación de personajes y situaciones que están buenas, pero cuyo desarrollo acá no se ve. Y el segundo es el mismo que ya vimos en Clan Felino: Lucero no te crea un personaje, te crea un universo entero. Decenas de personajes que, obviamente, requieren mucho más espacio que el que tiene el autor en estas 16 páginas.
Con muchas menos ambiciones, las 10 páginas de Kokín Kokambar funcionan muy bien. Su Capitán Supositorio es una acertada parodia al género de los superhéroes y la aventura en cuestión es amena y original. El dibujo no despliega virtuosismo, pero cumple decorosamente, apoyado en un muy buen equilibrio entre blancos, negros y grises.
Después viene una historieta muy rara: El Motociclista. El guión de Ernesto Parrilla está muy jugado al impacto del final, que le quedó un poquito críptico, faltó explicitar el giro un poco más. Y el dibujo de Daniel Omar Pérez… no es dibujo! Son todas fotos retocadas. El protagonista tiene la cara de Colin Farrell y el otro personaje, el que se parece al Pelado Cordera, tiene siempre la misma cara, porque parece que Pérez encontró pocas fotos suyas… Un bochorno.
Otro habitué de estas antologías, Segundo Moyano, dispara un montón de buenas ideas en las 12 páginas de Villanos del Sur. El dibujo tiene mucha fuerza y mucha personalidad, y sí, es un primer capítulo en el que Moyano por suerte logra hacer algo más que presentarnos a los personajes y el universo… pero olvidate de que se resuelva algo. Los diálogos son especialmente atractivos y serían el punto más alto de la historia si no fuera porque faltan un montón de signos de puntuación y hay unos cuantos mal puestos. Urgente, un ajuste en ese detalle.
Finalmente, Carlos Scherpa y Gustavo Moriena nos ofrecen cuatro historias cortas (de entre cuatro y seis páginas) del Profesor S., que pareciera ser un investigador de misterios sobrenaturales. Digo “pareciera” porque creo que no entendí bien los relatos, se me hicieron confusos, rebuscados. Y el dibujo de Moriena no ayudó para nada, me pareció lo más flojo de la antología. Los lobos y la grilla de algunas páginas están milimétricamente calcados de otros trabajos de Mike Mignola, algunos efectos de iluminación está copiados de Sin City y la verdad es que lo que no se ve derivativo (o directamente afanado) se ve muy endeble, con fallas importantes en la anatomía, las expresiones faciales, la perspectiva y la composición de las viñetas.
Esta es una publicación de Diciembre de 2014 (ya me falta poquito para terminar de leer todo el material de autores argentinos que conseguí el año pasado) y hasta ahora no se anunció un segundo tomo. Ojalá eso suceda pronto, así vemos cómo siguen las historias que están buenas, cómo mejoran los autores que tienen margen para mejorar y con qué reemplazan a los que claramente no tienen nivel para publicar en una linda edición como esta, por más que colaboren de onda.
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2 comentarios:
Las historietas del doctor Scherpa intentan ser diferentes y parecidas a las clásicas de aventuras, contienen una estructura etérea para que el lector perciba lo que el guion no dice, tienen varias lecturas y ninguna, sorprenden de un modo sigiloso. Son simplemente confusas y rebuscadas.
La del profesor S. tiene una historia secreta de confusiones y rebusques, que eximen y enaltecen a su dibujante.
En esta reseña el profesor S. pierde como en sus aventuras
Como amo los blogs.
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