el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 11 de julio de 2019

JUEVES CONCHA-PARRONES

Mientras caen soretes de punta, para, y vuelven a caer nuevos soretes de punta, me siento a escribir las reseñas de un par de libritos que tengo leídos.
Arranco en España, año 1999, cuando Glénat publica Sesión Doble, un libro muy flaquito, con poquitas páginas de historieta, que reúne tres historias cortas de Aleix Barba. Se trata de un autor catalán bastante desconocido incluso en su país natal, pero con la chapa de haber laburado directamente para la mega-editorial japonesa Kodansha. Veamos con qué me encontré.
La primera historieta es de 1985 y está muy adelantada a su época: banca de punta a punta la grilla de nueve cuadros antes de que Watchmen la pusiera de moda, arranca con una secuencia descriptiva brillante y está totalmente jugada a un claroscuro en el que se nota mucho la influencia de El Cubri y José Muñoz, pero donde también hay trucos que años más tarde van a adoptar Frank Miller, David Mazzucchelli y David Lapham, entre otros.  El argumento es chiquito, se podría haber contado en mucho menos de 16 páginas, pero Barba logra –a través de su control molecular del ritmo del relato- que uno esté inmerso en el mismo del primer cuadrito al último, demasiado enganchado como para cuestionar que pasa bastante menos que en 144 viñetas de cualquier otro autor.
Después hay un breve interludio, narrado de forma experimental, con una grilla de 12 cuadros por página y un uso desmedido de los planos detalle, que se podría pasar por alto si no fuera por la estremecedora calidad del dibujo. Y después, otra historia de 16 páginas, esta más “de género”, sin una grilla fija y con una narrativa absolutamnte clásica. De nuevo el argumento me interesó poco, pero el dibujo me fascinó. Acá se lo ve a Barba más suelto, apostando a que los personajes tengan más fluidez, más movimiento. Me hizo acordar a los mejores trabajos de Pablo Paéz para la Fierro clásica, aunque con una estètica menos arriesgada.
Y bueno, no conozco otras obras de Aleix Barba, así que hasta que no caiga en mis manos otro librito con mejores guiones, me guardo Sesión Doble para disfrutar de los dibujos de un grosso del claroscuro al que nunca está de más descubrir.
Salto a 2016, cuando en EEUU se publica el primer recopilatorio de Moon Girl and Devil Dinosaur, una serie a simple vista humorística, o pensada para tratar de vendérsela a nenas pre-pubescentes, que seguramente pasó por debajo del radar de muchos comiqueros. Sí, la protagonista es una nena de nueve años que cursa cuarto grado de la escuela primaria. Sí, la serie tiene mucho humor y se caga groseramente en cualquier intención de mantener un verosímil. Pero atenti, que me pareció un comic sumamente atractivo.
Obviamente el gancho principal es Devil Dinosaur, un concepto bizarro de los tantos que desparramó Jack Kirby en su regreso a Marvel a mediados de los ´70. Los guionistas Brandon Montclare y Amy Reeder no sólo respetan la esencia del Devil Dinosaur del Rey Kirby, sino que hasta se las ingenian para que sus archienemigos oriundos de la prehistoria tengan peso en una trama, incluso cuando esta transcurre en la Manhattan del presente. Además integran muy bien a Moon Girl al Universo Marvel de ese momento, con la nube Terrigen que está todo el tomo amagando con activar los genes inhumanos de esta pequeña nerd, un poderoso artefacto de origen kree, y una gran aparición de Amadeus Cho, el Totally Awesome Hulk.
El equilibrio entre aventura y comedia está muy bien logrado, me encariñé con el personaje de Moon Girl en la primera viñeta y lo único cuestionable es el nivel extremo de disparate, la cantidad de cosas que hacen la nena y el dinosaurio que desentonan brutalmente con el contexto de “seres humanos reales en la Nueva York del presente”. Pero bueno, si no nos detenemos en ese detalle (y si los guionistas no convierten ese contraste en el principal recurso humorístico de la serie, como lo hicieran Trillo y Maicas en la recordada Ele), a Moon Girl and Devil Dinosaur le alcanzan y le sobran los méritos para publicarse ininterrumpidamente hasta el día de hoy, en un mercado en el que los títulos poco obvios suelen durar lo que un pedo en una canasta o un neoliberal en un debate con Leandro Santoro o Axel Kicillof.
El dibujo está a cargo de otra española, Natacha Bustos, con un puñado de obras publicadas también en la Madre Patria. Bustos hace gala de un dibujo sumamente dinámico, repleto de carisma, con excelente expresiones faciales y un gran despliegue en los fondos. Los colores de Tamra Bonvillain potencian muchísimo las virtudes de Bustos y redondean una faceta gráfica por demás satisfactoria. Así que si te gusta el Universo Marvel, o querés ver un enfoque moderno y a la vez muy respetuoso de una de las creaciones más extrañas de Kirby, o compartir la lectura de un comic con hijas, sobrinas o mascotas bípedas de 8 a 12 años, te recomiendo enfáticamente esta serie.

Y esto es todo, al menos por hoy. Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.  

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