el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 10 de febrero de 2017

DOS DE VIERNES

Bueno, acá estamos de nuevo…
De alguna manera, se me había traspapelado un librito editado en 2015, que finalmente apareció: Pueblo Chico es un recopilatorio de historias cortas autobiográficas de Juani Navarro, un dibujante cuyo nombre veía sonando fuerte en el under para cuando salió el librito. El maestro Diego Parés te canta todas las postas juntas en el prólogo: Navarro es un virtuoso, un excelente dibujante, pero lo que tiene para contar no resulta demasiado interesante. A mí (a diferencia de Parés) me atrapó la parte en la que se le inunda la casa. El resto, me pareció más de lo mismo: la vida puertas adentro de un dibujante casado, con un perro y un gato, al que le pasan cosas ordinarias, para nada relevantes.
De todos modos, Pueblo Chico me sirvió para convencerme de que no me estaban vendiendo humo los que me decían “guarda con este pibe, que dibuja una barbaridad”. Navarro es un notable continuador de la estética de Robert Crumb, combinada con aquella versión argentina de la “línea chunga” que allá por principios de los ´90 tenía en Esteban Podetti a su principal referente. Navarro maneja muy bien el blanco y negro, no pifia cuando incorpora grises, no pifia en la narrativa, te pone los pelos de punta con los crosshatchings, acierta cuando incorpora fotos en algunas viñetas… y necesita un editor que le corrija las faltas de ortografía. Ojalá en su próximo trabajo Juani Navarro se anime a contar una historia más jugada en términos de ficción, sin bajar el nivel del dibujo ni perder esa onda desenfrenada cuasi-salvaje que muestra en Pueblo Chico.
Soy un pelotudo. Tenía pendiente el tomo final de Locke & Key desde el 08/08/14, cuando leí el Vol.5. Y los turros de Joe Hill y Gabriel Rodríguez me lo cobraron caro, porque me costó varias páginas volver a engancharme, recordar quiénes eran todos esos personajes, para dónde iban las tramas, y sobre todo recuperar ese pacto de verosimilitud que uno firma con las obras a medida que se interna en el universo que cada una de ellas nos propone. Así que durante un tramo de este sexto y último TPB de Locke & Key, jugué de visitante y vi de afuera un mundo en el que alguna vez recordaba haberme sentido como en casa.
Por suerte eso no me impidió dejarme llevar por la historia, por esta impactante conclusión a la saga de los hermanos Locke, las llaves, la cueva, la casa… Una historia que llega a su fin con la necesidad de cerrar un montón de plots, pero con aplomo, tomándose el tiempo para regalarnos maravillosos momentos intimistas, en los que la personalidad de los personajes son el centro del relato. Joe Hill no escatima muertes escabrosas ni giros impredecibles y el precio que les cobra a los personajes que aspiran a algo así como un final feliz, no es barato ni mucho menos.
Se podrían escribir extensos artículos (libros enteros, incluso) acerca de Locke & Key, de cómo Hill combina elementos fantásticos limadísimos con un clima de terror hiper-dark, con comedia de estudiantes de escuela secundaria y con un montón de apuntes que tienen que ver con el entramado social en el que se desarrolla la saga, tanto en el presente como en los flashbacks al pasado. Y eso es producto de los huevos que peló el hijo de Stephen King para animarse a urdir una trama compleja, arriesgada, original, profunda, muy atípica para el comic yanki más o menos mainstream.
Y por supuesto, la ambiciosa meta de Hill se pudo cumplir en parte porque Locke & Key contó con un dibujante de lujo como es Gabriel Rodríguez, un tipo con un nivel gráfico y narrativo descomunal y una pasión por los detalles realmente conmovedora. No leí los trabajos posteriores de Rodríguez como para saber si de acá en más bajó un cambio o si subió la apuesta aún más. Si se diera lo segundo, te juro que hasta me asustaría un toque, Ah, y excelente también el color de Jay Fotos, milimétricamente pensado para sumarle magia y emoción a los dibujazos de Rodríguez y a los climas que propone Hill desde el guión. No tengo dudas de que Locke & Key tiene méritos de sobra para estar entre las obras más importantes de esta segunda década del Siglo XXI, no sólo a nivel del comic, sino de la ficción en general.
Ni bien tenga un rato, volvemos con más reseñas.

2 comentarios:

NEHUÉN / ネグエン dijo...

Es un mostro inhumano Rodriguez. Seguro sabés, pero él es arquitecto, en paralelo empezó a producir ilustraciones para el juego de cartas chileno Mitos y Leyendas, que nunca jugué, pero las compraba cual adicto por el arte que tenían, eran increíbles, de ahí lo conocí yo, me volaba el cerebro y de repente... la fiera esta se lanzó a hacer cómics para CSI (que deben ser un embole), y después apareció con esta hermosura.

¿Leíste "Little Nemo: Return to Slumberland"? El nivel de composición de los fondos acá me da miedo, es hermoso, y es posterior a esto (o capaz salió en la recta final de Lock).

El chabón la desconoce donde pisa. Mirá lo que eran estas ilustraciones: http://gabrielrodriguez.deviantart.com/gallery/6344469/Mitos-y-Leyendas

Andrés Accorsi dijo...

No, no leí Little Nemo de Rodríguez... Le tengo muchas ganas.