el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 29 de octubre de 2018

LUNES DE POSGUERRAS

Sigo adelante con mis lecturas y hoy arranco en 2013, cuando se publica Las Guerras Silenciosas, un excelente trabajo de Jaime Martín, bastante emparentado con Los Surcos del Azar, de Paco Roca (la vimos el 18/07/15). Al igual que Roca (y que Fuchi Bayúgar, y que Art Spiegelman y tantos otros), Martín se desdobla para aparecer en dos roles: autor y personaje. En este segundo rol, hace lo mismo que sus antecesores: acompañar a un veterano de una guerra (en este caso, Pepe, su padre) en un recorrido por la memoria que le permita traer al presente una o varias historias ambientadas en épocas de conflictos armados bien turbios. Pepe Martín estuvo un año y medio en la colimba, entre 1962 y 1964, plena dictadura de Francisco Franco, y le tocó servir a (los milicos más hijos de puta de) su patria en el norte de África, donde las tropas españolas mantenían una tensión armada con las milicias marroquíes.
Visto desde hoy, el conflicto en el que le tocó participar a Pepe Martín no tiene la espectacularidad de la Guerra Civil Española, ni de la Segunda Guerra Mundial, ni de la más cercana Guerra de Malvinas. Pero el relato del hoy anciano está muy bien potenciado por el talento de su hijo para contar buenas historias en este medio llamado historieta. Como Fuchi Bayúgar en Tortas Fritas de Polenta, Jaime rescata también el aspecto casi de comedia costumbrista de la vida en los cuarteles, donde su papá y sus amigos sufrían el hambre, el calor extremo y el innecesario rigor (rayano en los delitos de lesa humanidad), fruto de la mala leche de esos milicos ignorantes y perversos, empoderados por el hecho de que España estaba gobernada por el fascismo. Jaime también nos obsequia mucha data acerca de la sociedad española de la época en la que sus padres fueron adolescentes y jóvenes, como para que no nos aburramos de ver todo el tiempo a los soldaditos chivando y preparándose para una batalla épica contra “el enemigo” que no va a llegar nunca.
El resultado es una obra que habla de amistad, de amor, de sacrificio, de sueños de juventud, de aguante frente a la injusticia y la adversidad. Por supuesto, el panorama más oscuro se vuelve luminoso cuando lo dibuja Jaime Martín, con ese estilo engañosamente limpito, que transmite la sensación errónea de que es muy fácil dibujar así. El trazo, el color, el laburo en la documentación, en los fondos, en el lenguaje corporal de los personajes, todo es hermoso en esta obra de Jaime. Una vez más, me encontré con un autor definitivamente dotado para estas historias de base 100% real y de contenido fuerte, a menudo desgarrador y siempre muy humano.
Vuelvo a 2018, a nuestro país, donde se editó El Desierto de Nemo, primera novela gráfica de la dupla integrada por Fernando Maiarú y Estanislao Marugo, dos autores oriundos de Tandil que (según tengo entendido) no dividen las tareas entre guionista y dibujante, sino que escriben, dibujan y entintan de a dos.
El dibujo me gustó bastante. Me pareció muy flojo el diseño de esas bestias a las que llaman “perros” y el resto me fue convenciendo a lo largo de la novela. Para el final, M&M están muy sólidos, en una estética en la que conviven los trazos Scott McCloud y Jeff Smith con un tratamiento de la masa negra más cercana a Eduardo Risso. La narrativa es prolija, con alguna viñeta en la que la información es excesiva y complica un poco la composición, pero sin mayores tropiezos. Para ser autores nuevos, toda la faz gráfica de El Desierto de Nemo es sumamente cumplidora.
Sin embargo, lo mejor que tiene El Desierto de Nemo, para mi gusto es el clima. Un clima crepuscular, de melancolía, tipo película de Hayao Miyazaki, que en algún momento va a permitir que se filtre una sonrisa, un poquito de esperanza, algún mimo para el alma. Como en las pelis de Miyazaki, acá se habla muy poco, los silencios tienen bastante peso y uno se imagina una música casi siempre bajonera, con algunos momentos más épicos, más dramáticos.
Y el guión… no es horrible, pero la verdad que me cerró bastante menos que el dibujo y el clima. El conflicto principal es atractivo. El problema es que M&M lo desactivan en la página 27 y dedican las siguientes 58 páginas a contar otras cosas que nada tienen que ver con lo que parecía ser el núcleo dramático de la historia. Cuando faltan unas 30 páginas para el final, llega el volantazo que re-acomoda la trama en su cauce original (la búsqueda de la mamá de Nemo), esto se resuelve de un modo predecible pero sumamente emotivo y satisfactorio, y ahí, a modo de epílogo, los autores le ponen un muy lindo moñito a la otra historia, la que desarrollaron en las 58 páginas del medio. En el mundo de El Desierto de Nemo pasan cosas que no se parecen en nada a las de ningún otro mundo en el que nos hayamos internado de la mano de otros comics... pero M&M no nos explican absolutamente nada acerca de él. No hay casi indicios acerca de cómo se llegó a este staus quo, y no precisamente porque la obra tenga pocas páginas y resulte imperioso sintetizar. Hay pistas de una guerra bacteriológica (o algo así) y no mucho más.
Estoy atento a futuros trabajos de Maiarú y Marugo, porque esta ópera prima tiene unos cuantos puntos a favor. Y mientras tanto, sigo leyendo y reseñando otras cosas, acá en el blog. Gracias y hasta la próxima.

1 comentario:

Fer dijo...

Andrés! Leo tu blog desde hace unos años y esperaba tu crítica de "El desierto de Nemo" con ansiedad y un poco de temor. Antes que nada, mil gracias por haber leído nuestro libro, y tomarte el tiempo de reseñarlo. Prestamos muchísima atención a todo lo que pusiste. Sabemos que podemos mejorar mucho, así que este tipo de devolución nos es importantísima.
Gracias por los puntos positivos también. Apuntamos a hacer una historia distinta, y me alegra que parte de eso haya llegado.
Con gusto te hacemos llegar nuestro próximo trabajo en cuanto tome formato de libro. Es una historia de tinte medieval fantástico, más clásica que Nemo, titulada Talvi Saga y que vamos publicando en formato fanzine. Y al igual que Nemo, ambos ejercemos el rol de guionistas y dibujantes.
Vamos a seguir atentos a tu blog! Gracias!

Fernando Maiarú