el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 3 de septiembre de 2016

DOS RESEÑAS MAS

Hora de entrarle al segundo tomo de Suburban Nightmares, con más material de los maestros canadienses Larry Hancock y Michael Cherkas, pero ahora ya todo realizado en los ´90. Esta vez la estética de las historias es más homogénea, pero porque también son sólo tres historias. La primera (la más corta) no se diferencia mucho de los trabajos más conocidos de Cherkas (The Silent Invasion). La segunda, en cambio, se acerca peligrosamente a lo que en esa misma época hacía David Mazzucchelli en Rubber Blanket, con pinceladas más sueltas y manchas más brutales. Y la tercera (la más larga) incorpora un trabajo alucinante en los fondos, que aparecen magnífcamente “ensuciados” con unas texturitas logradas con un plumín casi quirúrgico, casi en sintonía con el tratamiento que (también en esta misma época) le daba Eddie Campbell a los fondos de From Hell. Entre una cosa y otra, Cherkas parece despegarse del típico look de “linea clara posmoderna” o “estilo atómico” y buscar otra identidad gráfica, lo cual me parece perfecto, porque está bueno que los dibujantes con talento no se queden quietos.
En cuanto a los guiones, el primero es casi una fórmula, se ve venir todo el tiempo. El segundo, muy jugado a la revelación del final, es excelente. Y el tercero se me hizo un poquito largo, pero recontra-garpó, porque Hancock nos pega sobre el final un par de mazazos demoledores, que en parte pegan así de fuerte porque los conflictos se tensaron al máximo a lo largo de tooodas esas páginas previas. Esto es material raro, que creo que nunca se publicó en castellano, pero con un nivel altísimo en la narrativa, en la construcción de las tramas y en la disección (con bastante mala leche) de esa época pseudo-idílica que es la década del ´50 en la clase media suburbana de los EEUU. Muy recomendado.
Por suerte pasa lo contrario con Monstruos & Otras Historias: esta obra maestra tiene edición argentina y es fácil de conseguir. Este librazo también incluye tres historias autoconclusivas, todas a cargo del genio, el ídolo, el devastador Gustavo Duarte, seguramente el mejor historietista surgido en Brasil en lo que va de este milenio. Duarte es una bestia, en cuyo estilo conviven lo mejor de Walt Kelly y Albert Uderzo, pero totalmente aggiornados. No me quiero colgar hablando de los guiones, pero la hacemos corta: el tercero y más extenso (Monstruos, el relato que da título al libro) es majestuoso, y los otros dos, rarísimos pero tremendamente satisfactorios.
Lo que realmente me detonó el cerebro, más allá de la extraordinaria calidad de guiones y dibujos, es cómo Duarte se las ingenia para narrarnos todo esto sin palabras. Las tres historias son mudas, y la cantidad de recursos gráficos y narrativos que pone en juego el autor para suplir la falta de textos es algo realmente increíble, difícil de igualar. Cada encuadre está milimétricamente pensado para que esa imagen contribuya a hacer avanzar la historia, e incluso para decirnos cosas acerca de los personajes. El ritmo, la composición de cada viñeta, el armado de cada página, cada detalle en los fondos, la incorporación en los momentos justos de las masas de negro y los toques de azul, los momentos en los que los personajes traspasan los bordes de las viñetas, o estos últimos desaparecen por completo… TODO está controlado a nivel molecular por este maestro de la comedia, la sorpresa y el impacto. Que además tira esa magia (digna de André Franquin), con la que –si bien tiene todo fríamente calculado- te hace sentir que no, que estás presenciando un kilombo infernal, un torbellino de acciones y emociones sin control. Lo que vemos es, en realidad, un caos perfectamente planificado, en el que siempre lo más importante es la claridad del relato. Por encima de cualquier despliegue de virtuosismo y por encima del impacto que generan las imágenes (y creeme, el impacto es zarpadísimo), Duarte siempre prioriza la fluidez del relato, la claridad, la posibilidad de que ese silencio se vuelva elocuente y te narre de forma contundente estas historias grandilocuentes, oníricas o demenciales, según los casos. Ya publicado en Francia y en Brasil, no tengo dudas de que Monstruos se va a convertir en un clásico indiscutido del comic, un libro del que vamos a seguir hablando durante décadas, porque siempre que lo leamos nos va a atrapar y nos va a enseñar bocha de cosas acerca de la narrativa gráfica, de la gramática misma de la historieta. Te juro que pocos autores la tienen tan clara como Gustavo Duarte.
Nos reencontramos pronto con más reseñas y ¡Feliz Día de la Historieta para todos!

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me sorprende un poco lo que decís de Monstruos, yo lo estuve revisando en una comiquería y me gustó mucho, pero no me impactó tanto porque solo lo ví por arriba. Solo puedo decir que el dibujo me gustó, pero, de nuevo, me sorprende lo que decis. Y si, lo de Uderzo es cierto, me acuerdo que hay por lo menos un par de personajes que parecen sacados de Astérix, me refiero al anciano con barba, que tiene toda la pinta de ser un mago...

Luq dijo...

Hola, Andrés. ¿Vas a estar este sábado en la Rocket, con tus precios buenazos? Abrazo

Andrés Accorsi dijo...

Yes, sir.

Milo Garret dijo...

Andrés leiste Overture de Sandman? Qué te pareció? La reseñará en algún momento?

Andrés Accorsi dijo...

No, todavía no la leí.
Tengo pensado comprarla pronto y reseñarla en algún momento del año que viene.

Anónimo dijo...

Viste la película de Steel con Shaquille o'neal?

Luq dijo...

Joya, gracias. No sé por qué te respondí por el sitio de Comiqueando. Me taré

Andrés Accorsi dijo...

No, Pedrito, nunca vi la película de Steel con Shaquille o'Neal.