el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 4 de julio de 2025

SOLCITO DE VIERNES

Mediodía más que agradable en Buenos Aires, gran momento para reseñar los últimos libros que leí. Muy cebado con Fréderic Bézian, compré todos los libros suyos que vi baratos, así, al voleo, sin mirar qué tenían adentro. Y así me encuentro con Chien Rouge Chien Noir (perro rojo, perro negro), la que tal vez sea su obra más extraña, más idiosincrática. Se trata de una novela gráfica originalmente lanzada en 1999, que tuvo una segunda versión con varios cambios (que es la que tengo yo), en 2006. La temática y la ambientación son muy accesibles. Todo transcurre en un bar y un par de locaciones más dentro de una gran ciudad como cualquiera, en el tiempo actual, sin elementos fantásticos y prácticamente sin violencia. Costumbrismo urbano tranqui, con personajes que básicamente hablan entre ellos, toman algo, una pareja coge un rato, otros deambulan por ahí... ¿De qué hablan? De varias cosas poco relevantes, pero sobre todo de que nadie sabe dónde está Lou, un amigo de estos tipos y minas que es músico y compositor, al que le perdieron el rastro hace tres semanas. Un amigo se quedó con su auto, otro con las llaves de su casa, pero nadie logra deducir dónde está Lou, ni cuándo va a volver. El conflicto no está muy enfatizado, pero si hay que señalar uno, sería ese. Cerca del final, y siempre buscando a Lou, Ben y Carole se encuentran a un anciano que la tiene muy clara, y Bézian nos sugiere que podría tratarse del mismísimo Dios. Por supuesto no es algo que se explicite, sino que el autor nos invita a intuirlo de modo muy sutil. Y después vienen 18 páginas rarísimas, donde cambia el dibujo, cambia la narrativa, cambia el color y desaparecen los personajes a los que veníamos siguiendo hasta el momento. La "acción" se desplaza a un paisaje misterioso, con mar, montañas, pájaros, un personaje con rasgos diabólicos y una mujer enigmática, que no hacen absolutamente nada. Bézian acompaña esta larga y críptica secuencia con textos en varios idiomas distintos (francés, castellano, italiano, alemán) que se superponen a las viñetas de un modo irregular, cortados en cualquier parte, como si fuera un poema surrealista, o un recurso más para enfatizar la sensación de delirio que transmiten esas páginas. Esto es indescifrable y hermoso a la vez, y termina con... con algo que esperábamos desde el principio de la novela. Hace no mucho (el 31/03/25) hablé de la fascinación que me produce el dibujo de Bézian, y acá es lo que sostiene el interés en los tramos de la novela que parecen no ir para ningún lado. Este tipo es un demente, un virtuoso totalmente pasado de rosca que sorprende y golpea con cada trazo. Para estar preparado, conviene haber leído antes las historietas más experimentales de Dave McKean, de José Muñoz, de Teddy Kristiansen, algo de Ted McKeever... por ahí transita la estética extrema de Bézian, pero además tiene su impronta propia y totalmente irreproducible para aplicar el color (en este caso, con monocromías muy expresivas) y para diseñar los objetos y los fondos. El resultado es maravilloso, son historietas para estudiar en detalle, para tratar de entender cómo algo tan loco funciona en términos narrativos. Bézian en este libro detona todas las bombas, hasta dejar algunas viñetas totalmente en blanco, sin ninguna explicación, simplemente como un recurso atípico de diseño de página. Obviamente, si no conocés al autor, ni te hiciste fan de su trabajo en obras anteriores, no recomiendo ni en pedo empezar por Chien Rouge Chien Noir. Y no solo porque solo existe en francés. Esto es muy intrincado y no tiene la menor intención de resultar de fácil acceso para el lector que todavía no decodificó el particular estilo de este genio, que ojalá algún día sea más famoso en todo el mundo, no solo en su país. Pronto habrá más Fréderic Bézian en el blog.
Y me vengo a Argentina, fines de 2024, cuando sale el especial de los 10 Años de Capitán Barato, un libro zarpado, de 164 páginas a todo color y una factura técnica impecable. Arranca con una historieta larga, de 60 páginas, con dibujos muy correctos de Facundo Moyano. El guion de Max Coronel arranca muy bien, con muy buenos diálogos, con conflictos interesantes, y se toma su tiempo para presentarnos de manera sólida y consistente a un villano que realmente se siente como una amenaza creíble y peligrosa para el Capitán Barato y sus aliados. El problema es cómo le ganan al villano. La resolución es simplista, banal, anticlimática, casi displicente, como si Coronel hubiese dicho "listo, ya fue, terminemos con esta pelea y pasemos a otra cosa". Una pena, porque hasta ahí había construido un relato tenso, atractivo incluso para mí, que no soy fan del concepto "superhéroes argentinos". Después tenemos otra historieta bastante extensa (42 páginas) en la que el dibujo, a cargo de Pablo Ayala, me pareció más irregular. Hay páginas hermosas y otras a las que, si les sacás el color, se caen a pedazos. El guion de Luciano Saracino repasa toda la historia de Morgen, el principal villano de este universo heroico, y está muy bien. Tiene esos toques poéticos típicos de Saracino, indaga a fondo en las motivaciones del personaje, y lo más importante: a fuerza de buen ritmo, buenos diálogos y buenos bloques de texto, el autor logra mantener nuestro interés en un relato que prácticamente no tiene acción. Una tarea nada fácil, que el experimentado Saracino logra con aplomo y jerarquía. Sobre el final, hay una secuencia de apenas seis páginas, que funciona como un anticipo, o un teaser, de una saga que se va a desarrollar en futuras publicaciones, con unos dibujos alucinantes de Nico Di Mattia y guion de Mariano Sciammarella. Y entre la segunda y la tercera historieta, hay un suculento relleno que consiste en fichas de personajes y un festival de pin-ups (más de 30), donde aparecen los héroes y villanos que conocimos a lo largo de estos 10 años, en ilustraciones a cargo de autores y autoras que yo no conocía, y de recontra-consagrados como Ariel Olivetti, Quique Alcatena, Jorge Lucas, Salvador Sanz, Gustavo Sala, Jok, Mariano Navarro, Néstor Taylor, Aleta Vidal y muchos más. De nuevo, yo no soy fan de que me rellenen los libros con pin-ups, pero acá me encontré con trabajos realmente muy notables. En síntesis, este especial del décimo aniversario es una cita impostergable para todos los fans que supo cosechar el universo de Capitán Barato a lo largo de estos años. Que obviamente son solo los primeros, porque se trata de un corpus narrativo en expansión, pensado para crecer en ambición, en calidad y en repercusión dentro del mundillo comiquero local. Y hasta acá llegamos, por hoy. Si querés más lectura de alta calidad para el finde, no te olvides de pasar por https://comiqueandoshop.blogspot.com/ y descargar el poderoso nº11 de Comiqueando Digital. Gracias y hasta pronto!

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