Lo mejor de los muy añorados TPBs para pobres de DC era cuando reeditaban una historia originalmente publicada en dos libritos prestige. Era una saga completa, y además dos prestiges de 48 páginas sumaban 96 páginas de historieta, con lo cual no había lugar para meter avisos. Lo siguiente mejor es esto: una mini de cuatro prestiges, reeditada en dos TPBs para pobres. En ese formato, me tiré de cabeza sobre esta obra de 2004 que en aquel entonces dejé pasar y que tiene un gancho irresistible: guión de Kurt Busiek, dibujos de Stuart Immonen, el team-supreme de las inolvidables ShockRockets y Superstar.
El planteo es muy raro. Un pibe nace en nuestro mundo (no en el DCU), en un pueblito de Kansas, hijo de un matrimonio de apellido Kent. Para joder, los padres lo bautizan Clark, y el chico es cuasi-estigmatizado por llamarse igual que Superman. Los tíos le regalan comics, muñecos y remeras del personaje, sus pocos amigos lo gastan a morir, y su vida en el pueblito de Picketsville no es un infierno, pero tampoco se la cobran barata. Hasta ahí, es casi gracioso. Pero cuando van apenas 9 páginas, Clark Kent descubre que... sí, adivinaste: tiene los poderes del más famoso superhéroe.
De ahí en más, Busiek planteará la enésima saga de “un tipo con superpoderes en el mundo real”, con dos agregados interesantes: por un lado, el tránsito de la adolescencia a la adultez de Clark; y por el otro, la constante referencia a las cosas que Kal-El y su alter ego hacen en los comics y que en el mundo real no se pueden hacer, porque resultan insostenibles. Acá no hay Metropolis, claro, por eso nuestro Clark en algún momento deja de ser Superboy y se va a vivir a Manhattan. Pero hay una Lois (la enésima Lois con la que sus amigos le tratan de hacer gancho) y hay un amor entre ella y el chico de Picketsville, muy bien presentado por Busiek.
Pero lo más interesante (por lo menos en esta primera mitad) es que en el mundo real, Superman no tiene contra quién pelear. Hay una secuencia bastante áspera en la que es capturado por una agencia del gobierno que lo quiere estudiar, pero Clark se escapa rápido y con alguna pista (por ahora mínima) acerca del posible origen de sus superpoderes. Pero la machaca dura... dos páginas, y no confronta con ningún ser humano. Simplemente hace mierda la base donde estaba prisionero. O sea que el rol de las piñas, los rayos e incluso de la acción en general, por ahora es muy menor y eso define el tono de la obra que –repito, por ahora- se mueve en el terreno de la introspección con destreza y con atención por detalles que le permiten parecer infinitamente más realista que casi cualquier otra saga de chabones que vuelan con capas y trajecitos ajustados.
Por el lado del dibujo, tenemos a un Immonen inspiradísimo, comprometido a full con la obra, y potenciado por una técnica muy interesante, en la que se ve con claridad el trazo del lápiz del ídolo canadiense. Supongo que será lápiz escaneado, reventado en el photoshop, con las masas negras aplicadas en forma digital, en un layer aparte. El propio Immonen colorea la historieta, así que tiene a su disposición otro arsenal poderosísimo para poner al servicio del dibujo y sumarle expresividad. El lápiz a la vista y los aciertos de Immonen a la hora de potenciar los climas con el color se combinan de un modo tan perfecto, que en algunas viñetas parece sobrevolar la magia del genial Gene Colan. Visualmente, Secret Identity es una maravilla, una referencia ineludible para los fans del dibujo académico-realista.
Veremos cómo remata la trama el maestro Busiek en la segunda mitad de la obra. Por ahora, esto pinta muy interesante y acumula los suficientes hallazgos para aspirar a un lugarcito entre las grandes historias alternativas del inagotable Hombre de Acero. Prometo entrarle pronto al Vol.2.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
También leí hace poco esta saga (en el mismo formato, aguanten los TP's de pobres y que DC saque pronto el tercero de The Kents!!) y en el segundo tomo la historia no solo se pone mejor sino también renostalgica y tiene muchisimos guiños a las grandes etapas del comic
Publicar un comentario