el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 12 de junio de 2018

THE INCREDIBLES 2

Catorce años después de habernos detonado las neuronas y las retinas con aquel clásico insumergible que fue The Incredibles, el maestro Brad Bird vuelve recargado, a reincidir con una secuela que retoma a la familia Parr justo cuando la dejamos en la primera entrega.
A lo largo de casi dos horas, Bird redobla la apuesta en materia de acción, humor y despliegue visual. Cada decorado, cada iluminación, cada traje, cada diseño de cada personaje, cada movimiento de cámara, cada detalle (hasta el más mínimo) están ahí para asombrarnos y para meternos más y más en la historia. En todos estos rubros, en la música y en las voces, The Incredibles 2 te recontra-caga a trompadas. En todo caso, el problema está en el guión.
A ver… es un gran guión, repleto de momentos gloriosos para cualquier fan de los superhéroes o para cualquiera al que le guste ir al cine a divertirse con un combo de machaca y comedia. El tema es que está demasiado jugado al enigma de la identidad del villano, el maligno Screenslaver, dueño de un discurso que trata de poner en crisis el rol de los medios de comunicación de un modo punzante, filoso, interesantísimo para la reflexión. Y el misterio no se sostiene, ni a palos. Antes de la mitad de la película, yo (que soy un boludo importante) ya había deducido quién estaba detrás de las felonías de Screenslaver. No quiero dar ninguna pista, porque ver esta peli sabiendo de antemano quién es Screenslaver debe ser más amargo que 30 meses de ajuste neoliberal. Lo cierto es que me da la sensación de que cualquiera con dos dedos de frente se va a dar cuenta mucho antes de que llegue la escena de la revelación.
Si eso no te la baja un toque, la vas a pasar bárbaro, sobre todo si sos fan de Elastigirl o de Jack-Jack, que son los personajes cuyos roles más se destacan en esta secuela. La peli se mete además con dos temas muy interesantes: por un lado, el rol de la mujer en la familia y cómo se le complica al hombre hacerse cargo de tareas que tienen que ver con el cuidado de la casa y los hijos, que la mujer realiza casi de taquito; y por el otro lado, cómo y dónde se puede orquestar la reivindicación pública de los superhéroes, prohibidos a nivel global hace 18 años y considerados una amenaza para la sociedad. Si hacés el jueguito mental de reemplazar “superhéroes” por “milicos”, capaz que te vas del cine con un cagazo bárbaro.
Por afuera de los temas centrales, The Incredibles 2 te va a sorprender con un montón de boludeces y guiños copados, muchos referidos a los poderes de Jack-Jack, otros vinculados a los superhéroes “nuevos”, o en rigor de verdad, que hacen su debut en esta peli. Y por supuesto, con nuevos matices en personajes ya conocidos, como Frozone o Edna Mode, cuya voz es nada menos que el propio Brad Bird.
En medio de este océano de películas de superhéroes que venimos navegando hace varios años, The Incredibles 2 no es para nada una más. Bird conserva intacta su impronta siempre original, siempre aguda, siempre emotiva, y la estructura de Pixar está ahí para garantizar (en su vigésima película) ese nivel de calidad que trasciende la pantalla y que hace que estas producciones puedan volverse favoritas tanto de los más chicos como de uno que ya está tirando a anciano. Ojalá a Bird le pique el bichito de las secuelas infinitas y no tarde otros 14 años en contarnos una nueva historia protagonizada por la familia Parr.
Ah, como es costumbre en las pelis de Pixar, antes de The Incredibles 2 se proyecta un cortometraje, también animado. No te lo pierdas, que es una delicia.




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