el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 11 de noviembre de 2013

11/ 11: LA SUPERVIVIENTE Vol.1

Hace poco se editó en España el integral de La Superviviente, un majestuoso hardcover con los cuatro álbumes realizados por el maestro Paul Gillon entre 1985 y 1991. Me pareció atractivo, pero antes de decidir si comprarlo o no, elegí ver qué onda el Vol.1, que tenía comprado y en la pila del material sin leer, en la edición de Toutain, un sello por el que uno tiene un especial cariño. Por supuesto, había leído esta historieta cuando se serializó en las páginas de Zona 84, pero eso fue hace tanto tiempo, que lo único que me acordaba era que había una mina que andaba en bolas y a la que se empomaba un robot… lo cual, por otra parte, describe a no menos de cinco o seis historietas de las que se publicaban en las antologías españolas de los ´80…
Es medio injusto juzgar a una obra por su primer cuarto, es cierto, pero la verdad es que después de leer estas primeras 45 páginas, no me dan muchas ganas de clavarme el hardcover de 180. El planteo no es super-original, ni mucho menos: una chica sobrevive de casualidad a un extraño holocausto que destruye a todos los seres vivos de la faz de la tierra. Ahora la bella Aude vagará por una Francia devastada, en busca de… no se sabe bien qué. Hay un detalle con potencial para salvar las papas: la historia transcurre en el futuro (el año 2007, que para nosotros ya es pasado), cuando la humanidad ya lleva varios años conviviendo con robots que realizan múltiples tareas en las grandes urbes del planeta. Esto le da a Gillon la posibilidad de que Aude interactúe con otros personajes (artificiales, pero personajes al fin) en las 37 páginas que tarda en aparecer un segundo sobreviviente. L a secuencia final, esas nueve páginas con las que cierra en tomo y que giran en torno a la aparición de Stan, son –sin duda- lo mejor de esta primera parte de La Superviviente.
El resto se queda a mitad de camino. Gillon toma una idea fuerte y grandilocuente (la súbita extinción de la vida en nuestro planeta) y se propone explorarla mediante un ritmo pachorro, de contemplación, con mínimas chances de que surja la aventura, sin peligros reales para la protagonista. Tanto se aburre Aude, que las escenas más impactantes llegan cuando la vemos masturbarse en la soledad de un cine, o hacerse masajear por un robot con una especie de apéndice pseudo-genital entre las piernas. La verdad que, si tenés un planteo tan atractivo como “recorrer un mundo en el que se murieron todos” (o sea, un Y the Last Man al cuadrado), dedicar páginas y páginas a la introspección y las pajas de la protagonista es una especie de despilfarro. Seguramente, un guionista (no hace falta un Brian K. Vaughan) le habría sacado más jugo a las consignas lanzadas por Gillon.
Por suerte el maestro compensa ampliamente con su labor en la faz gráfica, que se ve estupenda. Gillon la descosió durante décadas en el estilo académico-realista, con un apego por la tradición de Alex Raymond para nada frecuente en el comic francés. En La Superviviente, vemos a un Gillon que parece una especie de Ernesto García Seijas entintado de modo un poco más zarpado, más extremo, como si lo entintara Gustavo Trigo, ponele. Para retratar a la París post-holocausto, Gillon mete mucha, pero mucha foto, muy trabajada, muy bien integrada a su grafismo. Lo choto es que desaprovecha bastante el hecho de que esto transcurre casi 25 años después de la fecha en la que fue dibujado. Los elementos “futuristas” , que podrían ser miles, son pocos y no demuestran demasiada imaginación en su diseño, al igual que los robots, que parecen tomados de películas de los años ´60.
En general, La Superviviente me pareció una historieta a contramano. Donde el contexto sugiere zarparse con la aventura, Gillon se zarpa con los garches y las pajas. Y donde la ambientación te habilita a zarparte con el diseño de edificios, naves y artefactos, Gillon se zarpa metiendo fotos retocadas. Por ahí en el global de las 180 páginas esto es lo más flojo y la historia completa aprovecha mucho mejor las dos o tres buenas ideas que se esbozan en este tomo. Pero este tramo, estas primeras 45 páginas, sólo me cierran para disfrutar del dibujo de un maestro de la narrativa clásica, que domina con jerarquía la anatomía femenina, los climas, el color y el ritmo pausado y contemplativo. A la “falta envido” que supone gastarse los mangos que vale el integral, por ahora respondo “no quiero”.

5 comentarios:

Gervasio dijo...

es verdad lo que decis de la historieta de 1984 o zona 84. Muchisimas ideas eran futuros post-apocalípticos con sexo punk y bizarro, etc, etc.
En un momento a mí me saturaron esas propuestas.

Anónimo dijo...

hola vienes a lima comics que material traeras para la venta

Rodrigo dijo...

Andrés, off topic total:
Hay algo de Ghost Rider que valga la pena leer?
Saludos

Andres Accorsi dijo...

Ya estoy en Lima. Traje más de 50 kilos de material para el stand. Habrá una amplia variedad de comic argentino y algunas cositas extra, de Bolivia y Uruguay.

Rodrigo, nunca leí nada de Ghost Rider que me atreva a recomendar. Lo menos horrendo quizás sea ese prestige con Punisher y Wolverinwe, dibujado como la hiper-concha de Dios por John Romita Jr.

Anónimo dijo...

ghost rider reguero de lagrimas tiene un argumento contundente con un dibujo cinematográfico de la hostia bendita.