martes, 4 de julio de 2023
RECREO DE RESEÑAS
Le escapo un ratito a la esclavitud de estar todo el día dalequetedale, metido hasta el ojete en el diseño de la Comiqueando Digital, para redactar las reseñas de un par de libritos que logré leer en ratos de ocio, o en viajes en bondi.
Empiezo con un libro que poca gente sabe que existe, editado en Argentina en 2002, tiempos en los que "la historia oficial" de nuestro medio dice que no se editaba historieta en este país. Este es un libro en el que el guionista Raúl Echegaray y el dibujante Ricardo Garijo (al que quizás alguno recuerde por Lomax, recopilada en libro hace no tantos años) construyen varios relatos basados en las memorias de Antonio Pedraza. Este señor era un librero y un personaje destacado de la cultura de la ciudad de Tandil, esa que nos diera varios tenistas brillantes y un presidente lamentable. El libro se llama Diario de Plaza Moreno, y aparentemente ese título también fue utilizado por Pedraza para nuclear varios cuentos y crónicas de su autoría, que tenían como punto de encuentro esta plaza de Tandil.
Perdón por la extensa presentación, pero bueno, es un trabajo raro. ¿Y está bueno? El dibujo de Garijo sí, me gustó bastante. Es un dibujante recontra-clásico, con muchos recursos estilísticos. Por momentos mete esos sombreados con puntitos mínimos como hacía Solano López a principios de los ´80, a veces se juega todo a unas aguadas preciosas, otras veces extrema el claroscuro como si lo poseyera el espíritu de Alberto Breccia, y así. Sobre una base de dibujo académico clásico, el trazo de Garijo ofrece múltiples mutaciones, buena variedad de planos y enfoques y un trabajo notable en las expresiones faciales.
La faz gráfica muestra un sólo punto débil, que es el rotulado, realizado con tipografías poco apropiadas, sin onda ni talento. Y por esa grieta se filtra el agua que hundirá al Titanic: los textos de Echegaray. Que no son precisamente malos, pero sí excesivamente literarios. Pareciera que el guionista se hubiera enamorado de la prosa del escritor al que le tocó adaptar a la historieta y no quisiera dejar afuera ni una palabra de las que Pedraza escribió en sus textos. Y ya sabemos que eso no garpa, que en la historieta sí o sí hay que sintetizar. Echegaray no sintetiza y eso hace que las viñetas de Garijo se vean invadidas por unos masacotes de texto que -por suerte- rara vez redundan con las imágenes, pero que le imprimen a la lectura de Diario de Plaza Moreno un ritmo que se hace duro de sobrellevar.
Las historias en sí van desde anécdotas con tono costumbrista, otras con tintes sobrenaturales, algunas con algún elemento policial y una -la que más me gustó- con un perfil político, vinculado al horror de la última dictadura cívico-militar. Me imagino que si sos de Tandil, ver a tu ciudad como escenario de esas historias (las primeras ambientadas a fines del siglo XIX, la última en los años ´80), debe ser alucinante. Yo que la veo desde lejos y nunca fui a Tandil, busco otra cosa, y por momentos aparece, pero envuelta en una dinámica demasiado literaria para un comic. De todos modos, el dibujo de Ricardo Garijo (fallecido en 2009) hace que tenga sentido dedicarle un rato al libro.
En mi intento por ponerme al día con series con la que vengo remando muy de atrás, me bajé el Vol.8 de Saga, de Brian K. Vaughan y Fiona Staples. La puta madre, ¡qué buena está esta serie! Cómo se disfruta el tema de que los autores puedan construir a largo plazo, sin tener que cerrar la trama cada seis números, qué bueno poder leer una aventura principal de cuatro números y después dos unitarios en los cuales revisitamos a personajes secundarios que llevaban un tiempo sin aparecer. Eso ya se ve poco en las series regulares del mercado estadounidense, y Vaughan y Staples lo hacen muy, pero muy bien.
El arco principal se mete nada menos que con la temática del aborto. ¿Vale abortar, hasta cuándo se puede, dónde empieza la vida, dónde termina? Todo eso que seguramente alguna vez debatiste con amigos, pareja o familiares, en Saga se plantea de modo sumamente explícito, por supuesto en un contexto fantástico, donde existen la magia y un montón de elementos vinculados a la ciencia ficción.
Lo mejor que tiene esta serie es que va a fondo, no arruga. La violencia es todo lo brutal que debe ser, los personajes que mueren no resucitan, el humor es sin barreras (hay chistes groseros de pija, concha y pedos), las escenas de sexo se presentan como algo natural, que sucede entre las personas adultas, y cuando los autores nos permiten ver lo que sueñan los personajes no es para rellenar tres o cuatro páginas, sino para ahondar en aspectos de su psiquis de una manera gráfica, que el talento de Staples convierte en un espectáculo memorable.
La trama principal, la de la guerra de las galaxias entre un planeta y su luna, en este tomo no avanza un milímetro. Pero avanza lo importante, que es la construcción de estos personajes que explotan de onda, carisma y humanidad.
Qué grata sorpresa ver cómo pasan los años, los autores acumulan más fama, más guita y más prestigio, y aún así ni se les ocurre tirarse a chantas y seguir con Saga en piloto automático. Acá no hay mezquindad ni especulación, hay una entrega absoluta que hace que cualquier fan de la historieta pueda entrarle a Saga y vivir emociones y sensaciones que otros comics no provocan. Llevo leídos casi 50 episodios de Saga y todos van de lo muy digno a lo apasionante, con algunos picos de genialidad. Hiper recomendable, posta.
Y nada más, por hoy. Gracias por el aguante y ni bien pueda, nos reencontramos con nuevas reseñas, acá en el blog.
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