Para hoy tengo una reseña “de las de antes” centrada en un único libro
que, si bien no es muy extenso (ofrece apenas 120 páginas de historieta) tiene
bastante tela para cortar. El libro tiene dos problemas antes de empezar a
leerlo: 1) son 120 páginas de historieta flotando entre ¡56! páginas de
carátulas, biografías, prólogos o directamente en blanco, y 2) esas 120 páginas
están repartidas entre 23 historetistas, con lo cual cada una tiene poquísimo
espacio para desarrollar una historia. Ya veremos que algunas pocas lograron
sortear con éxito este obstáculo, pero (tal como yo me temía) fueron la amplia
minoría.
Mi otro temor también se hizo realidad: ves la lista de colaboradoras
y te das cuenta de que no hay guionistas, son todas autoras que escriben y
dibujan. ¿Qué suele suceder en esos casos, sobre todo cuando se trata de
autoras sin una vasta experiencia a sus espaldas? Que los guiones sean
boludeces atómicas, o que directamente no se entiendan. Algunas podrán echarle
la culpa a la brevísima extensión de cada historieta, otras a los prejucios que
traemos los críticos cincuentones acostumbrados a otro tipo de relatos, y otras
dirán (con todo derecho) “me chupa una teta lo que opinás de mis guiones, yo
dibujo lo que se me canta la argolla”. Todo es opinable en materia de arte y
sí, mi opinión acerca de Pibas es que la mayoría de los guiones son de una
precariedad y una torpeza frustrantes.
Hubo sólo tres historietas cuyos dibujos no me gustaron: la de Romina
Fretes, la de Euge Beizo y la de Agustina Casot, que igual me enganchó porque
resuelve con mucho ingenio un contrapunto con alguien (me imagino que del campo
de la crítica) que le reprochaba ciertas repeticiones temáticas a sus
historietas anteriores.
Y hay un puñado que me cerraron por los dos lados, el del dibujo y el
del guión. La historieta de Sukermercado, por ejemplo, es una guarrada muy
efectiva, muy cómica. La de Delfina Pérez Adán también me conquistó por el lado
del humor. Paula Andrade y Maelitha trabajan sobre buenas ideas, y en ambos
casos un par de páginas más les habrían venido bárbaro para redondearlas mejor.
La de Lucía Brutta gira en torno a una anécdota muy copada para ser narrada en
forma de historieta, lástima la desprolijidad y el descuido en los textos, donde
faltan letras, signos de puntuación, y hasta tenemos globos muy chicos para la
cantidad de palabras que necesita meterles adentro. La de Macarena García
Guerra… muy rara, ni el dibujo ni el guión me parecieron flojos, pero la falla
(notoria) está en la narrativa, que no fluye en ningún momento. La de Maia
Debowicz me pareció muy interesante, logró superar el escollo de un dibujo para
mi gusto muy frío, muy poco historietístico. Y me parece que la que más me
gustó fue la de Sole Otero, la más equilibrada, la que se animó a volar
sabiendo perfectamente cómo se vuela.
Después encontré un montón de chicas que dibujan bárbaro (a algunas ya
las conocía, obviamente) pero que no tienen buenas historias para contar, o sí,
pero se pasan de crípticas, o se quedan en anécdotas muy íntimas, muy menores,
o en reflexiones pretensiosas… o en la nada misma. Me encantó ver a
Femimutancia dibujar aún mejor que en Alienígena, espectacular Dani Arias,
increíble Valeria Reynoso, muy notables Florencia Pernicone, China Ocho y Mirita,
y bastante interesante Catalina Miniteguia. Lo de Cons Oroza, muy raro: me doy
cuenta de que tiene un nivel de dibujo alucinante, muy por encima del “shock
value” de la breve escena cuasi-porno que narra en Pibas, pero la faz gráfica
está muy descuidada, como si la hubiese dibujado y coloreado a los santos
pedos, para sacársela de encima.
Y el resto, todo muy críptico, poblado casi siempre de imágenes
sugestivas, climas atractivos, pero sin el menor esfuerzo por poner el dibujo
en función de un relato con el cual se pueda enganchar el lector (varón, mayor
de 35 y no consumidor de sustancias tóxicas). La portada de Natalia Lombardo es
magnífica, y lamento muchísimo que no haya una historieta suya dentro del tomo.
Vamos las Pibas, posta. Sigan haciendo historietas y renovando una
escena en la que siempre sobró el olor a huevo. Y vamos las pibas guionistas,
también. No las discriminen, valórenlas, difúndanlas y denles espacios para
nutrir con buenas ideas y buenas técnicas narrativas a las talentosísimas dibujantes
que por suerte están apareciendo.
Espero volver a postear antes del jueves a la tarde, que me voy a
Viedma, a participar una vez más del Comarca Comics Fest (sí, me llevo un Essential pulentoso, que hace mucho que no comento uno). ¡Gracias y hasta
pronto!
1 comentario:
Yo banco mucho las antologías de autores integrales, aunque tengan muchos erres. Me hizo acordar a los libros de Flight, que también eran en su mayoría integral y tenia el mismo resultado de erres a nivel guion, pero tiraban conceptos interesantes y es linda lectura de momento.
Me sorprendió muchísimo el de los conejos, gráfica simple y pura prosa pero te deja con un vacio agridulce que todavia me acuerdo (y la de Maelita, que también me sacaron un pólipo gigante :/)
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