Tengo para comentar varios
libros aparecidos recientemente a ambas orillas del Río de la Plata. Empiezo
con Romancero Ilustrado del Cacique Tabaré, un libro de 100 páginas editado por
Montevideo Comics como parte del homenaje al maestro Tabaré, uruguayo de
nacimiento pero radicado hace como 45 años en Argentina. Lo que más me gustó es
la investigación histórica, la cantidad de data sobre la vida y la obra de
Tabaré que yo desconocía y que este tomo me aportó. Después, en materia de historietas,
tenemos Bicherío y Vida Interior (material que ya tenía en el libro de la
colección Hyspamérica de Grandes Humoristas Argentinos), Paja Brava y Bosquivia
(recopilados en sendos libros por Ediciones de la Urraca), varias historias
unitarias descolgadas (algunas están en No Somos Nada, el librito editado en
España que vimos el 26/12/17), apenas dos entregas del Romancero Ilustrado del
Eustaquio (tenía vagos recuerdos de haber leído esto en Hum®y me volví a mear
de risa como el primer día) y una selección de tiras de Diógenes y el Linyera
(un poco más de 70) que jamás había leído.
Por supuesto, la obra de
Tabaré incluye un montón de otros títulos que no están representados en el
libro, pero no me quejo. Lo que hay está muy bueno y, si bien ya tenía casi
todo en otros libros, este me da la posibilidad de acceder a unas cuantas tiras
de Diógenes y el Linyera (incluyendo la primera) sin necesidad de buscar
libritos que recopilen esa obra, de la que sigo sin ser muy devoto.
Técnicamente, el libro está mejor realizado que otros de los que me traje de
ediciones anteriores de Montevideo Comics y siempre es un placer tener más
material de este prócer de la historieta humorística en la biblioteca. Ahora
falta un librito que recopile Don Chipote de la Pampa, Manfloro y lo mejor de
Vilcapugio y Ayohuma (todo no, porque se repetían bastante los chistes). Aguante
Tabaré.
Marcelo Dupleich volvió a
la carga con un nuevo libro de Roberto (un tipo de mierda), ahora titulado
Mierdapura. Lamentablemente tengo que repetir muchos de los conceptos vertidos
en la reseña del 15/10/18: la cantidad grotesca de páginas SIN historietas ya
alcanza para no recomendar la compra del libro. Posta, esto requería urgente
una o dos historietas más, o 16 páginas menos. No se puede pagar por esa
cantidad de páginas en blanco o en negro sin sentirse estafado.
La narrativa está un
poquito mejor, hay más recursos para evitar la trampa de la grilla de dos
cuadros, el dibujo sigue anclado en esa estética feísta, jugado (con buen tino)
a un blanco y negro extremo, y de nuevo lo más atractivo son los diálogos. Ese
es sin duda el item en el que sobresale Dupleich. Las tramas, en cambio,
sorprenden e impactan un poco menos que en la primera entrega. Encontré una
sóla idea realmente buena, que para todo un libro es muy poco. Con las
aventuras de Roberto, Dupleich sigue corriendo los límites de lo que se puede
contar en una historieta, al irse al carajo y más allá con la sordidez y la
truculencia de los relatos. El problema es que también corrió los límites de
con cuántas páginas se puede llenar un libro, a tal punto que se cayó del mapa
de lo tolerable, al menos para mí. Ojalá en algún momento se reedite TODO el
material de Roberto en un único tomo que tenga un equilibrio más razonable
entre las páginas de historieta y las páginas de relleno.
También regresó (tras una
prolongada ausencia) el Caballero Rojo, la creación de Toni Torres y Mariano
Navarro que debutara allá por 1996 en las páginas de Comiqueando. Este regreso
trae de nuevo al equipo titular, con la novedad de que ahora la historieta se
publica a color. También marca el regreso de Rafael Reynoso, el Caballero Rojo
más conocido por los lectores, que había sido reemplazado por otro enmascarado
allá por el… 2000, creo.
El guión de Torres tiene
dos hallazgos: en primer lugar, el sacudón imprevisto en cuanto al nuevo plan
de la Orden, sumamente ingenioso y prometedor. Y en segundo lugar, el acierto a
la hora de crear situaciones en las que quedan cara a cara personajes que (si
alguna vez leíste esta serie) querías ver enfrentados, a ver si finalmente se
decían las cosas que se tenían que decir. Esos “encuentros y reencuentros” son
–por afano- lo más atractivo de este tomito. Los diálogos y los bloques de
texto no están mal, pero hay páginas muy sobrecargadas, donde se habla mucho,
ya sea en “voz alta” o en off. Y hay un misterio, que deriva en un conflicto
con una villana, que no me terminó de atrapar. El dibujo de Navarro está
buenísimo, muy bien complementado con el color de Hernán Cabrera, con muchos
recursos para pilotear esas escenas en las que se habla demasiado y hay poca
acción. Un placer ver a Navarrito tan comprometido con la narrativa, con tantas
pilas para dibujar Buenos Aires.
Como complemento a la
historia principal, hay una de 16 páginas protagonizadas por Román Castillo
(quien actuara como Caballero Rojo desde que Rafael dejó la capucha), donde el
guión ofrece menos sorpresas. Para peor, el dibujo (a cargo de Leonardo Laino)
repite uno atrás de otro un millón de clichés de los comics hiper-violentos y
pasados de rosca del mainstream yanki de los ´90. La verdad es que sin esta
historieta, el puntaje del librito sería bastante más alto. Dicho esto, espero
que Volver sea sólo el principio para una nueva y larga etapa en la carrera de
este personaje, que ya pasó por tres décadas y cuatro editoriales, siempre
sembrando muchas puntas argumentales (y cosechando muchos fans) pero sin
encontrar nunca una continuidad de publicación.
Habrá nuevas reseñas muy
pronto, acá en el blog.