Ya habíamos reseñado otros tomitos de esta gloriosa antología gestada a fines de los ´80 en el Reino Unido, pero me faltaban algunos, entre ellos el mítico Vol.1, que tiene fama de Santo Grial inconseguible. Yo lo conseguí allá por el ´91, lo perdí y ahora lo volví a encontrar, un poquito baqueteado, pero no dudé en comprarlo, porque sé que es un comic que escasea muchísimo. Repasemos sus contenidos.
Arrancamos con una breve historia de tres páginas escrita y dibujada por el maestro Barry Windsor-Smith en clave de comedia. Una idea muy sencillita, rematada en pocas viñetas, donde el principal atractivo es, claramente, el dibujo.
Después tenemos una historia de siete páginas de los Warpsmiths, personajes secundarios de Miracleman, escrita por Alan Moore y dibujada por el inmenso Garry Leach. No se entiende cómo después de leer esto, alguien en DC no le metió una patada en el orto a quien fuera que estuviera escribiendo Green Lantern Corps, para dársela al Mago, con contrato por 130 años, mínimo. Una verdadera joya.
Eddie Campbell nos cuenta una historia interesantísima y muy divertida, protagonizada por Bacchus y con la participación de varios dioses griegos, principalmente Hephaestus. Lástima que en vez de dibujarla él se la da a Phil Elliott, que no es malo, pero no sintoniza bien la onda de esta serie. El maestro John Bolton nos regala cuatro páginas de una historia perturbadora y magnífica, sobre un guión del ignoto Graham Marks. Tanto la idea como la realización gráfica son excelentes.
Otro prócer británico, Brian Bolland, aporta tres paginitas de The Actress and the Bishop, con un guión muy limado, por momentos caprichoso, y con el atractivo de estar escrito en rima. El dibujo, obviamente es fastuoso. Un autor al que no conocía, Paul Behrer, cuenta una historia de Jai-Son the Wayfarer, una de espada y brujería protagonizada por un ratón antropomórfico, al que me parece que le deben no poco las actuales Mice Templar y Mouseguard. El dibujo no es malo, pero podría ser mejor.
Alan Moore vuelve a la carga, ahora con Steve Parkhouse y un episodio bastante cómico de The Bojeffries Saga. Mr. X, el clásico personaje de Dean Motter, protagoniza una historia corta escrita por Neil Gaiman y dibujada por Dave McKean (nada menos). No la quise leer porque tengo en la pila de pendientes un recopilatorio de historias cortas de Mr. X en el que está republicada y prefiero leerla en ese contexto. Ted McKeever escribe una historia muy retorcida, breve, delirante, que contrasta con el dibujo sobrio y casi elegante de un Dave Gibbons que se juega con gran éxito al claroscuro. Lo más raro de la antología es la republicación de una vieja historia de siete páginas, originalmente creada en 1942 y protagonizada por el enésimo superhéroe patriótico, prácticamente clonado del Capitán América. No me aportó nada.
También está el primer episodio de Bricktop, la serie de Glenn Fabry que continúa en los otros tomos, dibujada a un nivel alucinante. Bob Burden aporta una historia muy cortita de Flaming Carrot, que apenas llega a escozar el inicio de una trama que andá a saber dónde se resuelve. Se banca por los dibujos. Peter Milligan y Brendan McCarthy se mandan una historia muy experimental, muy drogada, que ya vimos en el tomo que Dark Horse le dedicó a la dupla. Y el limitadísimo dibujante Dom Regan intenta contar una aventura sin palabras y en el sentido de lectura japonés, con resultados poco convincentes.
Me guardé para el final la gema, la hiper-pulenta: las 10 páginas de Survivor, la historieta escrita por Gibbons y dibujada por McKeever (la misma dupla que ya habíamos visto, pero con los roles invertidos) en la que deconstruyen COMO NUNCA el mito de Superman. Esto es de una belleza y unos huevos descomunales, cada texto es brillante y encima está todo narrado en ocho viñetas por página, con cámara subjetiva. Es decir que sólo vemos lo que ve el protagonista, siempre de frente y desde la misma distancia. Una auténtica gloria, que creo que nunca se reeditó en ningún lado.
A1 fue genial en su momento y hoy se la re-banca. Si podés capturarla, no lo dudes un segundo.
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