Es probable que Os Gatos no sea la obra más importante en la ilustre carrera de Laerte, uno de los autores imprescindibles de la historieta humorística brasileña. De hecho, los gatos a los que hace mención el título empezaron como personajes menores en otra tira del autor, la mucho más famosa Piratas do Tietê, allá por 1986. Ya en este siglo ganaron el protagonismo de su propia tira, derivada de una más grossa, es cierto, pero no por eso es menos atractiva.
Este álbum nos revela a Os Gatos como una tira en permanente evolución, un elemento imprescindible en cualquier tira (para que el autor y los lectores no se aburran) y que acá está llevado al extremo por Laerte, que no para de pegar volantazos y sorprendernos con variantes cada vez más inesperadas.
Ya en la segunda tira, el Gato (que anda desnudo y en cuatro patas) entabla un diálogo con un ser humano y este le responde sin problemas. En la quinta tira, lo vemos leer. Y ya pasadas las primeras... 30 tiras, los gatos hablarán por teléfono, irán de compras, navegarán por internet y mandarán a sus hijos a la escuela. O sea, serán cada vez menos gatos y más humanos. Al principio, se intuye que el rol de los gatos es el de mascotas: están todo el día tirados en un departamento, sin mayores preocupaciones. De hecho hay chistes que subrayan que los gatos no tienen que ir a trabajar, ni pueden manejar autos, precisamente porque son gatos. Pero Laerte no se aguanta las ganas de hablar de nosotros, de nuestras fobias, nuestras fantasías, nuestro comportamiento como sociedad, y de a poco, el Gato y la Gata terminan por ser el Tipo y la Mina, cuadrúpedos y con formas felinas, aunque en situaciones 100% humanas.
Otro giro impactante llega cuando aparece Messias, el hijo del Gato con una ex, un pendejito (cero cachorrito) zarpado, impredecible y brillante, sin dudas el mejor personaje de los que se suman a la tira con esta ya empezada. El culto e introspectivo Gato oculta otro secreto: tiene una doble identidad. Algunas noches se convierte en el justiciero enmascarado Flying Cat, un recurso que utiliza Laerte para burlarse de los superhéroes, pero también para mostrarnos historias fuera del departamento, en las que se ven otras aristas de la personalidad del Gato.
La Gata, fanática del sexo y más fácil que la tabla del uno, hará su mejor aporte a la tira cuando intente reunir a todos sus ex. Dos de ellos, Tadeo y Aquiles, ahora son pareja, y traen muy buenos chistes de gays. El Gato do Mato (Gato de la Selva, en castellano) genera un par de buenas situaciones, pero Laerte no le termina de encontrar un buen cierre.
Entre tiras más tranquis y tiras más desenfrenadas, Os Gatos logra un excelente equilibrio, del que nunca queda afuera el humor, a veces reflexivo y otras medio grotesco. La jugada de Laerte de ir ampliando el universo en el que se mueven los protagonistas paga con creces y cada nuevo elemento se ve reflejado en nuevos recursos humorísticos que rara vez fallan.
El dibujo es más sintético y minimalista que el que vemos en otras obras de Laerte, y la verdad es que le queda bárbaro. Os Gatos es una tira intencionalmente despojada, al punto de que, pese a publicarse a color, este tiene poquísimo peso, porque los protagonistas son o blanco o negro y muchas tiras no tienen fondos a los que aplicarles color. Cuando este aparece, suma muchísimo y muestra un excelente manejo por parte de Laerte de las técnicas de color digital.
Con excelentes personajes, costumbrismo filoso, comedia física, reflexiones más profundas, momentos de alto voltaje erótico, sutiles y mordaces bajadas de línea socio-política y un dibujo engañosamente simple, Os Gatos merece su lugar entre las grandes tiras cómicas latinoamericanas de este siglo. Miau grosso.
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1 comentario:
Hola Andrés. ¿esta historieta se consigue en español? porque la verdad que de portugues entiendo nada.
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