el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 12 de septiembre de 2011

12/ 09: SIENTO Y MIENTO


Mi recorrida por la historieta actual de los países de nuestra región me lleva a Chile, donde se publicó (primero en formato de blog y después en libro) esta historieta autobiográfica de Alfredo Rodríguez, el lector de este blog que me convenciera para comprar Locke & Key con el avasallador argumento de “está muy buena y la dibuja mi hermano”. Pero además de leer este blog y de difundir la labor de su hermano Gabriel, Alfredo Rodríguez es autor y tuvo la deferencia de mandarme su libro, dedicado y todo (aprendan, manga de grasas ;).
Siento y Miento consiste en historietas de una página que narran breves anécdotas de la vida familiar de Alfredo, siempre en clave de comedia costumbrista. El humor pasa por pequeñas boludeces cotidianas, como “no puedo trabajar porque la bebita llora”, o “me dio fiaca cocinar y me comí todas las galletitas que había en la casa”, o cosas por el estilo, muy light. No esperes escenas hot entre el autor y su esposa, ni comentarios audaces acerca de la política o la sociedad chilenas. La onda es tranqui, intimista y sumamente apta para todo público. En general, Alfredo se ríe sobre todo de sí mismo. El mismo suele ser “el punto” de sus comentarios más sarcásticos y el personaje que más a menudo queda preso de su propio patetismo. Pero siempre se mira a sí mismo con onda, con ternura, como diciendo “y bueno, ¿qué querés? Hago lo que puedo…”.
Recién sobre el final del tomo, Rodríguez empieza a jugar con un elemento nuevo, que le ofrece nuevas variantes para el humor: Alfredo y Claudia se hacen cargo de que son personajes de historieta y el primero llega incluso a dialogar con el autor en las planchas finales. La primera plancha en la que Rodríguez juega al meta-comic (la titulada “Nadie lo Sabrá”) es, para mi gusto, la más graciosa e ingeniosa de todo el libro.
En cuanto a la estructura, todas las páginas están divididas en cuatro tiras, que pueden tener una, dos, o tres viñetas. O sea que hay páginas de sólo 4 viñetas y otras con 12 viñetas, todas del mismo tamaño. Esto le permite a Alfredo regular con precisión el timing, el tempo narrativo, que es fundamental para toda comedia. El dibujo es muy, muy simple. Lo básico, o un poquito menos. Y lo más loco: la línea sólo define los contornos de personajes y objetos, y hasta por ahí nomás. El trazo tiene siempre el mismo grosor, no hay valores de línea, lo cual dificulta a veces la separación entre figura y fondos… pero la verdad es que hay tan pocos fondos, que no calienta. Pero hay algo aún más loco: Alfredo no pone masas negras, ni grisados. No hay ninguna sugerencia acerca de iluminación, texturas, nada. Sólo una línea negra sobre el fondo blanco. Yo dije “seguro que esto fue pensado para publicarse a color, por eso no hay negros, ni grises”. Y no. Busqué las páginas en su versión digital, tal como Rodríguez las subió a su blog, y son tal cual lo que se ve en el libro: apenas una línea minimalista, muy suelta, muy sintética, que por momentos parece una especie de Scott McCloud, pero sin negros ni tramas mecánicas.
Con estos poquitos recursos gráficos, con buen criterio para las elipsis, con un buen manejo del lenguaje icónico de la historieta, Alfredo Rodríguez emprende la anti-epopeya de exponer su vida privada para contarnos situaciones normales, mundanas, bien de gente común y corriente, sin nada del otro mundo. El día que le pase algo interesante (un viaje grosso, un sacudón, algo relevante que lo obligue a dejar la comodidad de su casita y su autito) va a haber que convencerlo para que lo cuente en forma de historieta, porque probablemente de ahí salga una obra realmente power. Mientras tanto, esto es lo que hay: un pichi que se mira el ombligo y le parece lo suficientemente interesante como para dibujarlo y mostrárselo a un montón de gente. Aún así, se las ingenia para entretenernos a lo largo de una buena cantidad de páginas con algo que –si no aborrecés el género autobiográfico ni la comedia costumbrista- muy probablemente te enganche y te satisfaga. Lástima que no haya palos al garrrrca de Piñera…

3 comentarios:

Daniela dijo...

Quizás y al parecer el autor del blog se fijó más en su propio ombligo y en sus propios odios carcomidos y frustraciones políticas no satisfecha por otros que en el libro mismo... Claro, opino sobre la base de estar fijándome en mi propio ombligo.

Gabriel dijo...

para cosas sobre piñera recomiendo: htt://elmahumor.blogspot.com de "Asterisko"

para cosas sobre el mundo en Chile, y distintas anécdotas de la realidad actual, recomiendo: http://esperanzacomic.blogspot.com

para burlarse de cuanta tontera pasa en Chile, nadie mejor que: www.malaimagen.cl

Cada uno tiene su gracia, y soy una tremenda fan de Siento y Miento.

Saludos

alfreo_ dijo...

¡Muchas gracias por tu análisis, Andrés! Siempre es muy grato poder ver tu obra a través de los ojos de otra persona y saber cómo la perciben. Siento y Miento es un proyecto pequeño, que ha crecido de a poco, y leer una crítica como la tuya, que no cae en la complaciencia, siempre es enriquecedor.

Te había posteado hace días mi agradecimiento, pero ahora me doy cuenta de que no se grabó.

¡Muchas gracias!