el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 14 de julio de 2019

PIBAS

Para hoy tengo una reseña “de las de antes” centrada en un único libro que, si bien no es muy extenso (ofrece apenas 120 páginas de historieta) tiene bastante tela para cortar. El libro tiene dos problemas antes de empezar a leerlo: 1) son 120 páginas de historieta flotando entre ¡56! páginas de carátulas, biografías, prólogos o directamente en blanco, y 2) esas 120 páginas están repartidas entre 23 historetistas, con lo cual cada una tiene poquísimo espacio para desarrollar una historia. Ya veremos que algunas pocas lograron sortear con éxito este obstáculo, pero (tal como yo me temía) fueron la amplia minoría.
Mi otro temor también se hizo realidad: ves la lista de colaboradoras y te das cuenta de que no hay guionistas, son todas autoras que escriben y dibujan. ¿Qué suele suceder en esos casos, sobre todo cuando se trata de autoras sin una vasta experiencia a sus espaldas? Que los guiones sean boludeces atómicas, o que directamente no se entiendan. Algunas podrán echarle la culpa a la brevísima extensión de cada historieta, otras a los prejucios que traemos los críticos cincuentones acostumbrados a otro tipo de relatos, y otras dirán (con todo derecho) “me chupa una teta lo que opinás de mis guiones, yo dibujo lo que se me canta la argolla”. Todo es opinable en materia de arte y sí, mi opinión acerca de Pibas es que la mayoría de los guiones son de una precariedad y una torpeza frustrantes.
Hubo sólo tres historietas cuyos dibujos no me gustaron: la de Romina Fretes, la de Euge Beizo y la de Agustina Casot, que igual me enganchó porque resuelve con mucho ingenio un contrapunto con alguien (me imagino que del campo de la crítica) que le reprochaba ciertas repeticiones temáticas a sus historietas anteriores.
Y hay un puñado que me cerraron por los dos lados, el del dibujo y el del guión. La historieta de Sukermercado, por ejemplo, es una guarrada muy efectiva, muy cómica. La de Delfina Pérez Adán también me conquistó por el lado del humor. Paula Andrade y Maelitha trabajan sobre buenas ideas, y en ambos casos un par de páginas más les habrían venido bárbaro para redondearlas mejor. La de Lucía Brutta gira en torno a una anécdota muy copada para ser narrada en forma de historieta, lástima la desprolijidad y el descuido en los textos, donde faltan letras, signos de puntuación, y hasta tenemos globos muy chicos para la cantidad de palabras que necesita meterles adentro. La de Macarena García Guerra… muy rara, ni el dibujo ni el guión me parecieron flojos, pero la falla (notoria) está en la narrativa, que no fluye en ningún momento. La de Maia Debowicz me pareció muy interesante, logró superar el escollo de un dibujo para mi gusto muy frío, muy poco historietístico. Y me parece que la que más me gustó fue la de Sole Otero, la más equilibrada, la que se animó a volar sabiendo perfectamente cómo se vuela.
Después encontré un montón de chicas que dibujan bárbaro (a algunas ya las conocía, obviamente) pero que no tienen buenas historias para contar, o sí, pero se pasan de crípticas, o se quedan en anécdotas muy íntimas, muy menores, o en reflexiones pretensiosas… o en la nada misma. Me encantó ver a Femimutancia dibujar aún mejor que en Alienígena, espectacular Dani Arias, increíble Valeria Reynoso, muy notables Florencia Pernicone, China Ocho y Mirita, y bastante interesante Catalina Miniteguia. Lo de Cons Oroza, muy raro: me doy cuenta de que tiene un nivel de dibujo alucinante, muy por encima del “shock value” de la breve escena cuasi-porno que narra en Pibas, pero la faz gráfica está muy descuidada, como si la hubiese dibujado y coloreado a los santos pedos, para sacársela de encima.
Y el resto, todo muy críptico, poblado casi siempre de imágenes sugestivas, climas atractivos, pero sin el menor esfuerzo por poner el dibujo en función de un relato con el cual se pueda enganchar el lector (varón, mayor de 35 y no consumidor de sustancias tóxicas). La portada de Natalia Lombardo es magnífica, y lamento muchísimo que no haya una historieta suya dentro del tomo.
Vamos las Pibas, posta. Sigan haciendo historietas y renovando una escena en la que siempre sobró el olor a huevo. Y vamos las pibas guionistas, también. No las discriminen, valórenlas, difúndanlas y denles espacios para nutrir con buenas ideas y buenas técnicas narrativas a las talentosísimas dibujantes que por suerte están apareciendo.

Espero volver a postear antes del jueves a la tarde, que me voy a Viedma, a participar una vez más del Comarca Comics Fest (sí, me llevo un Essential pulentoso, que hace mucho que no comento uno). ¡Gracias y hasta pronto!

1 comentario:

dokeck dijo...

Yo banco mucho las antologías de autores integrales, aunque tengan muchos erres. Me hizo acordar a los libros de Flight, que también eran en su mayoría integral y tenia el mismo resultado de erres a nivel guion, pero tiraban conceptos interesantes y es linda lectura de momento.
Me sorprendió muchísimo el de los conejos, gráfica simple y pura prosa pero te deja con un vacio agridulce que todavia me acuerdo (y la de Maelita, que también me sacaron un pólipo gigante :/)