el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 19 de diciembre de 2017

TRES DE MARTES

Día horroroso por varios motivos, pero bueno, vamos con una nueva tandita de reseñas.
¡Terminé Bakuman! Los muchachos de Ivrea cumplieron con la meta de publicar el Vol.20 antes de fin de año y acá está, comprado y leído, como debe ser.
Esta vez Tsugumi Ohba y Takeshi Obata logran lo imposible: focalizar el principal conflicto del tomo en el que hasta ahora era el peor personaje de la serie, Miho Azuki, la “novia” de Mashiro a quien vimos convertirse en una conocida actriz que pone su voz en distintas series animadas. Y acá es donde los autores sacan chapa de genios: les alcanza medio tomo para darle a Azuki toda la onda, la profundidad y la fuerza que no había mostrado en los 19 tomos anteriores. De pronto, esa boludita histérica pela lo que hay que pelar y se suma a la lista de los grandes personajes que nos deja este manga de amor al manga.
El resto del tomo es –ni más ni menos- la consagración definitiva de los Muto Ashirogi, dos autores ya curtidos, que ahora sí, imponen sus propias reglas y controlan ellos mismos cada aspecto de su carrera, como los nº 1 que son. Sobre el final, Ohba y Obata se acuerdan de que tienen que cerrar la trama romántica entre Azuki y Mashiro, y hacia allá va el último tramo, no sin antes regalarnos excelentes secuencias de “cierre” de los demás personajes y una secuencia especialmente emotiva, difícil de leer sin que se te ponga la piel de gallina, que es la de la carta que Mashiro le escribe a su tío muerto.
El dibujo, magnífico como siempre, con un brillo especial en un tomo tan superpoblado de textos. Y llego a la última página con ganas de que Bakuman siga muchos tomos más… o que salga un manga con Eiji Niizuma como protagonista y los Muto Ashirogi como secundarios… no sé, cualquier cosa mínimamente ligada al universo Bakuman me saca la guita con total facilidad, estoy entregadísimo. Una vez más, recomiendo enfáticamente esta maravilla del Noveno Arte a los que todavía no se hayan enganchado. Gracias Ohba, gracias Obata, gracias Ivrea. Ovación de pie para ustedes.
Victory es el segundo tomo recopilatorio de la actual etapa de Astro City, la que edita el alicaído sello Vertigo. Es un tomo medio trampa, porque trae sólo cuatro episodios de la serie regular y a modo de complemento, una especie de Secret Files & Origins (hermoso) editado mucho antes, cuando Astro City salía de vez en cuando en el sello WildStorm.
Para el arco de cuatro episodios, los maestros Kurt Busiek y Brent Anderson nos proponen hacer foco en Winged Victory, la Wonder Woman de este universo, en una trama que la obliga a replantearse su rol en este mundo, su relación con los otros héroes (en especial con Samaritan y el Confessor, que vendrían a ser Superman y Batman) y su forma de encarar su “misión”. De paso, Busiek encuentra la excusa perfecta para ahondar en su origen y para reforzar su personalidad. Obviamente de acá sale una Winged Victory mil veces más interesante que lo que habíamos visto hasta el momento.
La lucha de las mujeres, la manipulación miserable de la verdad por parte de los medios, la lealtad entre los que dicen defender los mismos valores… todos temas muy candentes, abordados por Busiek desde un relato clásico de superhéroes, con villanos, machaca, secretos y poderes limados. Todo un logro de este consumado guionista, bien acompañado por un Anderson clásico y elegante, que deja la vida cada vez que tiene que dibujar a WV. Muy lindo material.
Y cierro con el Vol.2 de Historias DeLirantes (el Vol.1 lo comen-
tamos el 05/12/16), en el que Chanti renueva el elenco de la serie para ofrecernos personajes totalmente distintos y aún más logrados que los del Vol.1. Las clases de la Señorita Lirantes son una cátedra de humor, donde hay lugar para los juegos de palabras, pero también para el absurdo, la escatología, el humor físico y hasta sutiles bajadas de línea socio-política. Todo esto dibujado con muchísimas pilas, por un Chanti que trata de compensar con la imaginación y la fluidez de su trazo el hecho de que en la mayoría de las viñetas vemos básicamente siempre lo mismo. Igual no te aburrís ni a palos.
Como complemento, la historieta para chicos más rara que leí en mi vida: CruciTramas, un experimento formal en el que Chanti juega con la gramática misma de la historieta. El mendocino narra una historia en una especie de “lienzo infinito”, que es constantemente alterado e invadido por cosas que transcurren en las márgenes, supuestamente por fuera de la historieta central. El espacio y el tiempo, el adentro y el afuera se mezclan en un relato absolutamente adictivo, donde llega un punto en que querés ver a Chanti tropezar con la inmensa envergadura de sus pretensiones… cosa que no sucede jamás. CruciTramas es una locura, una quijotada historietística a nivel Marc Antoine Mathieu, de la que Chanti sale obscenamente bien parado. Precioso librito, para regalarle a los pibes ahora que vienen las fiestas.
Tengo leídos un par de libros más, así que esta semana seguro tenemos más reseñas acá en el blog. ¡Hasta pronto!

7 comentarios:

Luq dijo...

Cómo voy a extrañar a Bakuman.
Cerró bastante bien, teniendo en cuenta que tenían que cerrar el peor de los plots que habían abierto. Y ese final romanticón... psé.
Lo mejor fue lo que hubo antes, por lejos.
Ahora igual lo releería porque al final me quedó un regusto de demasiada moralina, probablemente por ser un shonen, con toda esa fantochada de perseguir el sueño, una suerte de exaltación de la virginidad y el purismo, de la monogoamia y la heterosexualidad, del capitalismo...
Tengo que releerlo.

Andrés Accorsi dijo...

Es tan buena que también se puede disfrutar muchísimo sin compartir los valores que exalta la obra...

Luq dijo...

Sin duda. Lamentablemente me está costando un poco en estos tiempos de mierda, como tratar de encontrar algo valioso en una persona aunque sea capaz de votar a Macri/Carrió o decir "qué barbaridad cómo agredían a la policía!".

Zambrano dijo...

Recomiendo la obra de anime análoga a bakuman: Shirobako.
Al igual que lo de ohba y obata, se trata de un anime protagonizado por empleados de un estudio de animacion, plagadode referencias a obras reales y cameos de realizadores existentes y hecho con un amor y calidad que emociona hasta las lágrimas.
Tiene un plus con respecto a Bakuman: no es un shonen, sino que encarna un estilo de slice of life un poco más adulto y realista, con aires de comedia de oficina.

Y comparto que con Bakuman por momentos se me hizo medio horroroso ante todo el nivel exacerbado de sexismo y la forma irreal y nociva en que se retratan las relaciones de pareja (cosa que tambien ocurre en death note), incluido la relacion de akito y kaya, que al comienzo parece mas copada, pero termina siendo que la mina termina renunciando a su talento como deportista para dedicarse a hacerles de mucama en el estudio! Jodeme, si en los ultimos tomos ya es que no aparece nunca si no es con un lampazo en la mano!. Me parece que Ohba es un hikikomori que no solo no la pone, sino que en su vida no habló con otra mujer que no sea su vieja y la seño del jardincito.
Lo que mas me temo es que el nivel de sexismo de Ohba no parece ser una locura de él, sino un muestrario de la mentalidad japonesa del siglo XXI.

Y pese a todo, los méritos de bakuman fuera del area de representacion de generos son tan enormes, que es dificil no amar ese fuckin manga.

Luq dijo...

Me había hasta olvidado de la pasión deportista de Kaya. Y la pobre aparece hasta en la tapa del 20 con el estropajo.
De hecho todas las mujeres aparecen con roles pasivos, sumisos, y así se vuelven atractivas, en el extremo de Koh, y la otra guionista reúne todos los estereotipos sobre la histeria.
Ni que hablar de la familia de Azuki, con un padre proveedor que no llega ni a aparecer y una madre ama de casa digna de la revista Caras: no solo es hermosa, limpia la casa y cocina, sino que haya de ocupa de ir una vez por semana a limpiar su vieja mansión.
Es verdad que está bueno disfrutar lo que está bueno más allá de lo que no se comparte, pero es un problema que aquello que no comparto es a su vez reproducción de una serie de representaciones casi nefastas, y eso también opera.

spidergato dijo...

Genial serie que terminó Ivrea en Argentina, ahora por la periodicidad, me parece que no vendió mucho (recién se reedita el 2do tomo, después de unos 5 años), una lástima porque es una oportunidad de aprender, como se mueve todo en una editorial de la san puta como la Shonen Jump. Respecto a las criticas que le hacen... son aceptables, pero también es obvio que son defectos que tenes que anticipar... es una publicación de la Jump, se mueven los intereses para la franja de consumidores, por lo tanto no se que tan real es la participación de los autores en esas "formas". Sobran ejemplos en el manga, de lo cerrados que son los editores japoneses cuando algo se sale de las reglas establecidas.

Aún así (sin ser partidario de la moralina) es un manga tremendo, ejecutado a la perfección por sus autores, nunca vi nada parecido. Y la verdad que tenes que ser una maquina para que no te emocione. Me saco el sombrero, hay que tener huevos y meter una historia como esta en la Jump.

Mauricio dijo...

Un compañero del laburo me dio todos los tomos de Bakuman hace una semana no puedo parar de leer, voy por el tomo 16 los devoro de ida y vuelta del laburo, hace rato que una obra me atrae tanto.