el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 4 de septiembre de 2010

04/ 09: EL ETERNAUTA: EL PERRO LLAMADOR


Como muchos saben, hoy se festeja en Argentina el Día de la Historieta, y la fecha elegida es esta y no otra, porque un 4 de Septiembre (de 1957) apareció por primera vez el Eternauta, en el primer número de la revista Hora Cero Semanal. Más de medio siglo después, el Eternauta sigue vigente en el imaginario popular de los comiqueros argentos, y eso explica –entre otras cosas- este libro.
Básicamente, El Perro Llamador consta de tres historias. La primera y más extensa (que le da título al álbum) la escribió el poeta y humorista gráfico Sergio Kern en 1982. Solano López (que en esa época vivía en Madrid) dibujó las primeras ocho páginas, pero el proyecto quedó trunco y no se lo volvió a mencionar durante muchos años. Pero ahora El Eternauta es un buen negocio editorial, y es hora de desempolvar cualquier saga remotamente relacionada con el personaje de Oesterheld y Solano. Así es como las páginas que quedaron sin dibujar en 1982 se repartieron entre tres excelentes dibujantes actuales (Salvador Sanz, Cristian Mallea y Enrique Santana) y más de 25 años después, se publica la historia completa.
El principal atractivo son, obviamente, los dibujantes. El Solano de su mejor período y estos tres autores que hoy atraviesan un momento inmejorable ponen toda la carne al asador y el resultado es un comic felizmente heterogéneo, pero con una calidad visual muy pareja y muy, muy elevada. El guión de Kern tiene un solo punto a favor: no pretende parecerse en nada a los de Oesterheld. No se cuelga de las tetas de la nevada, los gurbos, los manos, Elena, Martita y toda esa cantinela que estaba muy bien la primera vez, pero que en las secuelas se repite hasta hacerse insostenible. Pero hasta ahí llega. La historia pretende ser medio onírica, ominosa y hasta en un punto cobrar vuelo poético, o desafiarnos con algún simbolismo más complejo, y lo único que logra es aburrir. El conflicto no está bien planteado, el rol de Juan Salvo lo puede cumplir cualquier otro héroe del comic (bueno, Popeye por ahí no) y la motivación del “villano” no se termina de explicitar. Entre todos lo textos complementarios que nos brindan información sobre la saga y todos los autores que participaron en ella, nunca se menciona por qué Solano no continuó la historia más allá de esas primeras páginas. Quizás fue porque se dio cuenta de que la historia no es tal. Y lo que en las ocho páginas de Solano se insinuaba como un misterio extraño y potencialmente interesante, se desdibuja con el correr de las viñetas al punto que, cuando llegás a lo de Santana, lo único atrapante son los dibujos. El resto, lo más probable es que te haya dejado de interesar antes de terminar el tramo dibujado por Sanz.
Como complemento de esta historia endeble, tenemos un episodio breve en el que Toni Torres y Sergio Mulko narran un encuentro entre el Eternauta y Gilgamesh. Tampoco hay una gran historia detrás, y si está, se pierde detrás del fan service para los geeks del comic argentino (que también los hay). El dibujo de Mulko se ve fresco, dinámico, actual, potente, pero el guión de Torres tropieza en textos pretenciosos, grandilocuentes, reiterativos, que tratan de imitar sin éxito a los de Robin Wood.
La otra historia complementaria está dibujada por Ariel Rodríguez Migueres y Quique Alcatena. Visualmente, predomina la estética de Quique, o sea que es fascinante, extraña y fastuosa. Pero el guión (tenía que suceder) eclipsa por completo al gran trabajo de los dibujantes. Mauro Mantella (monstruo tapado si los hay) nos cuenta la historia de cuando los Manos descubren y estudian a los gurbos y su potencial como armas al servicio de los Ellos. Es una historia magistral, profunda, emotiva, sorprendente, con esa capacidad que tiene Mantella de enfocar temas y géneros trillados desde una óptica 100% diferente. Me recordó mucho a esas historias cortas de los Green Lantern Corps que escribió Alan Moore en los ´80, y eso es un elogio de dimensiones cósmicas. Mantella le pone un final a toda orquesta a una sinfonía coral en la que los guionistas (seguramente sin mala intención) desafinaron como equinos alcoholizados y los dibujantes salvaron la velada con unas interpretaciones descollantes, a la altura del mito. Un mito que sigue dando leche, y al que cuando no dé más leche, lo seguirán ordeñando aunque dé pis, porque el pis del Eternauta también es buen negocio.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Andrés: ¿La Golden Age y todo eso se aplica solo a DC, o a los comics de superheroes en general?¿ Como es la cosa?¿Cuales son las edades?

Anónimo dijo...

Te parece un montruo Mantella? Yo leí Fantaciencia y no la pude terminar, me pareció un brodio sin pies ni cabeza.

OScAR

Andres Accorsi dijo...

Anónimo, el término Golden Age se usa para referirse al comic yanki de superhéroes, de 1938 a 1945, aproximadamente.
Oscar, Mauro Mantella tiene TODO para ser Número Uno. Falta que se ponga un poco más las pilas, nomás, pero talento le sobra. Le juego todas las fichas que me quedan, y algunas más.