Mientras caen soretes de
punta, para, y vuelven a caer nuevos soretes de punta, me siento a escribir
las reseñas de un par de libritos que tengo leídos.
Arranco en España, año
1999, cuando Glénat publica Sesión Doble, un libro muy flaquito, con poquitas
páginas de historieta, que reúne tres historias cortas de Aleix Barba. Se trata
de un autor catalán bastante desconocido incluso en su país natal, pero con la
chapa de haber laburado directamente para la mega-editorial japonesa Kodansha.
Veamos con qué me encontré.
La primera historieta es
de 1985 y está muy adelantada a su época: banca de punta a punta la grilla de
nueve cuadros antes de que Watchmen la pusiera de moda, arranca con una
secuencia descriptiva brillante y está totalmente jugada a un claroscuro en el
que se nota mucho la influencia de El Cubri y José Muñoz, pero donde también
hay trucos que años más tarde van a adoptar Frank Miller, David Mazzucchelli y
David Lapham, entre otros. El
argumento es chiquito, se podría haber contado en mucho menos de 16 páginas,
pero Barba logra –a través de su control molecular del ritmo del relato- que
uno esté inmerso en el mismo del primer cuadrito al último, demasiado
enganchado como para cuestionar que pasa bastante menos que en 144 viñetas de
cualquier otro autor.
Después hay un breve
interludio, narrado de forma experimental, con una grilla de 12 cuadros por
página y un uso desmedido de los planos detalle, que se podría pasar por alto
si no fuera por la estremecedora calidad del dibujo. Y después, otra historia
de 16 páginas, esta más “de género”, sin una grilla fija y con una narrativa
absolutamnte clásica. De nuevo el argumento me interesó poco, pero el dibujo me
fascinó. Acá se lo ve a Barba más suelto, apostando a que los personajes tengan
más fluidez, más movimiento. Me hizo acordar a los mejores trabajos de Pablo
Paéz para la Fierro clásica, aunque con una estètica menos arriesgada.
Y bueno, no conozco otras
obras de Aleix Barba, así que hasta que no caiga en mis manos otro librito con
mejores guiones, me guardo Sesión Doble para disfrutar de los dibujos de un
grosso del claroscuro al que nunca está de más descubrir.
Salto a 2016, cuando en
EEUU se publica el primer recopilatorio de Moon Girl and Devil Dinosaur, una
serie a simple vista humorística, o pensada para tratar de vendérsela a nenas
pre-pubescentes, que seguramente pasó por debajo del radar de muchos
comiqueros. Sí, la protagonista es una nena de nueve años que cursa cuarto
grado de la escuela primaria. Sí, la serie tiene mucho humor y se caga
groseramente en cualquier intención de mantener un verosímil. Pero atenti, que
me pareció un comic sumamente atractivo.
Obviamente el gancho
principal es Devil Dinosaur, un concepto bizarro de los tantos que desparramó
Jack Kirby en su regreso a Marvel a mediados de los ´70. Los guionistas Brandon
Montclare y Amy Reeder no sólo respetan la esencia del Devil Dinosaur del Rey
Kirby, sino que hasta se las ingenian para que sus archienemigos oriundos de la
prehistoria tengan peso en una trama, incluso cuando esta transcurre en la
Manhattan del presente. Además integran muy bien a Moon Girl al Universo Marvel
de ese momento, con la nube Terrigen que está todo el tomo amagando con activar
los genes inhumanos de esta pequeña nerd, un poderoso artefacto de origen kree,
y una gran aparición de Amadeus Cho, el Totally Awesome Hulk.
El equilibrio entre
aventura y comedia está muy bien logrado, me encariñé con el personaje de Moon
Girl en la primera viñeta y lo único cuestionable es el nivel extremo de
disparate, la cantidad de cosas que hacen la nena y el dinosaurio que
desentonan brutalmente con el contexto de “seres humanos reales en la Nueva
York del presente”. Pero bueno, si no nos detenemos en ese detalle (y si los
guionistas no convierten ese contraste en el principal recurso humorístico de
la serie, como lo hicieran Trillo y Maicas en la recordada Ele), a Moon Girl
and Devil Dinosaur le alcanzan y le sobran los méritos para publicarse
ininterrumpidamente hasta el día de hoy, en un mercado en el que los títulos
poco obvios suelen durar lo que un pedo en una canasta o un neoliberal en un
debate con Leandro Santoro o Axel Kicillof.
El dibujo está a cargo de
otra española, Natacha Bustos, con un puñado de obras publicadas también en la
Madre Patria. Bustos hace gala de un dibujo sumamente dinámico, repleto de
carisma, con excelente expresiones faciales y un gran despliegue en los fondos.
Los colores de Tamra Bonvillain potencian muchísimo las virtudes de Bustos y
redondean una faceta gráfica por demás satisfactoria. Así que si te gusta el
Universo Marvel, o querés ver un enfoque moderno y a la vez muy respetuoso de
una de las creaciones más extrañas de Kirby, o compartir la lectura de un comic
con hijas, sobrinas o mascotas bípedas de 8 a 12 años, te recomiendo enfáticamente
esta serie.
Y esto es todo, al menos
por hoy. Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
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