el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 27 de abril de 2010

27/ 04: WINTER WORLD


Este libro es como las películas de Sandrini: te hace reir y llorar. Te reís de alegría porque, después de miles de años, se reedita una historieta que está muy buena y que en su momento pasó bastante desapercibida entre los fans estadounidenses (no entre los autores y editores, que enseguida la elevaron a un status de culto). Y no sólo eso: este libro de IDW recopila además la secuela de Winter World, Winter Sea, que –andá a saber por qué- jamás se había publicado en ningún lado, a pesar de estar hecha hace casi 20 años. O sea que la primera sensación es la de un sueño que se hace realidad para todos los que queríamos tener esta saga en libro, completa y en blanco y negro, ya que el color que le habían puesto a la publicación original (Eclipse, 1988) era medio verdulero.
Y después viene la tristeza que te da saber que Jorge Zaffino, ese monstruo, ese que fue ídolo no sólo de los lectores sino también de decenas de artistas, no está más. Su obra se frenó a mediados de los ´90 y su vida se extinguió durante el frío y amarguísimo invierno de 2002, cuando Jorge tenía apenas 42 años. Los que tuvimos la suerte de conocerlo, de trabajar codo a codo con él (a mí me tocó traducirle al castellano un montón de guiones que le llegaban de Marvel) y de disfrutarlo en calidad de amigo, sufrimos su pérdida aún más que los lectores que lo seguían, porque Zaffino era, además de un talento increíble, un tipo de primera.
Como siempre sucede, los maestros se van, pero sus obras quedan. El trabajo de Zaffino en Winter World se disfruta hoy tanto como en 1988 y eso habla de un autor que, seguramente sin proponérselo, estaba adelantado a su tiempo. La publicación en blanco y negro realza muchísimo la labor del dibujante/ entintador. Se ve perfecto su dominio del pincel, el plumín y las tramas mecánicas, se luce mucho más el gran criterio con el que Jorge balanceaba en cada página las masas blancas y negras, impactan más esas viñetas oscuras, esos primeros planos recontra-laburados, ese salvajismo hipnótico en las escenas de acción. También se nota que algunas páginas de la secuela están dibujadas muy rápido, o por asistentes menos cancheros, pero en esos episodios tampoco faltan los dibujos magistrales ni las secuencias de acción que te ponen los pelos de punta. Una hojeada superficial del libro alcanza para darnos cuenta de que estamos frente a un narrador distinto, con un conocimiento del dibujo y un power poco frecuentes y perfectamente idóneos para el tipo de historias que se propone contar.
El guión de Chuck Dixon –para qué te voy a mentir- no marca un antes y un después, ni mucho menos. Está bueno, te atrapa, tiene bastante lógica, pero tampoco inventa nada demasiado novedoso. En un mundo que sucumbió ante un holocausto, devastado por el frío polar, el hielo y la nieve, un duro comerciante llamado Scully sobrevive como puede a las inclemencias del medio ambiente y del resto de los que quedaron vivos, reducidos a tribus de escasa cultura y terribles necesidades, sobre todo de abrigo, comida y armas. El guacho-recio entablará una relación fortuita con una nena de unos 13 años, y de a poco Ween se irá ganando el corazón de Scully, quien se ablandará y empezará a pensar –por una vez en la vida- en intereses que no sean los suyos. Todo esto mientras se cagan a tiros y trompadas con villanos de inmensa crueldad y abyecta mala leche. Todo el tono de la saga es más bien sórdido, el humor es escaso y poco sutil y el mensaje es bastante pesimista, aunque los buenos ganen, no sin pagar altísimos costos.
La ciencia-ficción está presente, pero sólo porque en los ´80 estaban de moda las ficciones del post-holocausto. Esto podría suceder tranquilamente en los desiertos de Sumeria, o en el neolítico, y estaría todo bien, excepto porque los yankis no consumen aventura histórica. Igual el guión entretiene, no decae casi nunca ni apela a resoluciones abruptas o traídas de los pelos. El manejo de los dos protagonistas (Scully y Ween) es filoso y atractivo, y a la hora de la machaca, sabés que Dixon no defrauda. Winter World es un cuasi-clásico de los ´80 que recontra-vale la pena volver a descubrir.

5 comentarios:

Miguel Dao dijo...

Máistro: cuándo se le acaba la historieta estrangera, así me comenta una de reír y de llorar, pero de estos pagos, eh???
http://las-tiras-de-dao-historietas.blogspot.com/

Andres Accorsi dijo...

No se acaba nunca, mi estimado. Pero vamos mechando también algo de la producción local. La próxima obra argentina que tengo para leer es Dora, de Minaverry. Ni bien la lea, la comento.

Cuestionador dijo...

¡Excelente reseña,Andrés!Zaffino era un GRANDE, es una lástima que esté tan olvidado por estos pagos. Me gustaría que Marvel recopile en algún momento lo que hizo con Terror Inc,que es infartante (los guiones de Chichester maso,pero los dibujos,impresionante)...¿vos que pensás?

Andres Accorsi dijo...

No creo que se reedite eso... El único atractivo real es el dibujo de Zaffino y no dibujó más de cinco ó seis episodios. Me parece que Marvel tomó la sabia decisión de barrer bajo la alfombra toda esa bóñiga que publicaba por kilo a principios de los ´90, sin más sentido que el de ganar espacios en las bateas de los negocios...

Dark Knight dijo...

En lo que refiere al guión de Dixon, que me gusta mucho y es uno de mis guionistas preferidos, es fiel a su estilo. Si lees en su sitio los "10 Mandamientos", comienza diciendo: "Estas son las reglas que sigo. No te van a ganar un Eisner o una entrevista en el Comics Journal pero te van a ayudar a escribir comics mainstream de calidad que mantengan a los lectores volviendo por más". Por algo es reconocido por la cantidad bestial de guiones que escribe y en general con una calidad más que aceptable que efectivamente hace que uno quiera seguir leyendo. Sumale al GENIO Zaffino y tenes una historieta impecable...