el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 13 de marzo de 2010

13/ 03: DMZ Vol.5


Y bueno, aguanté todo lo que pude. Pero acá estoy de vuelta, en la Manhattan devastada de Brian Wood que no para de sumar fans. Después de lo jodidamente trascendental que fue el tomo anterior, en esta entrega Wood toma la sabia decisión de bajar un par de cambios e incluso la arriesgada decisión de sacar de escena al protagonista, Matty Roth, para concentrarse en las historias de otros personajes. Como en los primeros tomos, esta vez la atención se focaliza en no-combatientes, en tipos y minas que no pertenecen a ninguno de los bandos enfrentados en esta cruenta guerra civil. De hecho, cada una de estas seis personas protagoniza uno de los seis unitarios que forman el libro, con lo cual podemos leerlo como un tomo de historias cortas, casi un companion, un tomo “paralelo” a la saga central.
Las repaso en desorden, para recorrer primero las cuatro que dibuja Riccardo Burchielli, del cual ya no hace falta hablar. La primera nos cuenta la historia de Decade Later, un osado y genial pintor de graffitis urbanos y su amor inquebrantable por esa ciudad que lo vio nacer y que lo va a ver morir, no sin antes dejar para la posteridad su obra más original y ambiciosa. Un trago amargo pero de gran lirismo y, como siempre en Brian Wood, “de hondo contenido humano”, como dicen los críticos-de-cine-a-sueldo-de-las- distribuidoras cuando les encajan por el orto esos bodrios con Meryl Streep y Susan Sarandon.
En la segunda historia nos reencontramos con Amina, personaje secundario del tercer tomo al que Wood obviamente le reserva un rol importante para más adelante. Son 22 páginas desgarradoras, sórdidas, sin un centavo de esperanza en el bolsillo. En la siguiente historia el protagonismo se lo lleva Kelly Connolly, la cronista canadiense amigovia de Matty. Otro bajón de difícl digestión y a la vez un giro inesperado con interesantes consecuencias a futuro. Y la última que dibuja Burcchielli es la más floja del libro, centrada en Soames, un soldado que deserta de las filas de los Free States y se la juega solo en el peor lugar posible. Obviamente, termina para el orto.
Otro personaje que venía acumulando chapa dentro del elenco secundario de la serie es Wilson, el capo-mafia que se esconde detrás de ese chino sesentón siempre dispuesto a ayudar a Matty. Ahora Wood nos revela el origen de Wilson, su ascenso al trono del hampa de Chinatown y sus verdaderas motivaciones. Es un unitario excelente, encima dibujado con notables pilas por Danijel Zezelj, el genio croata al que los lectores yankis aborrecen pero que a mí (y supongo que a muchos otros fans del Viejo Breccia) me parece un ídolo.
Y nos queda un unitario más, centrado en un personaje nuevo que esperemos vuelva a aparecer: Random Fire, un DJ y MC hip-hopero con mucha onda, al que le cae de sopetón la misión imposible de evitar un cataclismo de proporciones cromagnónicas en su boliche preferido, cortesía de los hijos de puta de Trustwell. Acá nos reencontramos con los dibujos de Nathan Fox (que había colaborado en el tomo anterior), ahora totalmente influenciado por Paul Pope y a un nivel altísimo. Una vez más, Fox se complementa con el colorista Jeromy Cox mucho mejor que sus otros colegas (¿será porque tienen apellidos tan parecidos?).
Pasan los tomos y Brian Wood sigue sin tenerle miedo al riesgo. Con un ritmo distinto, con estructuras de relato distintas y con dibujantes distintos, se da el lujo de tomarse seis episodios en los que la trama no avanza más que unos pocos milímetros, pero que dedica a cerrar puntas argumentales, explorar personajes poco utilizados o simplemente a sembrar ideas que seguramente desarrollará con más énfasis en los próximos tomos. Un fenómeno.

1 comentario:

Loris Z. dijo...

El episodio de Decade Later es una de las cosas mas hermosas que lei en mi vida.

Solo eso :)