el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 26 de diciembre de 2010

26/ 12: PILDORAS AZULES


Descubrí al maestro suizo Frederik Peeters hace varios años, pero nunca había leído sus obras más importantes, Lupus y la que hoy nos ocupa.
Imposible no relacionar desde temprano a Peeters con Pierre Wazem, su compatriota y amigo, a quien descubrimos con Como un Río. Las similitudes gráficas y narrativas son muchísimas, aunque –como señalamos en la reseña de Como un Río- Wazem es un poco más salvaje, se zarpa un poco más. Peeters, en cambio, es todo equilibrio. Su manejo del blanco y negro es perfecto, se le nota el dominio molecular del pincel y del plumín, como si dibujara directamente en tinta, sin lápiz previo. Cuesta creer que abajo de lo que vemos impreso, alguna vez hubo un boceto dibujado con algo que no sea tinta. El estilo de Peeters funciona por todos lados: realismo para los fondos, expresionismo y soltura para los personajes, manchas y complejidad para los paisajes, simplicidad y claridad para las expresiones faciales. Sumémosle un inmejorable tempo narrativo, un montón de truquitos que le salen bien (como el de llevar al extremo el plano detalle para que una figura se convierta en otra, que le va a servir como elemento narrativo en la secuencia siguiente) y un criterio acertadísimo para romper el esquema de tres tiras (casi siempre divididas en 6 viñetas) y vamos a estar frente a un libro visualmente fascinante, lleno de imágenes y secuencias pensadas para quedarse a vivir en tus retinas durante mucho, mucho tiempo.
Pero Píldoras Azules no pasó a la historia ni consagró definitivamente a su autor por estar bien dibujada. Lo que armó revuelo, lo que llamó la atención y la puso en boca de todos es el tema, el eje central del argumento: Frederik, el dibujante medio loser de veintimuchos, y su relación sentimental con Cati, una chica un par de años mayor que él, que tiene un hijo chiquito producto de una relación anterior, que al igual que ella es portador del virus VIH, más conocido como el SIDA. ¿Ves? Ahí tiene sentido ponerse autobiográfico! ¿Con cuántas minas que tenían hijos saliste? ¿Dos, tres, cinco? ¿Cuántas tenían VIH? ¿Y cuántas tenían un hijito con VIH? Seguro que no viviste lo que vivió Peeters, y seguro que te va a interesar su historia.
Ojo, no confundamos originalidad con calidad. Píldoras Azules no es excelente por hablar de la relación entre Frederik y su novia con VIH. Se pueden hacer comics (y novelas y películas) chotísimas sobre ese tema. Es excelente por cómo Peeters aborda el tema, por cómo (y desde dónde) nos cuenta lo que pasa en esa pareja/ familia, por cómo gambetea la linealidad documental para mechar recuerdos, reflexiones y hasta secuencias oníricas que terminan de completar el mapa de los sentimientos de Frederik frente a Cati, su hijo y su enfermedad. Peeters elude también la sensiblería, no se postula para la canonización por amar a una chica infectada, no la muestra a ella como un objeto de lástima, ni como una zorra pecaminosa a la que Dios condenó por su lujuria. No la juzga, solamente la ama.
Y por ahí pasa lo más conmovedor de la novela, por la relación entre Frederik y Cati. Los sustos, el miedo al contagio, la bronca y la impotencia de saber que tanto ella como su hijo van a depender ad infinitum de las píldoras azules para mantener a raya al virus… todo eso está, pero es un complemento, no es lo central. Lo central es esta celebración de la vida y del amor que propone Peeters y que seguro te va a llegar. Porque es humana, porque es sincera, porque por momentos es graciosa, porque está llena de grandes diálogos y metáforas ingeniosas, y porque está dibujada como la mega-San Puta por un monstruo de descomunal talento narrativo. Ojalá la pasión sea contagiosa y esta reseña te transmita el virus de la Peeters-filia.

8 comentarios:

Eloy Santillán dijo...

Píldoras azules es una de las mejores cosas que he leído en los últimos tiempos, está tan bien contado que si no logra conmoverte en algún momento es que sos la reencarnación de un potus.

Gabriel C. dijo...

Peeters es un Dios. Miiiismo. Tengo los cuatro libros de Lupus y Paquidermos y valen oro en polvo. Es infinita la capacidad que tiene ese tipo para utilizar TODOS los recuros de narración visual, hasta la PÁGINA EN BLANCO!

Lucy Makuc dijo...

Aún no leí el segundo libro de Lupus pero el primero me pareció exactamente lo que decís, el tipo es un master! Dudé en elegir Lupus porque había leído que Pildoras podía ser un tanto depresivo y desconociendo qué (o quién) era lo que estaba por leer opté por el primero. Hoy seguramente, optaría por ambos :)

Dante Ginevra dijo...

P.A. un clasico de hoy, un Peeters que ilumina la mente de quien lo lee, un genero transgredido. Andres, cuando decis "¿Ves? Ahí tiene sentido ponerse autobiográfico!" se lo decis a todos tus lectores o a alguno en particular? jeje, pregunta incomoda, aunque ponerte incomodo a vos es mas dificil que sacarlo modista al nieto del Diego (usando la metafora que mas te gusta, la futbolera).
Si no te veo, feliz 2011.
Abrazo!

Andres Accorsi dijo...

Me lo digo a mí mismo, Dante.
Yo discuto mucho conmigo mismo, y casi siempre pierdo las discusiones ;)

IDEALISTA dijo...

andres, la leimos casi a la par y decidi que fuera el ultimo comic del 2010!
el ´Slice of life bien entendido!
una belleza que si no teemociona es porque tenes la armadura de war machine incrustada
abrazo

Anónimo dijo...

Hola Andres!

Que bueno es tu blog, la verdad. Y que precisas tus reseñas.

Entro a opinar en esta porque no estoy de acuerdo, y la verdad que opinar tiene gracia cuando uno no esta de acuerdo ¿no?

Pildoras azules fue de las primeras NG que leí, en tanto obra representativa del boom de la NG en europa y EEUU.

Cuando termine estaba directemante enojado, vaya mierda!

La cuestion es:
-Si lo que quiere es informar sobre como vivir con una pareja con sida ¿porque no escribio un articulo?
-Si lo que quiere es resolver sus neurosis ¿porque no va al psicologo?

Porque a nivel historietistico, no tiene valor alguno. La secuencia en donde se pone a relatar sus intracendentes pensamientos es el colmo. Como el liso y llano relato de su actividad mental (que es lo que Peeters quiere exponer) no tiene tela para construir un relato visual, PONE AL PERSONAJE VARIAS PAGINAS SOBRE UN ELEFANTE!!! pero que ridiculez... indignado me dejo.

Saludos!
Gaspar

Andrés G. dijo...

Ni informar ni resolver sus neuras, quiere contar una historia.

No leíste un artículo ni presenciaste una sesión de terapia, Gaspar. Leíste una historieta.