el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 17 de marzo de 2015

17/ 03: ALIENOR: LA LEGENDE NOIRE Vol.1

Hasta hace un par de años, el Dago de Robin Wood y Carlos Gómez no se publicaba en Argentina y todos puteábamos porque la única forma de acceder a ese material era a través de las ediciones italianas. Ahora que tenemos todos los años dos o tres tomitos de Dago, es hora de seguir puteando: Gómez abandonó las aventuras del veneciano y se fue a trabajar para Delcourt, en una serie que no se publicó nunca fuera de Francia. Alienor: La Légende Noire es una saga de tres tomos que salió como parte de la colección Les Reines de Sang, y es una de las tantas historietas de temática histórica que pueblan las bateas de las librerías francófonas.
Lo que diferencia a esta saga de las demás es, precisamente, que Gómez dibuja a lo Gómez, no se disfraza nunca de dibujante franco-belga. La idea original (si es que contar en historietas la vida de un personaje histórico puede ser considerado original) le pertenece a Simona Mogavino, quien co-escribió el guión con Arnaud Delalande. También hubo un artista, Erwan Le Saëc, encargado del storyboard. Supongo que habrá hecho los bocetos, o planificado la puesta en página. Después llegó el turno de Carlos Gómez, que dibujó y entintó las 54 páginas del álbum y finalmente Claudia Chec fue la encargada de colorear con muchísima onda y muchísimo criterio los dibujos del cordobés.
El guión nos ubica rápidamente en la corte del rey Louis VII, un chico que asciende al trono de Francia con apenas 15 años y al que casan medio de prepo con Alienor, una chica de su misma edad que de pronto se convierte en reina. Delalande y Mogavino van a dedicar la mayoría de este primer tomo a las intrigas que tienen lugar dentro de la corte, con roles muy importantes para la madre del joven rey y para Suger, su consejero. De a poquito, todos se darán cuenta de que esa jovencita a la que humillaban y ninguneaban es en realidad una persona de increíble sagacidad, coraje y ambición, que los va a terminar manipulando a todos estos supuestos capos de la rosca para que se imponga siempre su voluntad.
Lo que menos me atrapó es el tono de los diálogos, muy solemne, muy protocolar, y a la vez acorde con una historia que transcurre en una corte real en el año 1138. Me imaginaba a los personajes hablando en español antiguo (“vosotros me habéis traicionado”, etc.) y me aburría un poco más. Lo bueno es que en 54 páginas repletas de viñetas pasan muchas cosas: hay protocolo y franela pero también acción y hasta algunos pasajes en los que predomina la machaca. Y el principal logro de los guionistas es que nos presentan a Alienor como un personaje que no es ni bueno ni malo. Hace turradas, es fría, es calculadora, es bastante atorranta, pero está movida por valores respetables, como la dignidad, la compasión y la pulsión por llevar a buen puerto el reinado de su inexperto marido. Veremos cómo evoluciona la caracterización en los próximos tomos, y si Delalande y Mogavino terminan por darle la razón a los personajes que afirman que esta reina adolescente es una criatura endemoniada, que ha poseído al pobre Louis para llevarlo por la senda de la atrocidad y la ruina. La verdad que es una etapa de la historia de Francia que desconozco profundamente, así que estoy abierto a las sorpresas.
Y hablando de sorpresas, me sorprendió lo poco que cambió el dibujo de Carlos Gómez para adaptarse al formato de álbum francés. Obviamente se acabaron las páginas de cuatro viñetas que tantas veces vimos en Dago, pero en todo lo demás, el dibujante mantiene en alto las banderas que le vimos en sus trabajos para Italia: muchos (y excelentes) primeros planos, algunos detalles de composición y de lenguaje corporal de los personajes heredados de los maestros norteamericanos, otros detalles emparentados con la tradición argentina de Alberto Salinas, Lito Fernández y otros referentes de nuestra historieta clásica de aventuras… y sí, en todas las páginas hay por lo menos una toma “de lejos”, un plano bien panorámico, en el que los personajes se ven de cuerpo entero, o muy chiquitos porque Gómez nos muestra un paisaje, un edificio, o un gran salón. Esto que Gómez trataba de hacer poco en las historietas de Dago, acá le sale muy, muy bien. Se nota el rigor en la documentación, la pasión por los detalles y las ideas para que estas tomas no se parezcan mucho entre sí, a pesar de que casi siempre nos muestran las mismas locaciones. Por supuesto ayuda mucho la paleta de Claudia Chec, que le encuentra a cada escena un clima distinto y lo plasma desde el color.
Magnífico debut de Carlos Gómez en el mercado francés, con un tomo dibujado a un nivel impresionante y un guión que, a priori, puede no parecer muy ganchero, pero al que no le faltan los momentos interesantes, los giros impredecibles y los hallazgos en materia de caracterización. Prometo entrarle pronto al Vol.2.

2 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Es una historieta que me llamaba la atención por el hecho de quien la dibuja. Pero no es que abandonó Dago, solo dibuja menos sagas.El primero que cubrió los huecos fue el horroroso de Mundet que lo hizo pedazos al personaje, y ahora es una marplatense que levantó la calidad. Ojalá alguien se acuerde de rescatar otras obras de Gómez (Capellán,Kent,El terrible,etc.)