Mientras nos derretimos de
calor y le pedimos a Thor que nos mande unos truenos acompañados de lluvia, me
tomo un ratito para reseñar los últimos libros que tuve oportunidad de leer.
Batman & Robin
Adventures Vol.1 recopila los diez primeros números de la serie homónima, la
segunda basada en los gloriosos dibujos animados de Batman de los ´90. Hay
cuatro dibujantes, de los cuales uno es decididamente flojo (el ignoto Tim
Harkins). El mejor de los cuatro es el que menos páginas dibuja, el notable Ty
Templeton. Y el que más dibuja es el siempre efectivo Rick Burchett, un prócer
poco valorado del mainstream yanki. Por supuesto todos siguen a pies juntillas
la estética de la serie animada, que (no hace falta que lo aclare yo veintipico
de años tarde) es sencillamente perfecta. Los dibujantes ponen algún mínimo
rasgo de estilo, como para que si les prestás mucha atención puedas
diferenciarlos, y claro: ninguno es Bruce Timm. Pero Tempelton y Burchett
captan sin ningún inconveniente la atmósfera oscura y el dinamismo elegante y
potente de aquellos míticos dibujos animados y cada tanto hasta asumen algún
riesgo en la narrativa, con vueltas de tuerca que en animación no se pueden
hacer.
Templeton dibuja poco,
pero escribe unos cuantos de estos diez episodios. Como en la serie animada,
son guiones simples pero que incluyen momento cruciales, dilemas éticos que los
héroes deben resolver y que van más allá de llenarle la cara de dedos al
villano de turno. Y como en la serie animada, cada vez que aparece Paul Dini te
clava esos episodios inolvidables, repletos de espesor dramático, mala leche,
conflictos a todo o nada y pinceladas de un humor muy eficaz. Son esos
episodios en los que Batman no llega a ser el héroe, si no que es entre un
testigo y un obstáculo en historias que giran en torno a las mejores versiones
de personajes clásicos como Two-Face, el Riddler y el Joker y a la única
versión que me resulta interesante de Harley Quinn. Los guiones de Templeton no
son para nada chotos (el de los chicos que quieren reemplazar a Robin es
brillante), pero al lado de las gemas que pergeña Dini quedan un poco opacados.
Amo al Batman Animated de los ´90 y ni bien pueda, le entraré a los tomos que
me faltan para completar esta colección, que en su momento compré en revistitas
que después vendí.
Allá por el 04/11/17 me
tocó reseñar el Vol.1 de Daily Life of Sefora, un comic realizado por el
catalán A.C. Puig y publicado en nuestro país por el sello Módena. Recomiendo
repasar aquel texto para no tener que repetir los conceptos allí vertidos, que
se aplican perfectamente al Vol.2. El único cambio que percibo es una mejora en
la calidad del dibujo, siempre en esa línea tomada del maestro Akira Toriyama.
El resto sigue igual. Y banco mucho la decisión editorial de reemplazar los
localismos e informalismos españoles por localismos e informalismos porteños.
El hecho de que se haya podido editar un segundo tomo me hace pensar que el
Vol.1 encontró un público, y la verdad es que es una idea reconfortante, porque
está bueno que se editen comics (o mangas, ponele) para chicas de 13-14 años,
que intuyo es el segmento al que apunta A.C. Puig con esta serie.
Y también en 2018 se
publicó en Argentina el libro Historias Cortas, que reúne los trabajos
realizados para el recordado Suplemento de Historietas Nacionales de Télam por
una dupla de lujo: Luciano Saracino y Carlos Gómez. Estamos (por enésima vez)
ante una cantidad de páginas de historieta demasiado exigua como para armar un
libro sustancioso. Así es como nos terminan por vender una publicación repleta
de relleno: carátulas y páginas en blanco que no aportan absolutamente nada y
textos que están buenos, pero no son lo que uno paga cuando compra un libro de
Saracino y/o Gómez. En total, sobre 96 páginas, sólo 58 son de historieta y
muchas tienen tres viñetas o menos. Un disparate.
Felizmente, entre esas 58
páginas de historieta hay algunas joyitas que merecían ampliamente ser
republicadas en papel y atesoradas en las bibliotecas de miles de lectores. La
que más me atrapó es (paradójicamente) Kuntur, una saga que Saracino y Gómez
iniciaron a fines de 2014 para discontinuarla poco después, luego de un puñado
de páginas (sí, el libro tiene pocas historietas y una de ellas es apenas el
inicio de una historia que quedó inconclusa). También me parecieon logradísimas
La Playa, Se Llama Justicia y la emotiva Dictadura. Son historietas en las que
Saracino más que narrar una aventura, se juega a bajar línea en forma poética o
irónica, y le sale realmente muy bien.
Claro, tener de dibujante
a Carlos Gómez es como jugar con 40 ases de espada en el mazo. No podés perder
nunca. El proyecto de Télam le permitió a Gómez volver a producir material para
el mercado argentino después de muchos años, y el cordobés se aferró con todo a
esa posibilidad. Acá se lo ve comprometido, jugado, dispuesto a detonar todo su
talento en estos breves relatos imaginados por Saracino. Y además encontré a un
Gómez propenso a explorar cosas nuevas desde la estética, como ese estilo
deformado, grotesco, perfectamente idóneo para acompañar al guión, que pela en
La Playa.
Si sos fan de Saracino o
de Gómez, tenés que tener este libro sí o sí. Y si recordás con nostalgia la
época en la que el Estado apostaba a la historieta como vehículo cultural, que
podía entretener, emocionar o hablar de temas profundos, de relevancia política
o social, también te recomiendo Historias Cortas.
Perdón por la extensión
infinita del texto, y nos reencontramos pronto, acá en el blog. (¡Ahí se
largó-ya! ¡Gracias, Odinson querido!)