el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 4 de septiembre de 2014

04/09: EL CAUTIVO

Hoy en Argentina festejamos el Día de la Historieta y la lógica indicaba reseñar una historieta argentina. No pudo ser. Aunque con buena voluntad, algo arrima, porque lo que tengo para reseñar hoy es un comic escrito por un guionista argentino, Jorge Zentner, radicado hace más de 30 años en España, pero argentino al fin. Junto con su co-equiper ideal, el catalán Rubén Pellejero, Zentner realizó a fines de los ´80 este trabajo que luego formaría parte de la recordada colección del Quinto Centenario, editada por Planeta-DeAgostini.
Como es habitual en los álbumes de esta colección, el guionista tiene que transitar la delgada línea entre la aventura y la divulgación histórica. Zentner tiene muchas obras ambientadas en el pasado, en las que hace falta explicar contextos y exponer datos que el lector promedio desconoce, pero acá se nota que le pidieron más: más data, más investigación, más rigor. El entrerriano se la bancó muy decorosamente y logró una alquimia rara, pero efectiva. Por un lado, algunas páginas con mucho texto, mucha información, en las que Pellejero tiene que mechar cuadros en los que aparecen los personajes con cuadros que reproducen grabados de la época (año 1550, más o menos), en los que vemos cómo llegaba a Europa la información que recolectaban estos adelantados, estos tipos que salieron a explorar el nuevo continente. Algunas de estas páginas se hacen un poco densas, es verdad.
Pero por otro lado, Zentner y Pellejero se juegan a meter un montón de páginas mudas, muchas más que en los otros álbumes de la colección, y ahí es donde El Cautivo realmente levanta vuelo. Esa secuencia casi sin textos de las páginas 43 y 44, por ejemplo, es perfecta. Ahí vemos a los autores rematar la historia, activar varias ideas en la mente del lector y hasta meternos a fondo en la psiquis del protagonista (Hans Staden) quizás por primera vez en el tomo. A lo largo del álbum hay varios momentos más en los que el texto “se calla la boca” y deja que las imágenes conjuradas por Pellejero se carguen al hombro el peso de la narración. Y son todos momentos memorables, ya sea por su carácter épico o por la belleza y el grado de detalle en las composiciones, el trabajo preciocista en climas, fondos e iluminación.
A nivel dramático, este trabajo tiene el mismo problema que otros de la colección. Está todo narrado a modo de flashback, por un protagonista que ya sabemos que sobrevivió a todo y llegó a viejo. Eso le resta emoción y suspenso al relato, porque sabemos que de alguna manera Hans va a zafar incluso cuando parece estar en el horno; y por el otro obliga a Zentner a mechar viñetas del “presente” en las que Stader narra su historia a un interlocutor, que interrumpen ese ritmo más intenso que logra la trama cuando se suceden varias secuencias del europeo en la selva, en ese sacudón constante que fue su prolongada convivencia con las tribus aborígenes de lo que hoy es Brasil.
El dibujo de Pellejero está a un nivel altísimo. Todavía en su estilo ochentoso, el de la línea más finita, más cercana a la de Alfonso Font, años antes de emprender ese camino hacia la síntesis, que se ve mejor en sus obras posteriores a la primera mitad de los ´90. La faz gráfica del álbum está plagada de aciertos: el tratamiento del color es magnífico, los climas te ponen los pelos de punta, el manejo de la documentación histórica es impecable, las escenas de acción están resueltas con sobriedad y los primeros planos nunca son gratuitos, sino que están ahí cuando Pellejero necesita subrayar desde los rostros las emociones que en cada momento atraviesan a los personajes.
Con este álbum, Zentner y Pellejero terminaron de demostrar por qué fueron una de las duplas más sólidas de la historia del comic español. El Cautivo les propuso una partida complicada, con restricciones y exigencias que no habían tenido en los álbumes de Dieter Lumpen, ni volverían a tener más adelante. Sin embargo, el entrerriano y el catalán se las ingeniaron para dejar su impronta autoral en el álbum y para regalarnos (otra vez) unas cuantas páginas sumamente disfrutables para cualquier fan de la aventura histórica. Otro de los libros del Quinto Centenario que se tendrían que reeditar cuanto antes.
¡Feliz Día de la Historieta para todos!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Felíz día de la historieta! Aguante Andrés.

Dolape

Anónimo dijo...

Estimado Sr. Accorsi, ante todo muy felíz Día de la Historieta, porque usted para bien o para mal (según quien lo mire) ya es parte de la historia de la historieta argentina. Sin embargo (y esto es una apreciación netamente personal) que título más desabrido eligió para reseñar este día. No lo tome a mal. Saludos.

M

Alejandro Pablo dijo...

Hola Andrés! Feliz día! Comicópolis va a ser en el mismo pabellón que el año pasado? Gracias.

Andres Accorsi dijo...

Sí, Alejandro.
Los stands, las muestras y el espacio infantil van a estar en el mismo predio.
Las charlas no, se van a hacer justo enfrente del microestadio, en dos auditorios muy grossos.