el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 12 de enero de 2012

12/ 01: BROUGHT TO LIGHT

Si te hiciste fan de la historieta documental, o periodística, ese género que hoy brilla de la mano de autores como Joe Sacco o Jesús Cossio, te tengo que contar que la mano viene de más atrás. El “docudrama gráfico” es algo que ya existía en 1989, cuando salió a la venta esta impactante antología. No impactante porque haya hecho un kilombo bárbaro o haya vendido fantastillones de ejemplares (de hecho, es un libro medio secreto, cuya existencia es ampliamente desconocida), sino por lo que significó en esa época que una asociación sin fines de lucro, el Christic Institute, lanzara un álbum de historietas para denunciar los turbios negocios de la CIA que involucraban tráfico de armas y drogas, lavado de dinero, nefastas intervenciones en la vida política de varios países del Tercer Mundo y –cómo no- unos cuantos crímenes de lesa humanidad. Imaginate: esto sale a la luz durante el gobierno de George Bush padre, ex-capo de la CIA y mano negra detrás de todas las runflas más espurias de los últimos... 50 o 55 años de la historia de los EEUU, algo así como el elemental de la vergüenza.
La historieta más larga se llama Flashpoint: La Penca Bombing y ahí Joyce Brabner (la viuda de Harvey Pekar) toma los testimonios de Martha Honey y Tony Avirgan para narrar detalladamente (con mucho texto, con millones de detalles) qué sucedió en La Penca, esa localidad de Nicaragua en la que un día –en plena guerra de guerrillas entre los sandinistas y distintas facciones de oposición, algunas bancadas por la CIA- explotó una cabaña en la que un montón de periodistas cubrían una conferencia de prensa. La pista conectaba a la CIA con los hechos y, por supuesto, pocos se pusieron las pilas para investigar y mucho menos para llevar a juicio a los responsables. La historieta se propone denunciar con datos puntuales toda la operación de “los contras” en Centroamérica, sin omitir nombres, apellidos y pruebas acerca de cómo se financiaban estas movidas, que el propio congreso de los EEUU trataba (con poco éxito) de controlar. El dibujo de Thomas Yeates se pasa un poquito de realista, nunca llega a ser el hilo conductor de la narración, y así, relegado a ilustrar la abundante prosa de Brabner, se las ingenia para hacer un papel decoroso. Guarda: son 32 páginas y requieren el tiempo que uno normalmente le dedica a 50 ó 60.
También hay una historieta cómica muy graciosa y muy breve a cargo del gran Paul Mavrides (legendario colaborador de Gilbert Shelton en los Freak Brothers), pero lo que hizo mítico a este álbum son las 30 páginas de Shadowplay: The Secret Team, la colaboración entre Alan Moore y Bill Sienkiewicz, dos íconos de la segunda mitad de los ´80. Shadowplay nos presenta de modo grotesco (aunque no exento de cierto humor y hasta cierta poesía) todas las atrocidades cometidas por la CIA desde los ´50 hasta el escándalo de Irán, los contras y demás. La historia negra de los EEUU, hecha carne en un personaje (un águila maligna, repulsiva, en un punto patética) que representa a la CIA y nos narra, de cara a los lectores, una por una todas las trapisondas cometidas por esta agencia que un día dejó de ser “de espionaje” para pasar a controlar negocios multimillonarios, obviamente ilegales. El relato de Moore produce escozor no sólo por lo terrible de los crímenes que se enumeran, sino sobre todo por la impunidad con la que opera este “poder detrás del poder”, que está incluso por encima de los presidentes de EEUU. Ojalá el Mago y Sienkiewicz olvidaran sus diferencias (las que frustraron esa gloria potencial llamada Big Numbers) y se juntaran para una segunda parte, que expusiera los crímenes de la CIA y los negociados que cuestan miles de vidas, pero de 1988 hasta hoy.
Del dibujo de Sienkiewicz ni tiene sentido hablar. No es dibujo, es energía cósmica, liberada en un orgasmo fruto de un garche entre el Caos, el Orden, la creación y la entropía. Contenido por una grilla de muchos cuadros por página, y por abundantes masas de texto, el grosso saca pecho y se luce como siempre, con imágenes (y secuencias) absolutamente devastadoras.
Esto es raro, es jodido de conseguir, pero su atractivo va mucho más allá de querer tener todas las historietas de Moore (o de Sienkiewicz). Acá hay material muy jugado y, sobre todo, muy sustancioso.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Andres, nada que ver con la reseña, te queria preguntar si vos sabes si hay alguna forma para suscribirse a los comics yankees de DC....ya que aca en NQN no hay comiquerias y no se consigue nada.
Gracias.
Sebas.

Anónimo dijo...

¿Y quién lo editó? ¿Cuántas ediciones hubo?

Andres Accorsi dijo...

Sebas, los comics de DC los podés descargar en soporte digital el mismo día que salen en EEUU. Si los querés en papel, los podés encargar a través de un dealer. Te van a salir más caros y vas a esperar varias semanas para leerlos, pero bue...
Anónimo, sólo lo editó Eclipse Books (editorial que ya no existe, donde Moore publicaba Miracleman). No recuerdo si salió también en hardcover, pero el que conseguí yo es el softcover.

Anónimo dijo...

Gracias

Reznor dijo...

Por internet tamhbien se consigue la bersion digital relatada, que esta buena

Eloy Santillán dijo...

Jamás había escuchado de esto, pero suena a esa clase de cosas que tienen que estar si o si en la biblioteca, ¡Gracias por cebarnos con cosa que desconocíamos!
(lo otro que no sabía es que Pekar lleva mas de un año muerto :S , que cagada, y que colgado de mi parte)