sábado, 25 de septiembre de 2021
KRAZY KAT: THE COMIC ART OF GEORGE HERRIMAN
Esta vez me tomé toda la semana para leer un solo libro… pero qué libro, maestro. 224 páginas de las cuales… más de 70 son textos y el resto, todo historietas. Y además historietas anteriores a 1945, algunas con más de 100 años de antigüedad.
La selección de las historietas y la redacción de los textos corrieron por cuenta de Karen O´Connell, Georgia Riley de Havenon y el maestro Patrick McDonnell, el genial creador de Mutts. Es una selección alucinante, pensada para ampliar nuestra comprensión del universo gráfico y mágico de George Herriman. Hay planchas de casi todas las obras del maestro anteriores a Krazy Kat, y una vez que nos centramos en su obra magna, hay tiras diarias, planchas dominicales en blanco y negro, planchas dominicales a color y hasta unas cuantas planchas e ilustraciones que originalmente se publicaron en los diarios en blanco y negro, pero que Herriman coloreó con acuarelas y tintas para regalárselas a amigos suyos. Todo esto reproducido con una calidad incuestionable y acompañado de textos muy completos, redactados de modo muy dinámico, que nos aportan datos valosísimos acerca de la vida de Herriman y su familia, y del contexto histórico en el que le tocó trabajar.
De la mano de McDonnell, O´Connell y Riley de Havenon me enteré de muchísimas cosas que desconocía, especialmente acerca de los trabajos de Herriman anteriores a Krazy Kat. Pero no quiero caer en la tentación de transcribir la información que aparece en el libro, ni de usarlo como machete a la hora de contar qué impresión me causó volver a leer Krazy Kat después de muchos años. Esta es una historieta sobre la que se ha escrito muchísimo, y no es fácil ir por otro lado, sin repetir ideas o conceptos que uno ya leyó en otro lado.
Creo que (además de la calidad de la historietas) lo que más me llamó la atención es que Krazy Kat es intraducible. No solo por la manera en que Herriman deforma las palabras, en esa búsqueda de que suenen más graciosas y más parecidas a la fonética que a la ortografía. Algo de eso también vimos en el Popeye de Elzie Segar, y no es fácil de traducir, pero se puede. El tema es que Herriman jamás aclara si Krazy Kat es macho o hembra, y de hecho ese dato va variando, es una identidad de género tan fluida que no se queda quieta. A veces se establece que es gato, a veces que es gata y a veces los propios chistes ironizan acerca de esta indefinición. Se supone que si los dos personajes que se vinculan afectivamente con Krazy son varones, Krazy debería ser mujer, pero no está para nada claro y no son pocas las tiras en las que se denomina al personaje como “he” (él). Entonces, si Krazy dice “I´m in love” y el traductor pone “estoy enamorada”, está mal. Y si pone “estoy enamorado”, también está mal. Cualquier indicio que rompa esta ambigüedad, va en contra de lo que quiso hacer Herriman, que era precisamente mantener al lector desorientado, sin saber nunca si Krazy era una gata heterosexual o un gato homosexual. Por supuesto, en ninguna de las historietas reproducidas en el libro aparece la palabra “homosexual”. Te regalo tener que traducir esta historieta al castellano.
Otra cosa que me llamó mucho la atención es cómo incluso en las planchas de los años ´30 y ´40 Herriman se resiste a incorporar planos en los que los personajes no se vean de cuerpo entero. A veces los enfoca más de cerca, a veces más de lejos (para que se luzcan esos paisajes majestuosos basados en los desiertos de Arizona), pero prácticamente nunca nos muestra solo las cabezas de los personajes, ni siquiera cuando estos largan extensos globos de diálogo- Algo que para los años ´30 ya estaba completamente naturalizado en las historietas que aparecían en los diarios de EEUU, en Krazy Kat se vio poquísimo, y muy sobre el final de la tira.
Y el otro elemento (este sí, más abordado por varios textos que leí sobre la serie) es esa relación absolutamente promiscua entre humor y poesía. Poesía humorística o humor poético. No importa, llamalo como quieras. Acá tenemos situaciones 100% en joda (que rara vez motivan carcajadas, pero siempre te sacan sonrisas) en las que se ven involucrados todo el tiempo recursos poéticos e incluso una mirada poética del mundo, de los personajes, su entorno y la forma en que se vinculan.
Sobre el dibujo de Herriman también se escribió muchísimo, y es realmente increíble. Durante muchos años, es un típico dibujante humorístico de aquella época, muy suelto, muy plástico, con gran manejo de los sombreados y los detalles. Y en algún punto, encuentra una síntesis imposible, que le hace pegar un salto cualitativo brutal y que logra que en sus últimos años Krazy Kat adopte una estética totalmente moderna, o por lo menos atemporal. Si te dicen que esas planchas de 1942 son de 1972, te lo creés sin ningún problema. Y si te dicen que son de 2002… por ahí desconfiás un toque, pero no lo descartás de plano.
Y nada más. Krazy Kat es una historieta que se publicó casi todos los días entre 1913 y 1944, que perduró más por el prestigio del autor que por su popularidad entre los lectores, y que estaba obviamente adelantada a su época. Hoy, por suerte, tiene el status que se merece, de Obra Maestra, de genialidad absoluta, de joya vanguardista difícil de explicar en el contexto de 1913 e incluso en el de hoy. También por suerte hay muchas reediciones, como para descubrirla como y cuando quieras. Esta en particular me encantó, por la calidad de los textos y la posibilidad de ver material de las otras obras de Herriman.
Gracias por el aguante y hasta el finde que viene.
sábado, 18 de septiembre de 2021
13 al 19 de SEPTIEMBRE
Esta semana pude leer un poco más, por suerte.
Arranco con el Vol.32 de Cybersix, una historieta de hace 25 años que nunca había leído y que superó todas mis expectativas. Escrita por Fer Calvi (bajo la atenta mirada de Carlos Trillo) y dibujada por Ricardo Vispo (con fotocopias de fondos y personajes dibujados por Carlos Meglia), esta aventura le pega un giro impresionante al plot que esta serie arrastraba hacía tiempo, que era el secuestro del bebito de Cybersix (y Lucas Amato) por parte de Von Reichter, el principal villano de la saga. El guion ofrece una alquimia perfecta entre peleas, emociones fuertes, pinceladas de un humor ácido, incluso toques de humor más inocente o más absurdo, y esa cuota de desolación que aporta Lori (Maura, para los italianos) en esa lucha contra la drogadicción, que todo el tiempo sabemos que va a perder. En estas 96 páginas no hay relleno: pasa de todo y todo es importante, conmovedor y potencialmente disparador de más y mejores episodios. Espero que entre los tomos que me falta leer haya… dos o tres guiones a un nivel similar al de “Un figlio di nome Gengis”.
El dibujo de Vispo está muy logrado, muy bien acoplado al relato que propone Calvi y muy respetuoso del estilo de Meglia. Sin estridencias, por ahí sin la magia del maestro quilmeño, pero muy eficaz a la hora de transmitir la intensidad arrolladora de todo lo que sucede en estas páginas. Parecía mentira que, entrega tras entrega, Trillo y sus colaboradores siguieran estirando la saga de Cybersix sin meterse a fondo con el mejor subplot que tenía la serie, y bueno, acá queda claro lo mucho que se puede impactar al lector cuando esa punta argumental se coloca en el centro de la escena y se desarrolla con huevos y talento. Me encantó.
Uno por ahí no se daba mucha cuenta, pero hace 10 años este blog estaba muy adelantado a su época. Entre otras cosas, porque hablábamos de autores y obras que mucho después se empezaron a publicar y a hacerse más o menos populares por los lectores del habla hispana en general, y de Argentina en particular. Un caso emblemático es el de Inio Asano, y un testimonio elocuente de esto es que este año se pubicó en nuetsro país un tomo con todas las historias de What a Wonderful World, que yo reseñé en este espacio los días 2 y 11 de Febrero de 2010. Como el tomo de Ivrea trae material que las ediciones yankis no traían, me deshice de ellas y ahora tengo la hermosa edición nacional. Felizmente, me acordaba poco y nada de las historietas que leí hace más de 11 años, así que volví a disfrutar un montón eta nueva lectura.
Como ya opiné acerca de los dibujos y los guiones, esta vez quiero hacer hincapié en la traducción de Pablo Tschopp, que en general me pareció buenísima. Le encontré un problema, que aparece cuando los personajes (que supuestamente hablan en argentino) dicen cosas tipo “fuimos amigos por 15 años”, “te esperé por tres horas” o “viví en ese barrio por ocho años”. Eso es horrible, parece una mala traducción del inglés, donde se dice “I lived in that neighborhood for eight years”. En Argentina, ese “por” está totalmente de más a la hora de medir el tiempo. Acá decimos “fuimos amigos 15 años”, “te esperé tres horas”, etc. El resto, funciona muy, muy bien. No hay un abuso de las puteadas argentas, ni nada que obstaculice la sensación de realidad que transmiten las historietas de Asano. Y está esa última historieta de 16 páginas, que yo no conocía y que me pareció bellísima. Así que, una vez más, recomiendo fuerte este hermoso trabajo de un Asano primerizo pero devastador, esta vez en su exquisita edición nacional y popular.
Hacía bastante que no leía trabajos de Jorge Quién, y esta vez me toca comentar el que más me gustó (hasta ahora) de las obras de este extrañísimo autor. Bestinta es una novela gráfica de 64 páginas, realizada íntegramente por Jorge con la mano izquierda, su mano menos hábil. Entre un argumento que parece a todas luces improvisado sobre la marcha y la dificultad de trabajar con la mano que habitualmente no usa, se podría hablar casi de un suicidio artístico por parte del argento-chileno. Y sin embargo Bestinta es una obra atrapante, divertida, ingeniosa, impredecible, que llega (por caminos poco convencionales) a una muy buena resolución. Jorge Quién combina introspección y machaca, bizarreada y reflexiones profundas, dibujos a mano alzada con imágenes muy logradas, y siempre con la mano izquierda, con la que consigue resultados asombrosos.
Lo único que no me cerró es el tema del rotulado, con letras muy grandes (también escritas con la zurda), que a veces ocupan demasiado espacio dentro de las viñetas. Cuando llegan las páginas más habladas, o con más bloques de texto, estas letras enormes (y las tachaduras) cobran una centralidad desmedida, en detrimento del dibujo y esas páginas se deslucen bastante. El resto, una delicia. Una historieta 100% experimental sin fisuras, que cualquier fan de las obras anteriores de Quién va a aplaudir de pie, y que además le puede cosechar nuevos fans a este autor siempre inquieto. Esta es una edición de Fadel&Fadel de 2018, que no sé si será fácil de encontrar, pero aún así me animo a recomendar que la busquen y la lean.
Ahora sí, nada más. Gracias y hasta el finde que viene.
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sábado, 11 de septiembre de 2021
6 al 12 de SEPTIEMBRE
Otra semana de pocas lecturas, pero bueno, ustedes ya saben… Mucho trabajo, complicaciones, la sanata de siempre. Y también saben que si quieren leer mucho más, se pueden descargar la Comiqueando Digital nº3 en https://comiqueandoshop.blogspot.com/ y disfrutar horas y horas de artículos, secciones, columnas y contenidos audiovisuales exclusivos.
Hoy tengo para reseñar dos libros antiguos, y arranco con el Vol.2 de Yugurta, editado en España en 1981, pero realizado por Jean-Luc Vernal y Hermann mucho antes, a fines de los años ´60 para la revista Tintin. Este es el último tomo que dibuja Hermann, pero la serie continuará 14 álbumes más, que no creo que lea nunca.
Esta segunda entrega no se separa en nada de la anterior (ver reseña del 21/08/21), pero a mí me atrapó bastante menos, se me hizo más pesada. Me encantó ver a Hermann romper varias veces la grilla de las cuatro tiras por página, para lucirse con viñetas más grandes. Pero si bien visualmente este álbum es más poderoso que el anterior, el relato me resultó más previsible y menos emocionante. Por ahí porque ya conocía a los personajes y a la situación, y la verdad que lo único que podía sacudir ese estado de cosas que planteaba Vernal en el Vol.1 era la confrontación directa entre Yugurta y el Imperio Romano… cosa que sucede, pero de modo intermitente, con escaramuzas, más que con una guerra posta. En el medio, en el tira y afloje entre el orgulloso príncipe númida y los corruptos senadores romanos, la trama se hace protocolar, muy conversada al pedo. Ojo, me parece loable que en una historieta juvenil el guionista se juegue a explicar el “lado B” de los conflictos bélicos, la trama de ambición, poder y codicia que casi no deja espacio para la epopeya. El tema es que no lo hace con la fluidez ni con la pericia que la situación (a mi juicio) requería.
Así que me sorprendí “pidiendo la hora” varias veces. Me quedo con el Vol.1, como testimonio de lo más cercano que encontré a un “Year One” del maestro Hermann, y si bien acá el dibujo está un poquito mejor, no me resultó una lectura para nada imprescindible ni algo que se deba recomendar enfáticamente a los fans del maestro belga que siguen este blog.
Me vengo a Argentina, año 1989, porque felizmente conseguí el libro que más me calentaba de los que me faltan de la colección de Grandes Humoristas Argentinos que publicó Hyspamérica en aquellos días hiperinflacionarios. “No le veo la gracia” recopila una enorme cantidad de chistes de una sola viñeta y unas poquitas historietas de una sola página del maestro Manuel Peirotti, más conocido como Peiró.
A diferencia de otros libros de esta colección en la que se agrupaba material de distintas épocas, que nos permitían ver distintos estadíos en la evolución del autor, el de Peiró ofrece un contenido muy, muy homogéneo. No hay un solo chiste que te haga suponer “esto es mucho más antiguo que el resto, esto es de los inicios de la carrera de Peiró”, o cosas por el estilo. Si te dicen que Peiró dibujó todos estos chistes en el mismo año, te lo creés, tranquilo. Obviamente no es así: el material está realizado a lo largo de (aventuro yo) toda la década del ´80. Pero arranca en un nivel altísimo y se mantiene así, durante todo el libro.
Son casi 160 páginas, algunas con un solo chiste, otras con cuatro chistes, o sea que la cantidad de gags es brutal. Y la efectividad, altísima. Me reí fuerte muchas veces. Lógicamente, algunos chistes hoy atrasan un poco (por ejemplo, los del cuarentón pusilánime que la juega de pirata para “escaparle” o para burlar a una esposa gigantesca y con cara de déspota, ya quedaron muy atrás), pero no son muchos. Tampoco hay una gran cantidad de chistes anclados a una coyuntura que hoy no se entienda: en general casi todos los temas de los que se reía Peiró en los ´80 hoy siguen bastante vigentes (para bien y para mal). Y donde mejores resultados obtiene el cordobés es en el humor negro, macabro, filoso, con exquisita mala leche. Esos chistes, y los que juegan a extremar por medio del grotesco las miserias económicas y morales de los argentinos, me causaron mucha gracia.
Por supuesto que aunque no me hubiese reído nunca en todo el libro, igual lo recomendaría, por la calidad desorbitada de los dibujos. Peiró es un dibujante perfecto, dueño de un trazo preciso, personal, brillante, que le permite descollar tanto en el humor gráfico como en historietas de corte más dramático. Su manejo de las manchas, las arrugas de la ropa, los detalles que observa y reproduce, las expresiones de las caras, el trabajo en fondos y objetos… todo está muy por encima de la media de los típicos cuadritos que cuentan un chiste en una única viñeta. Si tenés Córdoba Blues (y si no, compralo hoy mismo), ya tenés la mitad más aventurera del Peiró más grosso, que fue el de los ´80. Y con No le veo la gracia, completarías la otra mitad, la mitad más volcada al humor. No te digo que cierro ahí, porque faltan recopilar varias historietas humorísticas realizadas por el ídolo en los ´80. Pero con estos dos libros, me armé un combo devastador.
Nada más, por hoy. Será hasta el finde que viene. Gracias por el aguante.
sábado, 4 de septiembre de 2021
30 de AGOSTO al 5 de SEPTIEMBRE
Si leés esto el sábado 4 de Septiembre, Feliz Día de la Historieta. Si no, no calienta. Vamos con las reseñas del escaso material que pude leer esta semana.
Empiezo con una historieta hecha por autores argentinos para Italia, e inédita en nuestro país: el Vol.31 de la colección de novelas gráficas de Cybersix, publicado en 1996. Esta vez el guion aparece firmado por Carlos Trillo “con la collaborazione” de Fernando Calvi, mientras que Alejandro Santana aparece acreditado como colaborador de Carlos Meglia en el dibujo. Me atrevo a asegurar que, salvo algún otro fondo, todo en esta historieta está dibujado por Santana, que para 1996 era un clon impecable de Meglia, sin la magia, sin el desparpajo del que hacía gala el maestro, pero de gran solidez gráfica y narrativa. O sea que en el apartado visual tenemos un producto más que digno.
El guion tiene un solo problema, y es que está muy estirado. Una historia que podría contarse en 40 páginas, se cuenta en 96. El resto está muy bien. Habitualmente, en los episodios en los que se presentan nuevos personajes, Trillo y su equipo desarrollan mucho a estos, y poco a Cybersix. Esta vez se nota que Trillo y Calvi quieren darle mucho relieve a Hard Boiled, pero también trabajan a fondo al villano y hay espacio para que Cybersix tenga un rol interesante en la trama, y hasta se mecionan un par de los subplots de largo aliento que para este momento estaban sin resolver. Hay muchos homenajes a los clásicos de la novela negra norteamericana, a Titanes en el Ring (de hecho aparece Martín Karadagián) y a Hulk. No me lo imagino a Trillo fan de Hulk o de los Titanes, con lo cual sospecho que eso vino de la mano de Calvi. En general, la trama fluye de manera lógica y si bien está un poquito forzado el tema de que Adrián Seidelman quede al frente de una agencia de detectives, el relato está bien llevado, te logra atrapar. Además, el buen nivel de los textos y la forma en que se dosfican las revelaciones acerca de Hard Boiled y los villanos hacen que el interés no decaiga pese a lo extenso de la narración. Así que el balance general es bastante positivo. Sin ser la gloria ni mucho menos, “Un vendicatore per amico” es una historieta correcta, sin fisuras y entretenida, lo cual no es poco.
Me voy a EEUU, año 2017, cuando se publica el primer recopilatorio de Snotgirl, una creación del consagrado Bryan Lee O´Malley junto a la notable Leslie Hung. Snotgirl es un comic de doble filo: utiliza una estética que puede parecer cool o frivola, precisamente para satirizar el mundo cool y frívolo que habitan las protagonistas. Redes sociales, moda, maquillaje, reuniones top, cafés con condimentos raros, noches de música y tragos… El mundo de la gente joven y hermosa de Los Angeles se parece bastante al del resto de las grandes ciudades, y O´Malley nos los muestra sin filtros de Instagram. Por debajo de todo eso, incluso por debajo de la comedia (que tiene momentos muy eficaces), hay una historia de vínculos, o de cómo el cálculo y la especulación pueden deteriorar los vínculos. Y también una subtrama de misterio, como para manchar con un poco de sangre tanto glamour.
Es un combo extraño, pero funciona bien a varios niveles. No te digo que es lo más genial que leí en años, ni que mi vida carece de sentido hasta que consiga y lea los tomos posteriores, pero me encontré con un comic que atrapa por motivos distintos a la mayoría, con los cheap thrills pensados y mostrados de un modo muy original.
El dibujo no es hiper-original pero sí muy bueno, el color es maravilloso, y lo único que tengo para criticarle es que Leslie Hung parece confiar poco en su capacidad para “narrar de lejos” y abusa de los planos cerrados, donde se ven las cabezas de los personajes y muy poco más. Esto le permite dibujar muy pocos fondos, pero la verdad que este comic quedaría mucho mejor con más fondos, con más atención a paisajes y decorados.
Dudo mucho que O´Malley pueda estirar esta historia más allá de las 250-300 páginas sin que esta pierda atractivo, pero por ahora Snotgirl me resulta un título fresco, inteligente y bastante recomendable.
Nos reencontramos por acá el finde que viene, pero este lunes no dejen de pasar por https://comiqueandoshop.blogspot.com/ a descargar el monumental nº3 de Comiqueando Digital. Y si quieren conocer en persona a los más grandes autores de la historieta argentina, se pueden acercar el viernes 10 a las 16:30 a la explanada de la Biblioteca Nacional, donde vamos a estar realizando la ceremonia de entrega de los Premios Cinder. Nada más. Gracias y hasta pronto.
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