lunes, 18 de agosto de 2025
LUNES CON TRIPLETE
Pasó otra Crack Bang Boom a caballo de un nuevo finde largo, y ya es hora de retomar la sana costumbre de las reseñas de los comics que pude leer en estos días.
Empiezo en 2017, en EEUU, con una antología llamada "DC House of Horror", compuesta por ocho relatos de 10 páginas en los que Keith Giffen tira los argumentos para que otros guionistas los desarrollen, pero con dos particularidades: 1) todas las historias van para el lado de monstruos, fantasmas y cosas escalofriantes y 2) el maestro se permite imaginar para cada historia un mundo alternativo distinto, en el que el canon oficial de DC no corre. Entonces lo que toma es algún rasgo importante de los personajes, alguna situación puntual, y desde ahí, apoyado en el contraste entre lo que el lector asume como familiar y la sorpresa, urde las tramas. Pero el problema es que ni aún así salen grandes historias. Hay dos bastante buenas: en una, Giffen reinterpreta a Black Canary como una villana muy jodida, y la otra nos invita a pensar, de manera sumamente perturbadora, qué pasaría si Batman y el Joker fueran en realidad la misma persona. Y hay una tercera historia interesante, que es la del fantasma de una Wonder Woman ya difunta, que vuelve convocada por unas pibas que juegan con la tabla ouija y posee a una de ellas. Una idea potente, pero no para desarrollar en 10 páginas y jugarle todas las fichas al impacto final (al estilo de los comics de la E.C.), sino para darle otro vuelo, otro rumbo y otro peso dramático.
Por suerte, estas tramas que plantea Giffen y desarrollan otros guionistas (uno más ignoto que el otro) van a manos de dibujantes que le ponen mucho huevo a su función. La primera historieta (con Martha Kent como protagonista) está muy bien dibujada por un Howard Porter que sigue en busca de la redención. La segunda (la del fantasma de Diana) está en manos de una siempre inspirada Bilquis Evely (ya veremos muy pronto un TPB todo a cargo de Giffen y la talentosa autora brasileña). La de Harley Quinn la dibuja el glorioso Kyle Baker, que es quien más se esfuerza por recrear la estética clásica de la E.C.. En la de Batman/ Joker se luce un Rags Morales soberbio, con momentos dignos de Brian Bolland. La de la Justice League se beneficia de un Scott Kolins que pone el alma en cada viñeta. La de Green Arrow y Black Canary nos muestra a un Dale Eaglesham que tampoco se guarda nada. Al maestro Howard Chaykin le tocó el peor guion (el de Billy Batson/ Shazam) y aún así entregó un trabajo más que competente. Y del único que realmente esperaba más es de Tom Raney, que despachó sin demasiado entusiasmo las paginitas de la historia protagonizada por Two-Face.
Entre una cosa y otra, DC House of Horror queda en el pilón de las antologías prescindibles, de esas que está bien comprar solo si las ves en oferta.
Me voy a Francia, año 2022, cuando la maestra Florence Cestac publica el tal vez sea su historieta más grosera: Ginette. Se trata de una novelita gráfica de 97 páginas, realizada para un formato de publicación de bolsillo (como el de los libritos que vimos el 07/05/24 o el 19/05/24), por lo que cada página tiene normalmente dos o tres viñetas, no más. Alguna vez cuatro, y alguna vez una sola, pero casi siempre dos o tres, para que el dibujo se luzca, la narrativa no se empantane y la letra de los globos se pueda poner a un tamaño más que legible.
Con Ginette no solo me cagué de risa, sino que tuve zumbidos en la entrepierna. Se trata de una prostituta que cuenta su historia en primera persona, y que no para un minuto de hablar de sexo, por supuesto en clave humorística. Esto se tendría que haber publicado en la SexHum®, de una. Es una sucesión interminable de chistes de garches, pijas y orgasmos, infinitamente más gracioso que el episodio promedio de Clara de Noche, por tomar una referencia que manejamos todos. Las anécdotas más sórdidas, los clientes más excéntricos, los más horribles, los más copados... las distintas formas y tamaños de los penes... Cestac no se priva de nada a la hora de mostrar el lado cómico de la profesión más antigua del mundo y lo hace con tanta altura, que a nadie en su sano juicio se le ocurriría arrastrar a Ginette al barro del debate que se da hoy en la sociedad acerca de las trabajadoras sexuales.
El dibujo está muy cuidado, pero no pierde esa espontaneidad, esa fuerza casi brutal que tiene el trazo de Cestac. Todo el tiempo la autora (ícono de la historieta humorística francófona) juega al límite del grotesco, y a la vez logra personajes muy lindos, muy queribles, como lo hacía el inolvidable Tabaré. Acá hay también un gran trabajo en los fondos, a pesar de que una constante que se repite en todo el libro es que los personajes y los globos están en blanco y negro y todo el resto de los elementos de la viñeta están pintados de un mismo color (el rosa que predomina en la portada). Zarpada, carismática y con un arsenal humorístico tan atractivo como sus curvas, Ginette es una obra magnífica, que arranca muy arriba ya desde el prólogo de Philippe Druillet y no pierde nunca la potencia (sexual).
Para mí, Zapam Zucum era un fanzine muy cheto editado por su propio autor, el as chileno Rodrigo López en formato chiquito y con grapas. Imaginate mi sorpresa cuando me encontré con esa misma historieta, publicada en formato álbum a todo culo por una editorial de Brasil. Dije "no puedo ser tan pelotudo de comprar un comic de un autor chileno que ya tengo, y encima en portugués". Pero después me acordé que la historia es muda, y que acá ningún traductor brazuca le metió mano a los textos de Rodrigo, así que me lo compré, para tenerlo en un formato mucho más acorde a la belleza de la historieta. En Brasil, el comic se conoce como A Lenda de Zapam Zucum y el libro está inflado con unas cuantas páginas de relleno, para llegar decorosamente (ponele) a las 56 páginas.
López nos cuenta sin palabras pero con mucha emoción y un dibujo majestuoso la leyenda de esta especie de mujer-mito de la época de la conquista española, que -según narra la leyenda- solía aparecer por La Rioja para rescatar bebés de los indígenas asesinados por los europeos, protegerlos y alimentarlos con sus gigantescos pechos. Es una historia de misticismo, violencia, crueldad y venganza en la que esta mujer enorme y desnuda, que vuela y emite leche como si fueran casi los rayos de Cyclops, acapara todo el protagonismo desde que entra en escena.
Es una historia bastante breve y sin palabras, con lo cual todo está jugado al impacto que generan las imágenes de López. No me quiero extender mucho hablando del estilo del ídolo chileno, así que quien lo desee puede releer la reseña del 27/12/18 o alguna otra de las que le dediqué en los años (siglos) que lleva el blog. La novedad acá es que López no utiliza las palabras y tiene que proveernos de toda la información necesaria para que la trama nos cautive y nos emocione solo con sus dibujos y con la forma en que organiza las viñetas en la página. El resultado es sencillamente espectacular. Si no sos fan de Rodrigo, es un gran punto de entrada a su obra y si ya lo sos, ni hace falta que te cuente por qué el álbum brazuca de la editorial Tábula es el soporte ideal para esta joya en la corona del destacadísimo autor trasandino.
Nada más, por hoy. Gracias por el aguante y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
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