el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 7 de diciembre de 2010

07/ 12: B.P.R.D. Vol.7


Sí, ya sé: la última vez que comenté un tomo de B.P.R.D. fue el Vol.4. Pero bueno, el 5 jamás lo conseguí (se aceptan donaciones) y el 6 lo tengo de hace mucho, lo leí antes de empezar el blog. Básicamente, lo que vemos en ese tomo es:
1) Una aventura bastante estirada protagonizada por Kate Corrigan.
2) Un flashback que nos revela quién, cómo y por qué le desfiguró la cara al Capitán Daimio.
3) La muerte de Roger el Homúnculo, al que se ve que le dieron murra de la buena en el Vol.5.
Y es casi coherente pasar del Vol.4 al Vol.7, porque acá el tema central gira en torno a la vida de Abe Sapien antes de su mutación, y fue en el Vol.4 donde lo vimos recuperar los primeros recuerdos de su antigua identidad, de su pasado como Langdon Everett Caul. John Arcudi y Mike Mignola se tomaron su tiempo para retomar el plot de la vida anterior de Abe, pero la pensaron MUY bien. Acá está perfectamente explicado quién era, qué hacía, quién y por qué lo sometió al experimento que lo convirtió en un anfibio y además qué fue de la vida de la gente que rodeaba a Langdon Caul allá por 1860. En cualquier otra serie, nadie supondría que ninguno de ellos sigue vivo 150 años después, pero esto es B.P.R.D. y acá eso es tan normal como los travas en el programa de Anabella Ascar. La respuesta a cómo, por qué y para qué siguen vivos los viejos (viejísimos) camaradas de Caul constituyen el tronco de esta atractiva saga.
Que dura más de 120 páginas, pero podría durar traquilamente 70. Los guionistas eligen estirarla con un salpicado de escenas tranqui: charlas de Kate y Liz en la oficina, de Kate y Abe frente a la tumba de Roger, y la investigación de Johann en los archivos del recontra-subsuelo del bunker del B.P.R.D., donde encuentra datos grossos y sorprendentes sobre el pasado de Daimio. A la hora de la machaca, el único que reparte y cobra es Abe el Escamoso, y Daimio le hace la segunda a la hora de impedir que se concrete el ambicioso plan de los villanos, pero sin entrar en combate. O sea que la acción está muy bien balanceada con el desarrollo de los personajes y con la siembra de puntas argumentales para el tomo siguiente. Así, vale la pena que la mini tenga cinco episodios en vez de tres.
B.P.R.D. debe ser una serie difícil de escribir. Mitad porque todos los protagonistas fueron pensados para ser secundarios (de Hellboy, obvio) y mitad porque la gracia es que siempre pasen cosas imposibles, limadas, inverosímiles, pero a las que los guionistas tienen la obligación de explicar y de hacernos sentir que son reales, porque la fantasía de este universo tiene un fuerte anclaje en la realidad (por eso Hellboy no interactúa más con el B.P.R.D.; ahí Mignola explora otro tipo de fantasía). Parece mentira pero, saga tras saga, Arcudi y Mignola se las ingenian para que cada freakeada pasada de rosca que aparece en la serie tenga sentido y coherencia.
Por suerte para ellos, se pueden apoyar en la magia visual del glorioso Guy Davis, dibujante y narrador del hiper-carajo, que –sin despegarse del todo de la estética mignoleana- le da a este universo su inconfundible toque personal. Davis la rompe a la hora de dibujar gente común, monstruos, máquinas, animales, ciudades, selvas, mansiones victorianas, bunkers mega-tecno, lo que quieras. Si se empantana en algún diseño, consulta con Mignola, que la tiene clarísima. Y si no, se dedica a desparramar talento por las viñetas, a deslumbrarnos con sus manchas, con sus climas, con esos fondos impresionantes… todas cosas que nuesto colorista favorito, el maestro Dave Stewart, entiende y potencia como el grosso que es. Davis en B.P.R.D., Fegredo y Corben en Hellboy… Mignola resultó un boludo bárbaro a la hora de elegir dibujantes, no?

1 comentario:

Galantz dijo...

Mignola me puede.
Saludos