el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 19 de agosto de 2022

NOCHE DE VIERNES

De a poquito se me van acomodando los horarios y empiezo a encontrar momentos para leer comics y reseñarlos, que para eso está este blog. Sobre fines del año pasado, Loco Rabia y Belerofonte lanzaron el libro Nuggu y los Cuatro + La Niña de Sal, de Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena. Los memoriosos recordarán que allá por 2007, Belerofonte había publicado en Uruguay un librito que traía Nuggu y los Cuatro. Cuando se anunció este, pensé que simplemente le habían agregado atrás otra serie de la dupla con una ambientación similar, como suele hacerse. Imaginate mi sorpresa cuando descubrí que La Niña de Sal no solo comparte ambientación con Nuggu y los Cuatro, sino que retoma a los personajes y los conceptos de aquella saga. O sea que a las 70 páginas originales se les sumaron 144 más, que forman parte de un mismo universo y resignifican lo que Eduardo y Quique nos habían contado en aquella primera saga. La única cagada que tiene el libro es que no ofrece información acerca de cuándo se realizaron estas historietas o cuándo fueron publicadas en Italia, su mercado original. El resto, todo alucinante. Mazzitelli y Alcatena nos llevan a una versión fantástica y desaforada de Japón, donde conviven imperios poderosísimos, demonios ancestrales, hechiceros malignos, monjes, luchadores y todo de tipo de criaturas una más extrema que la otra. Como siempre, el guionista se las ingenia para contar pequeñas historias dentro de la historia troncal (que parecen ser dos, pero es una sola cuyo foco se desplaza un poquito), para mechar sutiles pinceladas de humor y algunos bloques de texto de increíble vuelo poético. Fiel a su costumbre, los guiones de Mazzitelli requieren de la violencia para resolver los conflictos, pero esta está bastante desenfatizada. Nunca llegan a ser historietas "de machaca", si bien proliferan las espadas, los ejércitos y los combates a todo o nada entre seres hiper-poderosos. Esta vez tenemos un héroe que realmente transpira la camiseta y la pasa mal para conseguir su objetivo, el rústico Togoro, quien recién alcanzará la paz en la última viñeta. Y dos chicas en roles muy destacados: Yaomi en el primer tramo y Okima en el segundo encerrarán las claves para que la historia avance y llegue a buen puerto. El trabajo que hace Mazzitelli con estos dos personajes es realmente muy notable. Como son historias pensadas para ser publicadas en episodios de 12 páginas, algunas incluyen peripecias que -miradas con un poquito de perspectiva- no aportan tanto al desarrollo global de las tramas, sino que están ahí básicamente para que no se vaya el episodio entero sin que "pase algo" que impacte al lector. Pero la lectura en libro, con toda la saga junta, no transmite la sensación de "esto está estirado al pedo", en lo más mínimo. El dibujo de Alcatena está en ese nivel de esplendor al que se subió hace más de 30 años y nunca se bajó. Acá encontré algo infrecuente en la obra del ídolo: una página de 11 viñetas. Y no, no tuve un flashback traumático a la época en que leía las revistas de Columba. Quique pilotea con maestría el obstáculo de tener que meter todos esos dibujos y todos esos globos de diálogo en una sola página sin dejar nunca de maravillar al lector con su imaginación y su oficio para contar estas epopeyas, una más zarpada que la otra. Recomiendo enfáticamente Nuggu y los Cuatro + La Niña de Sal, tanto a los fans de la dupla Mazzitelli-Alcatena como para quienes todavía no se aventuraron en los mundos fantásticos de estos dos genios de la historieta mundial.
Me voy contra dupla tremenda, la que integran Tsugumi Ohba y Takeshi Obata. Mucho después del final de Death Note, los demiurgos de aquel "shonen que redefinió el shonen" se volvieron a reunir para sumar algunas historias cortas que continúan y expanden la idea del manga original, y felizmente Ivrea las reunió en un librito muy copado. Las tiras cómicas me parecieron malísimas. Las dos historias más breves, las de la infancia de L, están bien sobre todo por la impresionante calidad de los dibujos. Y las tres historias extensas son lo que realmente vale la pena. La saga de C-Kira se mete con el espinoso tema de los ancianos sin recursos, a los que tan caro resulta mantener en una sociedad envejecida como es la japonesa. Y con la eutanasia, así, en general, con la gente que vive porque no le queda otra pero -si le dan a elegir- preferiría morir. La saga de A-Kira tiene un guionazo, una intriga tensa, espesa, donde nunca tenés idea de qué puede llegar a pasar, qué nuevos volantanzos pueden llegar a pegar el propietario del Death Note y Ryuk, nuestro shinigami favorito. Es todo un gran in crescendo maligno, pasado de rosca, que va a terminar con una puñalada trapera por parte de... alguien. Una historia en la que alguien que no ambiciona el poder ni la riqueza desequilibra todo un mundo regido por esos "valores". Y la saga de Taro Kagami es la que baja a tierra el concepto del Death Note, porque esta vez no está en manos de un maestro de la manipulación, ni de un estratega genial, sino de un pibe más chico, de unos 13 o 14 años, que toma conciencia de a poco de lo zarpado que es poder decidir si los demás viven o mueren. Las tres historias recuperan la sensación que me produjo la lectura del manga original, y en buena medida se debe a lo bien que narran estos dos monstruos. El dibujo apenas baja un poquito la calidad en la última historia (la de Taro), pero también mejora notablemente en las dos secuencias breves de la infancia de L. Así que visualmente esto es tan cautivante como los 12 tomos de Death Note. Solo lamenté que en estas historias no haya personajes femeninos importantes, que es algo que Takeshi Obata dibuja maravillosamente bien. Pero está todo muy bien logrado: el mundo de los shinigamis y el contraste con el mundo real, las expresiones faciales de los personajes, los sutiles toques que le mete a Near para dar cuenta de que pasó el tiempo... todo funciona tan bien como en el manga original. La traducción de Damián Gaggero, impecable. Y ahora sí, creo que no hay más Death Note. Pero si cada tanto se juntan Ohba y Obata y se les ocurren ideas tan interesantes como estas para continuarla (o para continuar Bakuman, ¿por qué no?), cuenten conmigo, que acá hay un comprador incondicional. Vuelvo pronto con nuevas reseñas. Gracias por el aguante, hasta entonces, y no dejen de descargar la nueva Comiqueando Digital en https://comiqueandoshop.blogspot.com/, que está buenísima.

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