el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 16 de diciembre de 2013

16/ 12: SILENCIO (HOSPITAL)

Me gustaron muchas cosas de esta novela gráfica: la idea, la forma en la que están presentados los personajes, la forma en que están dosificados los textos, para darle mucha importancia a los silencios, esa simbología rara que aparece cuando los tipos se convierten en unos seres medio murciélago/ medio cuervo, esa vueltita sorprendente del final, que juega con el primer sacudón grosso que nos pega la novela cuando recién empieza... Hay muchos logros en este guión de Alejandro Farías y sin embargo Silencio (Hospital) no me resultó una lectura del todo satisfactoria, por varios motivos, a saber:
1) Me hubiese gustado ver la novela publicada a todo color, o en un claroscuro más marcado, sin grises ni texturas.
2) No coincidí mucho con las elecciones del dibujante Víctor Zelaya en materia de angulaciones y composición de las viñetas. A veces sí, me parece que hay hallazgos y otras veces no, hay más confusión que buenas ideas.
3) Me parece que el truco de ralentizar la narrativa mediante un mosaico de viñetas muy chiquitas (algunas sólo de texto, al estilo Matt Wagner) funcionaba bárbaro para las secuencias de Pastilla y el Rey, pero tantas viñetas microscópicas en las demás secuencias, me pareció demasiado. Por ahí hacían falta 12 o 16 páginas más para no abusar de ese recurso.
4) Faltó un poco de claridad para plantear mejor cada conflicto. Los personajes están muy bien presentados; los conflictos, no tanto. Y eso se siente sobre todo en la resolución, a la que le falta un poquito más de fuerza. No pido que le den la papilla masticadita al lector, pero por ahí sí establecer de modo más power cada uno de los ejes dramáticos por los que transita la obra.
5) El dibujo de los personajes, sencillo, naïf, aniñado, me parece que daba más para otro tipo de historia. Es raro, porque en las tomas panorámicas, cuando nos muestra la ciudad, los edificios, los departamentos (en la portada, sin ir más lejos), Zelaya acierta con total precisión y se acopla perfecto al clima del guión de Farías. Y cuando dibuja a los personajes, parece que está dibujando una tira cómica, o ilustrando un manual de colegio primario.
Dicho todo esto, aclaro que la pasé bien durante la lectura de Silencio (Hospital), porque me engancharon las tramas, me gustaron los personajes y sobre todo me cerró el tono, esa cosa medio melancólica, por momentos un toque sórdida, pero con margen para que se cuelen el amor, la comedia, la solidaridad y hasta un par de garches lindos, aunque no muy enfatizados.
La semana pasada me topé con otro trabajo del prolífico Alejandro Farías que me resultó una verdadera delicia, original y redondita. Silencio (Hospital) sin dudas es original, sin dudas está bien escrita, pero me hicieron ruido esos detalles que enumeré recién, por eso no la pongo entre las obras indispensables de este talentoso guionista.

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