el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 3 de marzo de 2015

03/ 03: MISTERIOS DE CUARTO CERRADO

La verdad es que este subgénero del cuento policial basado en crímenes que se cometen en una habitación cerrada de la que supuestamente nadie puede entrar ni salir (onda el baño del fiscal de Puerto Madero) no me emociona en lo más mínimo. Me parece un artificio muy evidente, casi una canchereada por parte de los escritores. Canchereadas que ni siquiera salen bien, porque muchas veces la resolución es chotísima, o tramposa, o sumamente predecible. Esta vez, sin embargo, se encargó de seleccionar y adaptar los cuentos a la historieta el maestro uruguayo (aunque nacido en México) Rodolfo Santullo, y además juntó un dream team de dibujantes que logró con creces poner a este libro en la pila de los irresistibles.
Una vez leído el libro, me parece que, de las ocho historias que adaptó Santullo, me gustaron con suerte dos. Y toleré mínimamente a un par más porque están bien narradas, no por los argumentos. Veamos…
La Carta Robada, de Edgar Allan Poe, no puede ser más obvia. Nueve páginas para contar eso es un disparate, se podría haber hecho en cuatro. Menos mal que el dibujo de Oscar Capristo es excelente, con unas composiciones exquisitas y un laburo monumental en la aplicación de los grises en el photoshop.
El Jorobado, de Arthur Conan Doyle, está bastante bien. Sobre todo porque es el primero de tres o cuatro relatos que se resuelven de modo muy parecido: con la aparición de un animal capaz de meterse en lugares que para un ser humano serían imposibles. El dibujo de Lisandro Estherren, muy jugado a los climas, es una verdadera maravilla. Quiero ver más trabajos suyos en ese estilo.
Otra de Conan Doyle es La Banda de Lunares, también muy estirada y con el mismo final que la anterior: de nuevo un animalito entra y sale de donde nadie podía entrar ni salir. Hay un personaje muy interesante (el Dr. Roylott) pero la historia es floja. El dibujo, a cargo de Juan Manuel Tumburús, aporta onda, dinamismo y algún guiño al gran Sean Murphy.
El Hombre Invisible, del inmensamente grosso Gilbert K. Chesterton es otra historia resuelta con trampa. El planteo es interesante, pero el final parece una tomadura de pelo. Y me gustó mucho el dibujo de Kwaichang Kráneo, más cargado, con más negro y con fondos más laburados que en otros trabajos suyos.
La otra de Chesterton, La Forma Equívoca, tiene un misterio muy bien armado, complejo, lindo… y también se cae en la resolución, que rifa el verosímil construído en las primeras páginas. Gran trabajo en la faz gráfica de Matías Bergara, que prueba cosas nuevas con el claroscuro y se luce aplicando tramas mecánicas.
El Problema de la Celda Trece, de Jacques Futrelle, te engancha con el planteo y con el protagonista, un personaje muy interesante. Y de nuevo, el final es una fumariola frutihortícola que derrumba el clima de misterio y casi parece una joda. El dibujo de Roberto Viacava es muy sobrio, sin grises, con muchos logros en la narrativa.
Una Cama Terriblemente Extraña, de Wilkie Collins, repite la fórmula: planteo y protagonista muy atractivos y una resolución absurda, casi payasesca. Por suerte en el medio tiene esa secuencia alucinante del juego de cartas, y cuenta con un Juan Ferreyra (hoy consagradísimo en EEUU) que sale a matar desde la primera viñeta hasta la última. Soberbio trabajo de Ferreyra, tanto en la narrativa como en el grafismo, muy bien apoyado con la aplicación de los grises.
Y terminamos con Los Crímenes de la Rue Morgue, otro clásico de Poe. Me acuerdo de haber leído el cuento y más de una adaptación al comic… y creo que nunca se me hizo tan soso y predecible como esta vez. El ritmo que le da Santullo al relato está bueno, pero lo que cuenta es tan obvio que no me llegó a atrapar. De nuevo, se salva por los dibujos de Leandro Fernández (también autor de la portada), que son una fiesta para los ojos. Un manejo de los climas, un claroscuro pasado de rosca, un expresionismo acertadísimo… una bestia, bah.
En fin, si te gustan este tipo de historias ambientadas en la Inglaterra decimonónica, con detectives guacho-pija que resuelven casos complejísimos sin despeinarse, es muy probable que esto te vuelva loco. A mí, que esa temática no me engancha en lo más mínimo, Misterios de Cuarto Cerrado me sirvió para disfrutar de los dibujos de ocho artistas a los que admiro, todos en un nivel formidable. Y además me da pie para recomendar (a los que además de comic leen literatura) The Man Who Was Thursday, una novela de Chesterton demasiado buena para ser real…

2 comentarios:

mdimaggio dijo...

Muy buena review y nuevamente leo la recomendación al libro de Chesterton, tendré que buscarlo y leerlo. Gracias maestro

Milo Garret dijo...

A mí me encanta el policial de enigma y los misterios de cuarto cerrado, así que me lancé con muchas expectativa sobre este cómic (además banco a Pictus). Pero me pasó algo parecido a lo que decís. Las historias (ya las había leído casi todas o todas) me parecieron flojitas; los dibujos de muy buenos para arriba. Y eso que algunos cuentos ("El hombre invisible", sin ir más lejos) me parece que funcionan muy bien como cuentos.
Una pena porque la idea me parecía super atractiva, Santullo tiene laburos notables, la edición está impecable. Capaz haya revancha con otros cuentos que funcionen mejor en el pasaje al cómic.
Abrazo
ps: The man who was thursday es genial pero The Man Who was October es mejor