el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 13 de octubre de 2014

13/ 10: 20 AÑOS NO ES NADA

Este libro de la mítica “colección azul” de Hyspamérica es, ni más menos, lo que habría que hacer con todos los humoristas gráficos cuando cumplen 20 años de trayectoria. En 1988, cuando salió este libro, Caloi festejaba 20 años con la profesión y en fechas parecidas a las de la aparición de este tomo, se lo homenajeaba con una gran retrospectiva de su obra en el Centro Cultural Recoleta. Lo mejor de lo mucho que se vio en aquella muestra (incluyendo el extenso texto que Juan Sasturain escribió para el catálogo de la misma) está en 20 Años No es Nada, una publicación de llegada mucho más amplia que el catálogo de una muestra.
Lo mejor que tiene el libro es que, sobre 144 páginas, sólo 20 están dedicadas a las tiras de Clemente. Nadie discute que la tira representa el pico de la popularidad de Caloi, pero para 1988 todavía eran bastante conseguibles las reediciones del sello El Pájaro y el Cañón, que compilaban la tira diaria desde el principio, sin saltearse ninguna. Por si eso no alcanzara, las 75 tiras de Clemente que se reproducen pertenecen a los primeros años, que (no me canso de repetirlo) son los que a mí más me gustan. Tengo varias en El Libro de Clemente de Ediciones de la Flor y casi todas en los tomitos de Clarín que vimos hace poco, pero está todo bien, es una repetición casi bienvenida.
Otras 12 páginas están dedicadas a los chistes que hizo Caloi entre 1971 y 1976 para promocionar los cigarrillos Parliament. Quizás no sean sus mejores chistes, pero tienen un nivel de dibujo asombroso, y como la marca ponía estos avisos en medios muy distintos, le dieron una gran visibilidad a los trabajos del autor.
También hay 12 páginas tituladas “Bocetos y distracciones”, que son eso: bocetos inéditos, garabatos, estudios, dibujos inconexos que brotaban con total libertad y cero pretensión humorística o narrativa de la prodigiosa pluma de Caloi. Acá se ve con una contundencia demoledora la versatilidad, la belleza, el control perfecto que Caloi tenía sobre su grafismo, con el que podía levantar vuelo y dibujar –literalmente- cualquier cosa, en cualquier estilo.
Y el resto del libro, el tramo más sustancioso, recopila chistes e historietas de los primeros años de carrera del maestro. Desde dibujos realizados a los 3 o 4 años, hasta material de la primera mitad de los ´70, cuando ya era un profesional destacado. La mezcla es completísima: hay humor gráfico tradicional, del que se publicaba en los ´70 en cualquier medio no necesariamente vanguardista, hay humor más reflexivo (“a lo Quino”) y hay material absolutamente experimental, tanto desde lo estético como desde las historias que se cuentan. Esas historietas tan típicas de Tute, en las que un tipo reflexiona acerca del amor, la soledad, la incomunicación, los miedos, los sueños incumplidos… eso ya lo hacía Caloi en 1970. La nostalgia del barrio que exploraría años más tarde en esas “sagas” de Clemente centradas en Bartolo y su tranvía, también estaba presente en los chistes e historietas de sus primeros años. El absurdo, el sinsentido y el mestizaje entre ambos y la poesía se ve clarísimo en algunos de estos trabajos “antiguos”, anteriores al desarrollo del estilo definitivo, de la impronta gráfica que identificaría a Caloi durante las décadas posteriores.
Si venís a buscar chistes, los vas a encontrar y te vas a reir. Pero si querés ir más allá, y te interesa (además de disfrutarlo) estudiar a fondo a Caloi, sobre todo su “Year One”, su etapa pre-Clemente, este libro aporta documentación fundamental, que hasta entonces estaba dispersa en revistas difíciles de conseguir e incluso en cuadernos privados del autor, que nunca habían visto la luz. Versatilidad y virtuosismo son, sin dudas, las palabras clave para describir este paneo por esta primera etapa en la carrera de uno de los nombres realmente fundamentales que tuvo el humor gráfico argentino. Libros como este (accesibles, sin lujos innecesarios en la edición) resultan vitales para jerarquizar las bibliotecas de todos los interesados en el humor, la historieta o el dibujo en general. Algún día terminaremos de digerir lo grossa que fue la colección de Hyspamérica…

2 comentarios:

Luis dijo...

Hola Andrés: En el primer tomo de esta colección se incluía un folleto a color donde figuraba el listado completo de libros por aparecer. En total eran 38, pero finalmente salieron 30, supongo que hiperinflación mediante...
Como curiosidad, estos son los dibujantes que quedaron en el camino: Langer, Lawry, Di Palma, Sanzol, Calé y Divito.
Saludos!


Luis dijo...

Me faltan dos!: Ian y Ortiz...