sábado, 26 de junio de 2021
21 al 27 de JUNIO
Tras la decepción de la semana pasada, me puse a buscar entre mis librtos de Cybersix pendientes de lectura a ver si tenía traspapelado ese episodio en el que los villanos le roban a su bebé. No lo tengo, pero encontré uno que es secuela directa de ese, y que se publicó justo antes que el que vimos la semana pasada. Se llama “Vita per Vita”, el el Vol.25 de la colección italiana, y es infinitamente mejor que lo que me tocó padecer en la entrada anterior.
El dibujo es excelente de punta a punta. En los créditos, además de Carlos Meglia, figura Alejandro Santana quien se integra al mundo imaginado gráficamente por el prócer quilmeño de una manera sencillamente perfecta, sin fisuras. No hay una sóla viñeta en la que puedas decir “acá Meglia no hizo nada y le dejó todo el laburo a Santana”. Dentro de lo choto que es poner a un dibujante (especialmente a uno con talento) a copiar el estilo de un colega, esto es todo ganancia, y visualmente “Vita per Vita” está a un nivel muy cercano al de los mejores episodios de Cybersix.
Y el guion es muy sólido. No está estirado, no tiene injertos bizarros calzados con forceps, no saca personajes nuevos de la galera para rellenar páginas, no abusa de las secuencias oníricas… Esto es bien canónico, bien del “núcleo duro” de la saga de la criatura artificial que se le sublevó a su diabólico creador. El conflicto central es potente y perturbador: acá vemos qué límites está dispuesta a cruzar Cybersix con tal de recuperar a su hijo, en una aventura violenta y descarnada como pocas. Trillo nos presenta a la heroína como una mujer al límite, enfrentada a un Von Reichter más sorete que nunca, en una lucha en la que por momentos el fin justifica los medios y la frontera entre buenos y malos se hace difusa. También hay un rol muy importante (y mucho desarrollo) para Joseph, el hijo clónico de Von Reichter, buenos diálogos, ese clima ominoso que asociamos con las noches de Meridiana y –por si faltara algo- un final más amargo que la hinchada de Independiente. En cualquier momento voy por más Cybersix.
Vamos a Brasil, año 2015, cuando Marcello Quintanilha publica Talco de Vidrio, la novela gráfica con la que pega el salto del palo indie brazuca a las editoriales prestigiosas de España y Francia, que desde entonces le publican hasta la lista de los mandados.
Talco de Vidrio es un claro ejemplo de novela gráfica existencialista, en la que nos metemos a fondo en la vida de Rosángela, una odontóloga de cuarenta y pocos, que vive una vida tranquila, organizada, sin sobresaltos… hasta que ciertos fantasmas, ciertas inseguridades se transforman en demonios que la llevan al borde del abismo. Quintanilha cuenta una historia de gente común, sin elementos fantásticos, ni aventuras, en la que los conflictos van por dentro. Y ni siquiera los enfatiza demasiado, no es tan explícita la causa de esta “evolución” en el personaje protagónico, es algo más sutil, más sugerido que subrayado. Las pistas están, ya que cada diálogo, cada bloque de texto, pasa por ahí, por bucear en la psiquis de esta mujer, por acompañarla en su crisis y en el replanteo de sus prioridades, sus actitudes y sus vínculos. Esto hace que Talco de Vidrio no sea una novela gráfica para cualquier tipo de lector. Más de uno preferirá un relato más aventurero, y es entendible. Esto va por otro lado, claramente.
En el dibujo y en la narrativa, Quintanilha me enloqueció. Por momentos me hizo acordar a Stray Toasters y Big Numbers, las obras más experimentales de Bill Sienkiewicz, no en la estética, sino en la forma de armar las secuencias. Quintanilha le pone una onda increíble a una historia 100% urbana y real, y trastoca ese grafismo hiper-pendiente del realismo fotográfico para lograr efectos notables, tanto en las personas como en los objetos y los paisajes. Estamos frente a un tipo con un manejo devastador de una gran cantidad de técnicas, que engaña al lector incauto con su impronta “Juan Carlos Flicker” y enseguida lo lleva a otro terreno, en el que da cátedra. Esto es el mundo real, pero visto a través de un prisma que le permite al autor sorprender una y mil veces al lector y –lo más importante- imponer una estética propia por sobre el mero retrato de la realidad. Enorme trabajo de un autor de una madurez inverosímil, coronado por un final impactante e impredecible.
Para cerrar, sigo intentando liquidar el pilón de los libros de historieta argentina editados en 2020, y hoy le dedico una breve glosa a Roque & Gervasio, Pioneros del Espacio, protagonistas de la novelita gráfica titulada “Venganza Vegetal”. Esta creación de Federico Reggiani y Ángel Mosquito retoma la consigna de Los Visitantes del Agujero del Comedor: mezclar de la manera más divertida posible los tópicos de la cklásica aventura de ciencia-ficción con lo más prosaico y lo más grasa de la comedia barrial argenta. El resultado es muy, muy efectivo, y logró arrancarme más de una carcajada.
Ni hace falta subrayar la química entre los autores, que se conocen hace décadas y en todo momento ejecutan como si fueran una sola persona, no una dupla. El estilo de dibujo engancha perfecto con el tipo de historia que se quiere contar, hay muy buenas secuencias de acción, muchos chistes, un trabajo alucinante de Mosquito a la hora de poner los grises… y en todo caso lo que tengo para criticar es la omisión de las zanjas entre las viñetas, que no deberían faltar nunca. La otra decisión medio extrema en materia de puesta en página (bancar una grilla de cuatro viñetas iguales a lo largo de casi toda la novela) no me hizo ruido para nada. Espero con muchas ganas las próximas aventuras de Roque & Gervasio.
Y nada más, por hoy. Gracias por el aguante y no se olviden de descargar la Comiqueando Digital en https://comiqueandoshop.blogspot.com/.
sábado, 19 de junio de 2021
14 al 20 de JUNIO
Otra semana de escasa lectura, porque estoy muy cebado leyendo otra cosa (vinculada a la historieta) y no le dediqué muchas horas a los comics que pueblan mi estante de material pendiente de lectura.
Me devoré una novela gráfica de 96 páginas de Cybersix, de fines de 1995, la época de pleno auge de la creación de Carlos Trillo y Carlos Meglia. Y me pareció flojísima. El planteo no es malo: aparecen en Meridiana tres robots creados por los nazis en los años ´40, que se alimentan de Odio, Miedo y Dolor (por eo el librito se titula “Odio, Paura, Dolore”). Estas criaturas provocan un in crescendo de muertes, que va a desembocar en el choque con Cybersix, en medio de una especie de gran convención anual de sadomasoquistas, donde habrá grandes dosis de odio, miedo y dolor. Pero el desarrollo es poco interesante, a tal punto que nada de lo que sucede logra empañar al principal sub-plot que tiene en este momento la serie: Cybersix tuvo un bebé, que fue raptado por los villanos, y esto la desestabiliza emocionalmente como nunca antes. Ese conflicto eclipsa por completo al de los robots y es el que le da a la historieta buena parte de su interés dramático. Por otro lado, Trillo se da cuenta de que el argumento que se le ocurrió no soporta un relato de 96 páginas, entonces TRES VECES a lo largo de la novela, interrumpe la narración para llevarnos –con cualquier excusa- al terreno de la “ficción dentro de la ficción”. Allí encaja con forceps tres historias cortas (también vinculadas al terror), que no tienen nada que ver con la saga de Cybersix, dibujadas en un estilo totalmente distinto al de Meglia por Ricardo Vispo, uno de los integrantes de la Legión de Asistentes de Meglia. ¿Cuándo y para qué proyecto habrán realizado Trillo y Vispo esas páginas que acá aparecen a modo de relleno? Ni idea, pero se nota mucho que no se pensaron originalmente para integrarse a la trama de este librito de Cybersix.
Las 70 páginas que sí están dibujadas en el estilo habitual de la serie tienen muy poco de la magia de Meglia. No me atrevo a afirmar que TODO haya sido dibujado por asistentes que imitaban la línea del prócer quilmeño, pero no lo descarto. La mano maestra de Meglia se nota en los fondos (que son los mismos en todas las aventuras de Cybersix) y no mucho más. La verdad, me lo voy a guardar sólo por el amor incondicional a Trillo y Meglia y porque al estar en italiano es difícil que alguien me la quiera comprar, o me la acepte como regalo. Tengo sin leer varias novelitas más de Cybersix en italiano, así que en los próximos meses las vamos a recorrer en este espacio.
Me fue mucho mejor con el Vol.3 de The Goon, la serie de Eric Powell, hoy casi “de moda” gracias a la edición en castellano que pulula por las comiquerías a un precio bastante amistoso. Esta vez no hay autores invitados, está todo escrito y dibujado por el ídolo. Incluso en el episodio en el que aparece Hellboy a compartir una aventura con The Goon, Mike Mignola apenas aporta un par de páginas y algunos diálogos, como para no eclipsar en absoluto a un Powell que está en un nivel increíble.
Además, en este tomo, no sólo hay historias que impactan por la violencia y la guarrada. También hay historias emotivas, que te llegan al alma y demuestran que Powell es mucho más que un especialista en “chabones grandotes y monstruos que se cagan a trompadas”. La historia de la dama vampiro, y la del zombie que resucita pero quiere volver a morir, son dos joyas que le suman a la serie una capa de profundidad y hasta de lirismo. Y después, la de Hellboy y la del Hombre Lagarto, son aventuras clásicas de machaca, descontrol y delirio, con guiños irónicos, groserías y todas esas cosas que ya vimos y disfrutamos en los TPBs anteriores de The Goon.
Por supuesto, el dibujo sigue tan potente y tan glorioso como siempre, repleto de esa magia heredada de los grandes cracks de la E.C. Comics y de Will Eisner, y siempre puesto al servicio de una narrativa cristalina, cautivante y efectiva como pocas. No sé cómo seguirá la evolución de la serie, porque no me quedan más TPBs sin leer. Pero lo que leí hasta ahora es realmente grosso. No es la mera suma de elementos fantásticos y bizarros + violencia al palo + chistes groseros. Hay más. Hay un espíritu, un corazón… no sé cómo definirlo, pero hay algo que está ahí, que le suma una onda alucinante y una identidad reconocible al instante a esta creación de Eric Powell cuyo aporte al mainstream yanki de este siglo sería absurdo soslayar.
Y nada más, por hoy. Nos reencontramos el finde que viene, con nuevas reseñas acá en el blog. Y si quieren leer más (y mejores) textos sobre comics, siempre tienen la posibilidad de descargarse el apoteótico nº2 de Comiqueando Digital en https://comiqueandoshop.blogspot.com/. Gracias y hasta pronto.
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sábado, 12 de junio de 2021
7 al 13 de JUNIO
Otra semana de pocas lecturas, porque por suerte estuve avanzando mucho con otro proyecto del cual en poco tiempo voy a poder contar mucho más.
Empiezo con un libro que quería leer desde hace años, cuando mi amigo Lucas Ferrero me cebó hablándome maravillas y mostrándome algunas páginas. Dance! Kremlin Palace compila una serie de historias cortas realizadas por Shintaro Kago en 2003, donde da rienda suelta a una descarnada sátira política que gira en torno a la Unión Soviética y los distintos líderes que tuvo ese conglomerado de naciones durante el tiempo que duró el régimen socialista, y más allá. Kago encuentra en el régimen político de la URSS y en la cultura rusa en general un montón de elementos para exacerbar, para llevar a un extremo grotesco, disparatado y sumamente cómico. Fiel a su costumbre, se va al pasto muchas veces, con escenas de mutilaciones, violaciones, torturas y gente que vomita caca, pero todo en un contexto festivo, de joda fuera de control. Cada frase, cada gesto, cada medida política de uno de los líderes rusos (de Stalin a Putin) es tomada por Kago como disparador de una o varias secuencias en las que (como ya hizo en Compendio de la Verdadera Historia Universal) empieza el relato con un tono documental y de a poco se empieza a imponer el delirio y el zarpe cada vez más pasados de rosca. Hasta el frío que suele hacer en esa región le sirve al autor para generar ideas loquísimas, de gran impacto cómico.
Kago mezcla la historia real de la URSS con alienígenas, androides, zombies, máquinas hechas con cuerpos de mujeres mutiladas, una especie de Disneylandia socialista, un partido de beisbol… Todo vale para delirar y sorprendernos con el impacto de los chistes, o de las atrocidades que nos cuenta el autor. Particularmente agudo es el episodio en el que los rusos logran que Japón se vuelva socialista. Acá queda muy claro que lo de Kago no es simplemente una burla al régimen soviético, sino que se aferra del mismo (y de la mirada que sobre el mismo se difundió en Japón, y en casi todo Occidente) paralanzar dardos envenenados también contra el sistema capitalista.
El dibujo no es brillante, ni busca impactar por el lado del virtusismo, sino que apunta a otro efecto, que es el de mostrar una versión deforme, mutante y asombrosa de Rusia, sus líderes, sus paisajes y su iconografía. Y combinar todo eso con los elementos fantásticos, bizarros y extremos que surgen de la inagotable imaginación de ese genio fuera de control llamado Shintaro Kago. Libro muy recomendable, para explotar de risa y gritar muchas veces “¡no podéeesss!”.
Me vengo a Argentina, año 2020, cuando se edita El Cantar del Farsante, una novela gráfica de Juan Bertazzi y Hernán González. La consigna es muy atractiva: convertir al mítico Antonio Mamerto Gil Nuñez, más conocido como “el Gauchito Gil”, en un tipo que murió y resucitó con la misión de escupirle el asado a otras criaturas sobrenaturales y espíritus malignos vinculados a las leyendas de nuestra Litoral. Una especie de Hellblazer criollo, en la selva mesopotámica del último tercio del Siglo XIX.
El guion de Bertazzi combina el “secret origin” del protagonista con un caso muy turbio, en el que el horror no viene sólo de las criaturas a las que enfrenta Nuñez, sino también de la descripción descarnada que hace Bertazzi de la precaria e injusta situación laboral a la que estaban sometidos en ese entonces los peones de las grandes estancias del Interior de nuestro país. Al principio me costó un poco entender por qué y en qué momentos el guion decide interrumpir el relato del tiempo “presente” para contarnos el pasado de Nuñez, pero con el correr de los capítulos me empezó a cerrar mucho más. Fuera de los notorios errores y omisiones en materia de signos de puntuación que exhiben los diálogos, el resto me resultó muy convincente y atractivo.
El dibujo de González sigue mutando, y acá lo vemos en su trabajo más limpio, menos plástico, más funcional al relato y menos al lucimiento de sus innegables condiciones con el pincel y la tinta. De todos modos fluctúa mucho entre viñetas muy realistas, muy cargadas de detalles fotográficos, y otras más sintéticas. También entre secuencias muy jugadas a un claroscuro potente y otras en las que entran en juego varias técnicas de entintado distintas. A grandes rasgos, González sortea con éxito la prueba de trabajar en un estilo un poco más convencional, en el que se nota menos su impronta personal tan marcada en otras obras. Hay algún que otro tropiezo en la narrativa, fruto de ángulos elegidos con criterios medio raros, que hacen que el relato no fluya con la naturalidad que sería ideal, y eso que señalaba de las distintas técnicas de entintado, que distraen un poco al ojo, en esos saltos mortales de la línea clara a la mancha profunda o el festival de las tramas y los esfumados, o del recontra-realismo lleno de detallitos y el grafismo más crudo, más pelado, en los que se impone la síntesis. Estos vaivenes le impiden al dibujo de González crear climas y sostenerlos, pero también le amplían mucho el repertorio de efectos a la hora de impactar al lector, sobre todo en las escenas más escabrosas.
El balance general de El Cantar del Farsante es positivo, porque la historia es atrapante, bastante original, el personaje central está muy bien tratado y la época histórica muy bien aprovechada. Si vienen nuevas aventuras de Antonio Mamerto Gil Nuñez a cargo de eta dupla y en esta misma onda, se puede armar una serie realmente potente.
Y nada más, por hoy. Será hasta el finde que viene y no se olviden de pasar por https://comiqueandoshop.blogspot.com/ y descargar la Comiqueando Digital. Sale muy barata y garantiza muchas horas de buena lectura, además de que es una forma de contribuir con quienes generamos tantos contenidos gratuitos sostenidamente hace tantos años.
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domingo, 6 de junio de 2021
31 de MAYO al 6 de JUNIO (parte 2)
Bueno, ahora sí, más reseñas de material que leí durante estos últimos días.
Me gustó mucho Viaje con Bill, una extensa novela gráfica del maestro alemán Matthias Schultheiss que data de 2010. Esto es algo muy distinto a todas las obras en la muy diversa carrera del autor, que esta vez nos propone una road movie atravesada por un realismo mágico con ciertos tintes new age. Sostenida en dos personajes muy carismáticos y uno que es una especie de cero a la izquierda, Viaje con Bill no se preocupa demasiado por explicar todo lo que sucede, y por momentos hasta te hace sospechar si algunas de las cosas que suceden están ahí porque son importantes para la trama, o simplemente porque Schultheiss tenía ganas de dibujarlas. Pero siempre ganan la tensión dramática y la profundidad emocional que el autor le imbuye a la historia y a los protagonistas (por lo menos a Bill y a Tweety), con lo cual ni siquiera las escenas más limadas, o aparentemente más inconexas, alcanzan para desengancharnos del relato. Como toda road movie, Viaje con Bill propone un ritmo lento, con trayectos en los que no pasa demasiado y en los que la contemplación predomina por sobre la acción. Y de nuevo, eso tampoco le resta atractivo a la historia ni nos invita a desengancharnos ni a pasar más rápido las páginas del libro.
Esto se debe en buena medida al maravilloso trabajo que realiza Schultheiss en el dibujo, en las composiciones, en la puesta en página, en los climas que logra con su inagotable paleta de colores. Acá tenemos un retrato de la Norteamérica actual, de sus rutas, sus pueblos, su gente, sus paisajes, realmente sublime. Te dan ganas de agarrar un auto y salir a hacer el mismo recorrido que hacen los personajes en el libro, para ver con tus propios ojos ese pedazo (extenso y variado) del mundo real que Schultheiss muestra a través de su particular estilo. La verdad, no se me ocurre nada para criticarle. Por ahí ese tramo medio new age, con el chamán y el barquito, pero está todo tan bien dibujado y a nivel narrativo etsá tan bien contado, que no tiene sentido cuestionar nada. Si no te provocan rechazo las historias en las que algunos elementos fantásticos se cuelan por la ventana de una trama realista, 100% verosímil y 100% humana, no tengo dudas de que Viaje con Bill tiene altas chances de conquistarte, como me conquistó a mí. Y si sos fan de Schultheiss y amás sus dibujos al punto de comprarle cualquier cosa sin importar la calidad de los guiones, obviamente esto no te lo podés perder por nada del mundo.
Ya muy cerca de terminar la pila de libros editados en Argentina durante 2020, me sumergí en Las Nuevas Aventuras de Dugong y Manatí, la novela gráfica realizada en solitario por Quique Alcatena, en la que retoma a los personajes que ya conocíamos de aquel librito reseñado el 01/07/14. Guarda, este no es el Alcatena que trabaja para Italia, sino el Alcatena que escribe, dibuja y colorea una aventura apta para todo público, en la que se otorga a sí mismo total libertad para jugar a un juego en el que está muy canchero. La novela gráfica está poblada de personajes tomados de otras mitologías (la de Popeye, la de Corto Maltés, la de Tintín, la de Moby Dick, la del Yellow Submarine de los Beatles, etc.) y de otros inventados por Quique, en la línea de los superhéroes de la Silver Age de DC, y que no desentonarían para nada en el universo de Dr. Paradox.
Como las aventuras de Paradox, esta de Dugong y Manatí no exploran demasiado en la personalidad ni las motivaciones de los protagonistas, sino que se centran en una trama de suspenso y acción, que derivará en una gran pelea final en la que (lógicamente) ganarán los buenos. El poco desarrollo de personajes que hay, se lo llevan los secundarios, mientras que el dúo protagónico funciona más como un deus ex machina que como personajes con los que el lector se pueda identificar. De hecho, ni siquiera está muy justificado que sean dos. La historia se puede contar exactamente igual sólo con Dugong o sólo con Manatí, porque parte del chiste (que a mí particularmente no me parece gracioso) es que ambos sean casi imposibles de distinguir uno del otro.
Básicamente esto es Alcatena apostando a lo seguro, a lo que conoce a la perfección y le sale de taquito. Y funciona, te entretiene, te arranca varias sonrisas, por momentos te atrapa en la intriga que urden los villanos, y además está todo muy bien dibujado. Extraño un poco esa galería infinita de palacios, criaturas y ejércitos tomados de las más diversas culturas o nacidos de la inagotable imaginación de este prócer del plumín, pero también entiendo que esta historieta en particular va para otro lado y se nutre de otra iconografía... que Quique también maneja con una maestría infinita. O sea que no hay mucho riesgo, pero hay garantía de diversión, de personajes atractivos, de una trama ganchera y, si venís muy acostumbrado al Alcatena que dibuja en blanco y negro esas historias más solemnes o más reflexivas, acá vas a encontrar algo muy distinto, que te puede servir como recreo, o para descubrir otra faceta de este autor fundamental del Noveno Arte.
Y ahora sí, no hay más. Será hasta la semana que viene, y no dejen de pasar por https://comiqueandoshop.blogspot.com/ a descargar la Comiqueando Digital.
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sábado, 5 de junio de 2021
31 de MAYO al 6 de JUNIO
Esta semana pude leer un poco más, porque ya se terminó la tarea colosal que fue armar el nº2 de Comiqueando Digital. Posta, creo que es lo más grosso que hicimos en nuestras miserables vidas. Una revista de 285 páginas, con material 100% inédito, con contenios audiovisuales exclusivos (entre ellos un podcast de TRES horas en el que participan Horacio Altuna, Enrique Breccia, Cacho Mandrafina, Eduardo Risso, Juan Bobillo, Lucas Varela, Pablo Túnica y Alejandro Dolina), y con un nivel del que estamos realmente muy orgullosos. Hay una mega-nota de 90 páginas dedicada a recorrer la vida y la obra de Carlos Trillo, una sobre Valérian, una sobre todas las historietas que escribió Frank Miller ambientadas en el universo del Dark Knight, la biografía de Hirohiko Araki, una exploración del universo de las historietas de Star Wars, notas completísimas sobre personajes grossos como Popeye, Shang-Chi y el Dr. Mortis, una sobre historietas que abordaron el tema del anarquismo, una sobre la historieta alemana durante los años en los que el Muro de Berlín partió al país en dos… De verdad, quedó un numerazo demoledor, que deja muy chiquito al nº1 y sube mucho la vara con miras al nº3. Recomiendo muchísimo que tod@s quienes quieran saber mucho más sobre historietas de todo el mundo se descarguen la revista en https://comiqueandoshop.blogspot.com/. Vale $ 380, una guita con la que hoy no te comprás ni media docena de sánguches de miga, y tiene material como para leer durante los tres meses que faltan para que salga la próxima. El lunes, en el sitio web, vamos a recorrer el índice de manera más detallada, como para que los indecisos se terminen de decidir y corran a descargarla.
Como siempre, en la tienda virtual también sumamos material de descarga gratuita, que se pueden llevar sin poner un sope. Pero si pueden aportar unos pesitos, mucho mejor. Ah, y esta semana arrancamos con una nueva idea, un nuevo canal a través del cual vamos a brindar contenidos 100% gratuitos: entrevistas en vivo en el Instagram de Comiqueando, con grandes autores del habla hispana. El primer episodio es el jueves 10 a las 18 hs (de Argentina), y voy a estar conversando con el maestro mexicano Humberto Ramos.
Ahora sí, vamos con las lecturas. Me divertí mucho con Deathwest, una historieta de Luis Santamarina, que antes firmaba como “Ziul Mitomante”. Es una especie de versión deforme de La Divina Comedia de Dante Alighieri, sin trama romántica y con elementos que tienen que ver con el western, con el terror y hasta con la escatología. Y sobre todo con mucho humor. Es una trama supuestamente dramática, con pasajes épicos, pero que todo el tiempo te tira guiños, onda “tranqui, que es todo una joda y lo importante es cagarnos de risa un rato”. Sin dudas esa es la principal virtud del guion: no tomarse nunca en serio a sí mismo. Porque si lo pensamos friamente, lo que le sucede a Kowalski es bastante jodido, y hasta descorazonador. Pero la forma en que Santamarina lo cuenta, hace que uno se deje llevar por la acción, el delirio y los chistes, y la pase muy bien a lo largo de las 53 páginas que dura la historieta.
En materia de dibujo, me queda clarísimo que Santamarina no es un virtuoso, pero la rema muy decorosamente. Para darme cuenta de que esa cosa cuadrúpeda era un coyote, me lo tuvo que aclarar en los textos. Pero está todo bien envuelto en un trazo original, no exento de un cierto atractivo bizarro, y muy enriquecido por la aplicación de las tramas mecánicas, que son sin dudas la estrella dentro de la faz gráfica de Deathwest. Predomina una narrativa muy clásica, muy accesible, y cuando aparece algún recurso un poco más sofisticado, está bien resuelto. El balance del librito es muy positivo, porque la edición está bien cuidada y la historieta banca con solidez la propuesta (humilde, poco pretensiosa) de contarnos una aventura extraña y grandilocuente, con situaciones y criaturas que no vimos en obras anteriores, siempre con el foco puesto en la diversión y con momentos de alto impacto, en lo que respecta tanto a la acción como a la comedia.
Y hay más, pero lo dejamos para mañana. Sí, mañana domingo me voy a vacunar y a la vuelta sale otro posteo con la segunda parte. Prometido.
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