el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 10 de abril de 2021

5 al 11 de ABRIL

Otra semana en la que me pude liquidar sólo dos libros, pero uno es un brutal masacote de 432 páginas. Dicha bestialidad incluye los 16 números de la única serie regular que protagonizó Zatanna (justo antes del reboot de DC de 2011), más una historia corta de un especial de Halloween, más Everyday Magic, aquel extraño (escaso y muy cotizado) prestige que había salido en Vertigo allá por 2003. No entendí bien con qué criterio se decidió que esa publicación fuera de Vertigo y no de DC… tal vez para que pudiera aparecer John Constantine, que en aquel entonces no interactuaba con los superhéroes del DCU… Lo cierto es que ni Everyday Magic ni nada de lo que escribió Paul Dini para la serie regular me pareció demasiado notable. Está bien, es entretenido, demuestra cariño por el personaje y un cierto respeto por su larguísima historia, pero no hay esos giros, o esos desarrollos que te parten la cabeza y te dejan con la intriga de “cómo no se le ocurrió antes a ningún otro guionista”. Creo que el arquito que más me gustó fue el del titiritero malvado, y después me pareció bastante interesante un unitario escrito por Derek Fridolfs, en el que Zatanna no puede usar sus cuerdas vocales, lo cual la deja prácticamente sin acceso a sus poderes mágicos. Todo lo demás, va de lo aceptable a lo flojito, con varias escalas en obviedades y lugares comunes. Y además Paul Dini (que pareciera ser el principal argumento de ventas del libro) desaparece en un momento de la serie regular sin resolver nunca el plot del regreso de Brother Night, un intento frustrado por crearle algo así como un archienemigo a la hija de Giovanni Zatara. Al final, queda la sensación de que la serie se disolvió, se fue esfumando de a poco y ya al final DC la publicaba sólo para no cancelarla un par de meses antes del relanzamiento de toda la línea heroica de la editorial. Probablemente lo mejor que tiene la serie es que es totalmente reader-friendly y 100% autocontenida, es decir, no le meten crossovers con otras colecciones, ni requiere ninguna lectura previa para entender lo que pasa. En ese sentido, si no fuera por la constante rotación de autores, casi parecería un comic independiente de los años ´80. Entre los muchos dibujantes que meten mano en esta ingente cantidad de páginas, me quedo con Jesús Saiz, y sobre todo con Cliff Chiang, que es el único que parece no participar del concurso “a ver quién dibuja a la Zatanna más tetona”. Entre los demás, hay mejores y peores, pero ninguno me llamó demasiado la atención, más allá de este detalle de llevar a límites insospechados el tamaño del busto de la protagonista, como si estuvieran trabajando en Playboy o Penthouse y no en DC. Para ser justos, Rick Mays (el dibujante de Everyday Magic) tampoco se anota en esa gilada, pero la verdad que no es un trabajo muy logrado por parte de aquel autor que alguna vez supo fusionar muy bien rasgos del mainstream yanki y el shonen japonés. El libro resulta recomendable sólo para los muy fans de Zatanna que no hayan coleccionado la serie regular, o que nunca hayan podido conseguir el esquivo Everyday Magic. Y la verdad que, si le van a poner semejante cantidad de páginas adentro a un tomo, le tendrían que agregar un poco de gramaje a las cartulinas de la portada, así no se doblan ni se abollan por el propio peso del papel interior.
Y me vengo a Argentina, año 2020, para leer una breve pero muy hermosa historieta de Chanti, apuntada al público infantil, y titulada Quiero Ser Yo. En menos de 48 páginas, Chanti despliega una aventura que además funciona como una alegoría bastante explícita en contra de los mandatos sociales y familiares que condicionan las vidas de los chicos y adolescentes. El autor mendocino nos habla de las infinitas posibilidades que cada uno va a encontrar a medida que crece, para darle a su vida la orientación y el destino que cada uno elija, sin más límites que lo que uno quiera ponerse y sin más brújula que las propias pulsiones, pasiones o intereses que se manifiesten en cada persona. Es una aventura sin buenos ni malos, donde hay conflicto, y donde el hilo argumental se apoya en la exploración de un mundo que despliega una cantidad de opciones inmensa ante los ojos de los jóvenes protagonistas. Básicamente, es la aventura de crecer y elegir, adornada con momentos de humor y ternura muy logrados. El dibujo, la narrativa y el color son maravillosos, y además siempre es un placer verlo a Chanti salir del retrato de la cotidianeidad para volar con la imaginación e inventar todo un planeta poblado por criaturas fantásticas e imposibles. Este es un librito para quedar como un archiduque con nenes y nenas de hasta 9-10 años, y de paso pegarle una leída (no toma más de 15 minutos) y sentir una caricia en el alma sumamente reconfortante. Lo recomiendo muchísimo y lo sumo a la lista de los muy buenos libros publicados en nuestro país el año pasado. Y esto es todo por hoy. Nos reencontramos el finde que viene con nuevas reseñas, acá en el blog. Ah, si están guardados por el tema de la segunda ola del COVID y se aburren en sus casas, pasen por https://comiqueandoshop.blogspot.com/ y descarguen el nº1 de Comiqueando Digital, o las revistas antiguas que subimos al sector de descargas gratuitas de la tienda virtual.

No hay comentarios: